- ¡Cuidado! - gritaron al unisono, demasiado tarde para evitar el fuerte golpe del balón de fútbol contra la cabellera rubia.
Haseul: Jinsoul, santo Dios, ¿Estás bien? ¿Puedes pararte? - pregunto preocupada la peli corto. La rubia que aún seguía en el piso ocultando su rostro, no respondió a su amiga. No quería alzar la mirada, le dolía, estaba avergonzada y podía escuchar las risas de los chicos y chicas que estaban en el campus.
Jungeun: ¡Hey, rubia, espero que no hayas estropeado mi balón! - grito burlándose la castaña. La sangre de Jinsoul hirvio en sus venas, quería levantarse y tomar el balón para meterselo a la idiota de Jungeun por dónde mejor le entrara.
Pero no iba a hacerlo, si no estuviera lastimada, tal vez lo hubiera intentado, pero su cabeza dolía, sus ojos estaban llenos de lágrimas y sentía que su cuerpo no respondía a las órdenes de su cerebro, tal vez el golpe se lo había estropeado.
- ¡Kim Jungeun, camina a la oficina del director! Vamos, querida, te llevaré a la enfermería. - hablo la entrenadora de las porristas. Ahora las burlas ya no eran para Jinsoul, se habían dirigido a la futura presa del director.
Jungeun: Es injusto, yo no hice nada, ni siquiera fue a propósito, es todo un maldito accidente. Esa maldita perra llorona de Jung. - murmuraba molesta mientras daba pisotadas hasta la oficina del director.
Mientras Jungeun era reprendida por el director y la entrenadora, Jinsoul era bien atendida por la enferma, quien le había pedido reposar y comer algo mientras se sentía mejor. Al final la broma de Jungeun la había perjudicado más a ella misma que a la rubia.
Jinsoul se había saltado un par de clases haciendo uso del permiso de la enferma de la escuela, su amiga Haseul la había visitado durante el descanso y le había mencionado que Jungeun había recibido un castigo, iba a quedarse luego de las clases y limpiar la goma de mascar pegada en los pupitres, cosa que a Jinsoul no solo la divirtió, si no también la lleno de alivio. La idiota de Kim iba a recibir el castigo que merecía.
- ¿Estás segura que te sientes mejor? - pregunto la enfermera y Jinsoul asintió, era hora de la última clase, biología. Jinsoul no era tan buena pero deseaba asistir, no por la clase, quería ir y burlarse un poco de Jungeun.
Sin prisa camino por el pasillo vacío, la campana ya había sonado hace unos cinco minutos, pero ella no tenía prisa, después de todo acababa de salir de un fuerte accidente, los profesores tendrían que entenderla.
Antes de llegar al salón, paso por una máquina expendedora dónde metió un billete, recibiendo a cambio goma de mascar, que inmediatamente metió a su boca y comenzó a masticar.
Al llegar a su salón le explicó al profesor el motivo de su tardanza, el hombre de unos sesenta años comprendió y permitió que la rubia entrara a su clase.
Jinsoul podía sentir como la mirada de Jungeun la quemaba, así que volteo a verla, efectivamente encontrando a la castaña observándola con molestia. La rubia sonrió y metió la punta de dos de sus dedos entre sus labios, sacando la goma de mascar y mostrandosela a Jungeun, para acto seguido pegarla bajo la mesa de su pupitre, logrando que Jungeun perdiera la cabeza.
La castaña con rabia golpeó la mesa de su propio pupitre con las palmas de sus manos y se puso de pie, llamando la atención de todo el salón.
Jungeun: ¡Voy a meterte esa mierda por el trasero, Jung. Te lo prometo, perra estúpida! - todos, incluyendo al profesor estaban sorprendidos por las palabras de la castaña. La mejor amiga de Jungeun, Sooyoung soltó una carcajada luego de unos segundos y varios más la siguieron y alentaron a la castaña a cumplir con sus palabras. Jungeun furiosa comenzó a caminar en dirección a Jinsoul y el profesor se apresuró a sostenerla por el brazo, impidiendo que cumpliera su promesa.
- ¡Señorita Kim! ¿Acaso se ha vuelto loca? ¡Vaya ahora mismo a la oficina del director! - ordenó el hombre y Jungeun estaba mucho más molesta ahora.
Casi siempre era así, Jungeun le jugaba una pasada a Jinsoul, pero la rubia que era más inteligente, se la devolvía y lograba que la castaña se lo pagará el doble o el triple.
Cuando las clases terminaron, Jinsoul caminaba junto a Haseul y su hermanastra, Park Chaewon hasta el estacionamiento, no había ni señas de Jungeun, sus amigos estaban en el mismo lugar de siempre, pero ella no estaba ahí, así que Jinsoul supuso que estaba cumpliendo con su castigo.
Sooyoung: ¿Que miras, Jung? ¿Perdiste alguna de tus neuronas por acá? - grito la más alta.
Jinsoul: ¡Si, creo que la metí en tu trasero! - varios chicos rieron, Sooyoung ya no dijo nada, simplemente le mostró su dedo del medio y siguió en lo suyo mientras Jinsoul seguía su camino.
Haseul: Jinsoul, hablo en serio, cuando menos lo esperes, Jungeun y su grupito te darán una paliza. Olvídate ya de ellos.
Jinsoul: No te preocupes, Haseul, Jungeun jamás se atrevería. Es una perra que ladra mucho, pero esas no muerden. - Chaewon alzó una ceja, estaba divertida con la plática.
Chaewon: Yo realmente no me preocuparía, Haseul, mi hermanita tiene todo bajo control - rió. - ¿Vienes a almorzar a casa? - pregunto a la peli corto.
Haseul: Hoy no, Gowonie. Iré a ver a mi abuela hoy, almorzare con ella. Tomaré el autobús, ¿Bien? - ambas rubias asintieron. - Las amo, nos vemos el lunes. - se despidió besando la mejilla de ambas. Jinsoul y Chaewon se dirigieron a su auto luego de perder de vista a Haseul. En el camino varios chicos y chicas saludaban y trataban de coquetear con las hermanas, aunque quien se llevaba más coqueteos era la más alta de las dos.
Chaewon: Ser la capitana de las animadoras te hace muy popular, cualquiera de estos idiotas besaría el piso por el que caminas, a veces no entiendo porque no dejas de perder tu tiempo con... - Jinsoul había fulminado a Chaewon con la mirada y la más baja había comprendido a la perfección que debía dejar de hablar, no era de su importancia de todas formas y aunque ambas sabían que Chaewon tenía razón, Jinsoul no quería escucharlo.
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Is it all my imagination.
Fanfiction- ¡Jamás admitiría que te amo! - escupió sin pensar, su enojo se había esfumado, ahora era vergüenza, vergüenza y miedo. - Dejemos de vernos. - hablo con desdén la castaña.