Lejos de poder representar sus emociones y dejarlo conmocionado. Quería y a la vez no podía sentirse bien estando con él. Ese francés intentaba llegar de alguna forma hasta su corazón y profanar lo que antes era suyo.
Lo amaba pero no tenía sentido...
La vergüenza con la que llegaba cruzar miradas con el francés le causaba una torcedura en el estómago. Lo evitó durante el resto del camino al instituto. Shadoune quería hablarle pero el azabache no cooperaba, debía haber algo increíble allá afuera como para que no lo volteara a ver. Él estaba concentrado, más allá de sus problemas personales debía seguir manteniendo y compensando su ausencia para que no lo dieran de baja.
Hizo lo posible para no mirarlo gracias a Conter, pudieron hacer un intercambio de lugares. El extranjero no esperaba ver tal empeño. El híbrido conejo se sentó a su lado como si nada pasara, tomando el asiento de Spreen.
La forma en que el plan pudo funcionar es cambiar los horarios y paradas de los dos, nadie le daría importancia, al fin y al cabo son de la misma escuela.
Hasvik lo esperaba en otro autobús, dónde pudieron charlar sobre lo que pasó recientemente con sus padres.
Gracias a ellos pudo tener un momento de paz, siendo acompañado a todos lados.
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Ambos cómplices actuaban como espías, vigilando para que Spreen no diera en contacto con el de piel negra. Siendo divertido hasta cierto punto.
¿Cómo rayos dos niños pueden romper una mesa jugando a los espías?
Al salir de la sala de directores, tuvieron que separarse, debido a que la campana sonó para que entrarán a clases. Lo que significaba que ya no tendría su compañía para evitar al peli rojo.
Suspiro entrando a la sala, llegando a su asiento y dejando su mochila en la silla de alado como lo hacía por costumbre. Rápidamente la saco y puso lo más veloz posible un libro en la mesita para fingir una lectura y así evitar la mirada del francés. Éste se acercó inspeccionando a su contrario. Alzo la ceja y se sentó a su lado.
Para disimular mejor comenzó a leer el capítulo que había abierto aleatoriamente, era un libro de biología. Volteo su mirada en los dibujos y arrugó el entrecejo incómodo.
El libro fue arrebatado de sus manos por su nuevo acompañante, intentando revisar lo que parecía ser tan importante como para que Spreen no lo volteara ni a ver.
El sobresaltó hizo que reaccionara de inmediato y quisiera sacarle el libro de las manos, no estaba listo para que ese chico se burlara de él por error suyo.
- Espera, ¡dámelo! - logro poner una de sus manitos en el libro, forcejeando con el peli rojo.
- ¿Qué te tiene tan concentrado?, ¿El libro es más importante que yo? - musitó el francés con burla, queriendo quitarle el objeto al osito.
- ¡No! - recalculo la pregunta y a nueva cuenta hizo una mueca. - ¡Si!, ¡Quiero decir, no me importas pero dame el libro!
- ¿No te importo...?
- Dale no seas así. - su intento de recuperar el objeto fue en vano.
Pronto vendrían los demás niños, por lo que solo le quedó aceptar las risas del chico nuevo. Sin esperarlo el libro fue arrojado por la ventana. El abrupto comportamiento del chico lo dejo confundido.
