Lejos de poder representar sus emociones y dejarlo conmocionado. Quería y a la vez no podía sentirse bien estando con él. Ese francés intentaba llegar de alguna forma hasta su corazón y profanar lo que antes era suyo.
Lo amaba pero no tenía sentido...
Jugaba con el pasto mientras escuchaba el habla de su camarada. La mente le perdura en blanco conforme iba escuchando cada hincapié. Por este acto no brindaba interés, allanando su propio ego. Sin embargo, un leve deja vu golpeó su cabeza por un instante al escuchar la palabra "nuevo". Volteo la mirada hacia la dirección de su acompañante.
Éste se encontraba recostado sobre el pasto hablando de lo más casual sobre su nueva mascota.
Roier noto el ambiente pesado cuando dejo de abrir la boca. Spreen miraba hacia abajo la mayoría del tiempo, perdido en sus pensamientos. Había intentado anteriormente animarlo de alguna forma pero nada había logrado hacerlo cambiar de opinión. Tuvo una última idea al llevarlo a ver el atardecer en aquel parque, pero no hubo reacción de su parte.
Se sintió mal por su colega, está situación solo hizo que también llegara a deprimirse.
Pasaron algunos años y ya estaban en su último ciclo escolar. Como ya no habían tantas opciones, el oso decidió favorecer sus capacidades atléticas en juegos como lo era el basquetbol. Todo ese trabajo se esfumó en el aire. A causa de la llegada de un extranjero que poseía mejores cualidades, estaba más que claro que no podría competir con algo así, siendo un peso sobre la banca si llegaba a tener posibilidades.
Estaba alucinando, ¿Verdad?, En su más oscura pesadilla pudo imaginar que un extranjero sería la causa de su declive. Tanto se esforzó por entrar a ese equipo, su oportunidad se vio nula cuando alguien mejor que él entro en la lista.
Se rindió con facilidad, no tenía ganas de reclamar un puesto ya ganado.
— Anímate compadre, ya vendrán mejores oportunidades... — alegó con notoria empatía.
— Si, cuando muera. — respondió desganado.
Mordió su lengua al notar el enfado del antes mencionado. No había forma de darle una vuelta a sus ideas. En esos momentos se sintió inservible ante su propia conducta. Ayudo poco o nada en la situación que acontecía Spreen, era algo que su mente no le dejaría pasar por alto.
— De todas formas... ¿Quién es ése?, ¿Qué tiene que yo no? — cuestiono en su lugar.
— ¿Por qué no intentas confrontarlo?, El próximo jueves se hará el último vistazo en tu club para que puedas acceder. No es tan complicado, ¿Vas o miedo? — respondió burlesco. Logro cabrear más al chico pero tuvo una reacción positiva.
"Podrán criticar mis métodos pero nunca mis resultados".
— Vah, lo voy hacer tragar tierra al boludo ese. — dictó con superioridad, haría lo posible para que esto funcionara.
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— No voy ni en pedo. — menciono al ver la lista.
— ¿Te vas a dejar perder esta oportunidad porque Shadoune es mejor que tú? — exclamó el oso pardo sin poder creerlo. — ¡No seas cobarde!
