Aprendiendo a ser [Lumity]

Capítulo 8

<< La dinámica con Luz cambia >>

Después de aquella conversación con Luz, las cosas habían cambiado en la dinámica de las dos chicas.

Al día siguiente de su conversación, Amity no pudo hablar con Luz hasta después de los entrenamientos. 

Justo se habían quedado las dos solas en los vestidores, después de que las demás se ducharan y se fueran.

—¿Cómo te fue con Boscha?— preguntó Amity mientras terminaba de colocarse sus zapatos.

—Sigue molesta conmigo— dijo Luz mientras cerraba su casillero —pero accedió a escucharme, creo que, con algo de suerte, podremos terminar en buenos términos—.

—Bueno, por lo menos no se ha portado hostil contigo en el entrenamiento, creo que estamos listas para el siguiente partido— dijo Amity empezando a cargar sus cosas en una mochila.

—Sí, lo estamos— aseguró Luz. Luego pareció recordar algo y agregó —oye, por cierto, te sigo debiendo un favor—.

—Sigues con eso— Amity comenzó a dirigirse hacia la salida —si tanto insistes, creo que tengo algo en mente—.

. . .

Y se encontraban ahora en la biblioteca de Gravesfield, era uno de esos días en que Amity les leía a los niños que se juntaban en el rincón de lectura.

Luz insistió en que tenía una excelente voz de robot que podían utilizar en caso de ser necesario.

Amity pocas veces veía a Luz fuera de su aparente tranquilidad, y es que, cuando la chica se emocionaba, destilaba energía. 

Esta era una de esas ocasiones.

Amity hizo a todos tomar asiento y comenzó a leer el cuento sobre un conejo llamado Otabín, quien explicaba cómo hacer amigos.

Amity y Luz intercalaban la lectura y cuando la situación lo ameritaba, Luz hacia efectos de sonido con lo que tuviera alrededor.

Al finalizar la sesión los niños estaban encantados.

Despidieron a los pequeños y poco a poco la sala quedo vacía. Amity y Luz se habían quedado para recoger las cosas y limpiar un poco antes de irse.

—No sabía que trabajabas aquí— comenzó Luz con la charla, —y menos que le leías a los niños, sigues siendo una caja de sorpresas... ¿Mittens?, ¿fue así como te llamó tu abuela ayer? —.

—Oh por favor no, no me llames así— dijo Amity con frustración —así es como me dice mi familia, pero no estoy orgullosa de ello—.

—Creo que es un lindo apodo— dijo Luz —aunque bastante peculiar, ¿por qué te lo pusieron? —.

Amity se sonrojó un poco antes de responder —bueno, de donde vengo es un lugar bastante frío, mis manos llegaban a ser moradas si no podía calentarlas. Para contrarrestar eso mi padre me compraba montones de pares diferentes de guantes para que los usara. Con el tiempo deje de utilizar guantes, pero mi apodo me persigue aún— finalizó Amity guardando el último libro en la estantería. 

Volteó a ver a Luz y juró que pudo ver estrellas en su mirada.

—¿Ves?, la historia de fondo comprueba lo lindo que suena— dijo en un tono bastante chillón.