𝟬𝟬𝟮 busca la luz

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CAPÍTULO DOS

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CAPÍTULO DOS.
busca la luz

VIENNA WINDSOR pensaba a menudo en ellos, en los fantasmas de las personas que había amado y perdido

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VIENNA WINDSOR pensaba a menudo en ellos, en los fantasmas de las personas que había amado y perdido.

La perseguían día tras día, acechándola como una sombra premonitoria de pérdida y oscuridad. Consumían sus pensamientos y permanecían en sus sueños mientras dormía. Pensaba en ellos más de lo que le hubiera gustado. Pensaba en aquellos a los que había perdido el día del brote, y si seguían ahí fuera en algún lugar, sobreviviendo igual que ella, o si habían muerto ante la crueldad del nuevo mundo. Pensó en el marido al que dio por muerto. Aunque se merecía lo que le pasó, la mujer nunca podría olvidar el sonido de sus gritos torturados suplicando su ayuda, algo que ella no podía conceder por el bien de su seguridad y la de su hijo.

Sin embargo, si había una persona de la que Vienna Windsor nunca podría olvidarse, era de él. Su hijo. Habían pasado dos años y medio desde que Ezra Windsor la abandonara una fría y tormentosa noche, sin dejarle más que una nota manuscrita que Vienna conservaba incluso después de todo este tiempo. Era lo único que tenía para acordarse de él. Él era su razón para seguir adelante. Incluso cuando sentía que se rendía, se imaginaba su cara y eso le daba una razón para luchar un día más. La esperanza de volver a ver a su hijo era lo único que la mantenía con vida. Él era su salvavidas y aún no estaba dispuesta a dejarlo ir. Y si existía la posibilidad de que volviera a encontrar a Ezra, no iba a permitirse a sí misma acabar cediendo a los horrores que la acechaban en cada esquina.

Pero Viena sabía que no podría sobrevivir sola. Después de que las Luciérnagas salvaran su vida de la horda de infectados, se le acercó la líder de la rebelión, Marlene. Le prometió una oportunidad, una oferta que la mujer habría sido tonta si la hubiera rechazado. Poco después fue introducida en las Luciérnagas. No era lo ideal, tener que esconderse en las sombras cuando debería estar buscando a su hijo. Pero Viena sabía que no habría sobrevivido mucho más por su cuenta. Al menos con las Luciérnagas, Viena sabía que tenía más posibilidades de las que habría tenido sola. Y, además, creía que valía la pena luchar por su causa. Un mundo libre era mejor que uno oprimido por las manos de FEDRA.

𝐈 𝐊𝐍𝐎𝐖 𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃 | ᵗʰᵉ ˡᵃˢᵗ ᵒᶠ ᵘˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora