Capítulo 14. "Fiebre y más confusiones"

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(Querido wattpad, 

deja de borrarme el capítulo porque me voy a ir al reino de los cielos. Si ven esto, es porque se pudo *sudo*)



Estaba vacío, frío y vacío. La oscuridad golpeaba cada parte, siendo apenas guiada por la luz de las calles. No había sonido, ni un habla, ni siquiera el ruido de los coches. El pestilente olor a sangre seca era su única compañía.

Los cuerpos caminaban de un lado a otro con desasosiego, impaciencia, quizás con chispas de enojo. Podía palparse que, esa madrugada, no sería como ninguna otra.

El de melena rubia movió sus lentes, por cuarta vez en un lapso de tiempo tan corto, revolvió su cabello, e intentando calmar el golpeteo de su corazón, habló: —Mañana, de medianoche, será el intercambio. Con eso, mocosos, nuestra única oportunidad. —su voz sonaba atropellada.

—Kunikida.— intentó llamarlo, para que pudiera partir de ese trance casi hipnótico del que se encontraba.

—Si fallamos, no solo perderemos la única salvación que tenemos de salir de aquí, sino... nuestras vidas. —siguió relatando, ignorando el llamado de su nombre. Parecía tener grabadas aquellas palabras en lo profundo de su alma, haberlas repetido tanto hasta el punto de decirlas como un ultimátum.

... y todos sabían que eran ciertas. Si cualquier cosa fallaba, si había un mínimo error, algo de lo que fueran ciegos, terminarían muertos, llevándose consigo a un inocente.

Atsushi suspiró, intentando calmar el golpeteo de su corazón, podría vomitar los restos de comida en cualquier instante. Chuuya, por su parte, no estaba en un mejor estado, era evidente que no. Disparó tanto, inclusive quedándose sin balas, practicó hasta no tener aliento, y aunque intentara mantener una cara neutral para no asustar al menor de los tres, se notaba preso del pánico.

¿Estás completamente seguro de querer involucrarnos en esto, Kunikida? le preguntó, luego de soltar cuatro maldiciones más al aire. Jamás había estado tan nervioso en su vida. Se encontraba agotado, pero sus manos sudorosas no podían dejar de moverse.

Lo estoy. confirmó, ahora mirándolos. Él podría, por supuesto, que podría escapar solo, pero no lo haría, se los llevaría consigo. Aún y si eso significaba arruinar todo por lo que había trabajado. Además, no estamos solos. Él está de nuestro lado. señaló con la cabeza.

Y, como si el hombre de hebras castaño-rojizas lo intuyera, comenzó a acercarse con una media sonrisa.

Han entrenado mucho, debería entonces preguntar... ¿Por qué están tan nerviosos? formuló cuando los tuvo frente a frente. Sus labios sonreían, pero sus ojos casi nunca lo hacían.

Estaba tranquilo, posiblemente en su interior habitaba el caos y la poca cordura, pero todo su exterior era pacífico, como un guía de la libertad y paz, que intuía que quedaría atrapado en las llamas.

P-Porque si a-algo falla, acabaremos muer lo cortó.

Tienes que tener menos miedo en tus ojos y más seguridad en tus acciones, Atsushi. palmeó su espalda. El joven mordió su mejilla interna, intentando encontrar el verdadero significado de esas palabras. Sigamos entrenando, el caos no comenzará, no todavía.

Chuuya vio como el hombre se alejaba nuevamente hacia la gran puerta de entrada. Lo siguió con cautela, tomando sus pasos como una sombra. Oda no se escuchaba seguro, y él tenía un malestar en el fondo de su garganta. Algo no estaba bien, no sabía qué, y ese era el problema.

BLACK BOOK (soukoku/shin soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora