Capítulo 12

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La sangre y el dolor impregnaban el aire con un perfume denso que parecía filtrarse por sus poros

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La sangre y el dolor impregnaban el aire con un perfume denso que parecía filtrarse por sus poros. De pronto, Minhyuk echó de menos su apartamento, el cuarto de baño que había convertido en un refugio personal. Lo echó tanto de menos que empezó a temblar por dentro y su estómago se convirtió en una masa sólida y dolorosa.

—¿Durante cuánto tiempo permanecerán aquí? —se obligó a preguntar.

—Hasta que puedan moverse —respondió Wonho, y cada palabra era como una daga—. O hasta que Nayeon envíe a alguien a recogerlos.

Minhyuk sabía muy bien que eso no ocurriría jamás. Tras darle la espalda a la masa de cuerpos, las alas cercenadas y las flores aplastadas, empezó a caminar despacio por el sendero.

—Espera. Mi libro.

—Lo recogeré cuando regrese Hyunwoo.

Minhyuk vaciló, pero sabía que no tenía fuerzas para darse la vuelta y meterse entre los cuerpos de nuevo.

—Gracias. —Solo había dado unos cuantos pasos más cuando las esencias de la lluvia y el viento inundaron sus sentidos.

Wonho se retiró en silencio cuando Hyunwoo comenzó a caminar a su lado. Minhyuk esperaba una reprimenda por no haber cumplido sus órdenes, pero el arcángel no dijo nada hasta que estuvieron tras las paredes de su ala privada. Incluso entonces, se limitó a contemplar cómo se quitaba la ropa para meterse en la ducha.

Lo estaba esperando con una toalla enorme cuando salió, y lo envolvió con una ternura que estuvo a punto de partirlo en dos. Minhyuk alzó la vista para mirarlo a los ojos mientras él le apartaba el cabello húmedo de la cara.

—La violencia de nuestras vidas te abruma —dijo con voz tranquila.

Minhyuk sentía los latidos fuertes y firmes del corazón de Hyunwoo bajo la palma de su mano. Era un sonido de lo más humano, honesto y real.

—No es la violencia. —Él había matado a su propio mentor cuando este se volvió loco y empezó a asesinar a chicos jóvenes como si fueran terneros—. Sino la falta de humanidad.

Hyunwoo deslizó las manos por el cabello de Minhyuk y extendió las alas para rodearlo.

—Nayeon fue a por ti por un motivo muy humano: los celos. Ahora eres el centro de atención, y ella no puede soportarlo.

—Pero la crueldad de sus ojos... —Minhyuk se estremeció al recordarlo—. Disfrutaba haciéndome daño, lo disfrutaba tanto que me recordó a Namjoon. —El ángel nacido a la sangre le había dado una patada en el tobillo roto para hacerlo gritar. Y luego había sonreído.

—Eran compañeros por una razón.

Otra caricia. Sentía el corazón contrario tan cálido y vibrante bajo su pecho que Minhyuk se apretó más contra él. Sin embargo, ese también era la criatura que había castigado a un vampiro con tal frialdad que, desde entonces, los neoyorquinos evitaban ese lugar manchado de sangre de Times Square.

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