CAPITULO 6

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Llegué a la casa de mi amigo, y él me recibió con los brazos abiertos, su departamento era muy moderno, toda su decoración era moderna, en la entrada había un espejo a los dos lados, me miré un poco y tenía unas ojeras muy marcadas. Caminamos a la sala de estar, y ahí tenía dos sillones blancos, con unos cojines muy hermosos.
- Perdón por el desorden, la verdad ayer hice una fiesta y no creí que llegaría tanta gente. – la casa no estaba para nada desordenada
- Gracias por aceptarme aquí. –
- Siempre que quieras, pero tengo que preguntar ¿Por qué esa cara larga? –
- Si te cuento no terminamos, pero…
Le conté todo lo que había pasado la noche anterior con Thomas, como ocurrió lo del bar y como termino toda esta tarde; él se quedó en silencio escuchando, es realmente liberador poder contarle todo lo que siento a alguien que no sea el, y aunque quisiera, no creo que él quiera verme de nuevo.
- Y todo por mi maldita cabeza. – termine haciendo una cara de perrito triste.
- ¿Quieres que te diga la verdad o que te diga lo que quieres oír? – No sé qué es lo que quiero ahora mismo.
- La verdad, yo creo… -
- Bueno, según como yo lo veo, creo que fue un error el decirle que no estabas preparada. Te conozco y eres muy insegura, más con todo lo que ha pasado en los últimos meses, pero yo sé que es solo eso, inseguridades, y que, en el fondo de tu corazón, quieres algo más, que te de paz, alguien en quien confiar que no sea un amigo o tu familia; él se ve como un chico que se preocupa y que es un sol contigo, yo si fuera tu correría a llamarlo. –
- Es que no tengo la fuerza ahora. –
Lágrimas empezaron a salir de mis ojos
- Siento que lo he estropeado. Todo lo que toco se convierte en tristeza o… en algo malo.
- Cariño, – dijo dándome un abrazo – sé que es difícil, pero eres linda, eres divertida, eres todo lo que un chico busca. – Me sacó una risita pequeña.
- Gracias por todo, te amo. -
- ¿Quieres comer algo? –
- Ahora que me dices, me dieron ganas de comer. –
- Pues vamos a la cocina, y después vas a mandarle un mensaje a ese chico que te tiene así. –

Comimos unos huevos revueltos con unas tiras de tocino, es lo más fácil para hacer. Cuando terminamos de comer, le envié un mensaje a Thomas, me había dado su número en una de las conversaciones cuando íbamos en el auto hacia su departamento.
Tatiana: hola, soy Tatiana, necesito hablar contigo, ¿nos podemos encontrar en la azotea del club de ayer? [18:47] recibido.

Narra Thomas

Estaba saliendo por la puerta hacia la misma fiesta de ayer. Me había llegado un mensaje de un número desconocido, pero no le hice caso, y eliminé la notificación. Hoy quería tener la noche para mí, necesito distraerme de todo lo que ha pasado en la última semana, ya había tenido mucho drama; estoy agotado de dar todo de mí y que nadie lo note. Y duele, demasiado, pero sé que pasará.
Me subí en el auto y manejé por las calles de New York hasta llegar al club de ayer, muchos recuerdos, pero sé que en este club no me encontrare con nadie.
Al bajarme del auto, en frente del club, algún periodista que me reconoció de ayer, grito “¿Cómo está Tatiana?” no tenía el ánimo de decir algo así que solo entre en el club y me encamine directo a la barra.

Narra Tatiana

Íbamos en el auto con mi amigo, le había dicho que no quería fotógrafos, quería estar lo más incógnita que podía; así que contactamos al club y ellos me permitieron entrar por la puerta de atrás. Entramos al club y mi amigo me dijo:
- Bueno, suerte amiga, yo estaré aquí abajo si necesitas cualquier cosa –
- Gracias Tyler, eres un sol. –
Nos despedimos con un beso en la mejilla y cada uno tomo caminos diferentes, él a la barra y yo a la azotea.

Narra el amigo de Tatiana

Me encaminé a la barra, y me senté, si iba a estar unas cuantas horas aquí esperando que los dos se reconcilien, pues mejor que sea con algo de alcohol en las venas. Hoy había elegido un conjunto fiestero, Tatiana me dijo que era mucho, pero no creo; es solo unos pantalones blancos, con una camisa playera rosada, mi pelo rubio brillaba con los tonos rosados; que tristemente no se notaban por las luces del club.
Unos minutos después un tipo se sentó a mi lado, no lo mire mucho, porque no estaba aquí para chicos. O sea, si estaba aquí por un chico, pero no ESE chico; lo mire un poco y parecía haber tenido un día horrendo, tenía las ojeras marcadas, como si no hubiera dormido en toda la noche, me pareció conocido, pero me enfoqué de nuevo en la barra; después de unos minutos se fue.

Narra Thomas

Me senté en el único asiento que quedaba libre en la barra, a mi lado había un chico con una camisa rosada muy bonita, parecía algo aburrido, no creo que haya ligado mucho esta noche, no me miro mucho, estaba en su burbuja.
La verdad yo tampoco estaba mucho para ligar esta noche, solo quería tomar y bailar en la pista, despejarme de todo lo que paso; aunque me digo que no quiero hablar mas de eso, las imágenes siguen llegando a mi cabeza, no creo que haya sido una buena idea volver aquí, necesito aire.
Me levanté de mi asiento y pensé a donde ir, no podía salir por la puerta principal, lo que menos hay por ahí, es aire. No podía ir por la puerta trasera porque como ya comprobamos la noche anterior también estaba lleno de reporteros, solo había una salida y esas eran las escaleras de incendios de la azotea.

Narra Tatiana

Ya llevaba más de 30 minutos aquí arriba y todavía no llegaba, había revisado mi celular más de mil novecientas veces. Me pregunto si no habrá visto el mensaje o solo lo ignoro; ya sabía la respuesta todavía seguía el “recibido” en la parte de abajo del mensaje. Mi corazón estaba destrozado, ¿y si nunca más lo veo? ¿y si ya no me quiere hablar?

Mis palpitaciones comenzaron a descontrolarse, de mis ojos empezaron a salir lágrimas, la tristeza y la desilusión invadía mi cuerpo y mente.
Después de unos minutos esperando, con los ojos rojos de tanto llorar, decidí que era hora de bajar de nuevo a la fiesta y afrontar que no hay ninguna posibilidad de que llegue. Me levanté del suelo, y me dirigí a la puerta. Tenía el pomo en mi mano, cuando sentí un gran peso del otro lado, alguien estaba intentando abrir la puerta, mi corazón sin yo quererlo comenzó a descontrolarse de nuevo, mi cuerpo sintió el peso de mi corazón.

Y ahí estaba, el chico que estaba esperando, su cara no era como esperaba, estaba sorprendido, era como si no estuviera aquí por mí.

- ¿Qué haces aquí? – me preguntó
- Pues, esperándote – respondí, mientras mi corazón estaba bombeando muy rápido – ¿no viste el mensaje que te envié?
- No vi el teléfono hoy, salí de mi casa a tomar un poco de aire, pensé que en este club no estarías, pero me equivoqué. –
- Pero aquí estoy, al parecer haciendo el ridículo. -
- No digas eso, ¿Por qué me querías ver? – por primera vez en la noche sentí nervios.
- Quería pedirte perdón, en la mañana me porte como una estúpida, me hiciste un increíble almuerzo y yo te lo pague rechazándote. – Tomé aire, lo mire y sus ojos tenían la mirada clavada en el suelo – Debería ser buena con las palabras, soy una compositora y no puedo expresar mis malditos sentimientos…- hubo un silencio por unos segundos – La verdad es que no he dejado de pensar en ti en todo el día, sé que la cague, y es solo mi maldito instinto de alejar a las personas porque saldré dañada, y la pase muy bien contigo ayer, fue tan… especial, fue la mejor noche que he tenido en mucho tiempo, me hiciste ver colores que creí que se habían ido y que nunca más pensé que volvería a ver, y solo… perdón, de corazón. – Él no dijo nada.

Estuvimos unos segundos mirándonos, no podía mirarlo a la cara, tenía mucha pena, pero de pronto sentí unas manos en mis hombros; me rodeo con sus brazos. Ese abrazo me hizo sentir protegida, finalmente pude descansar mi mente; y aunque no dijo nada, los dos sabíamos que significaba.

Lágrimas cayeron por mi mejilla, mi corazón se normalizo, quería estar en este momento para toda mi vida.

SO SCARLET, IT WAS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora