Salimos corriendo por la puerta trasera del bar. Habían algunos fotógrafos, pero la mayoría se había ido o estaban en la puerta principal fotografiando a celebridades que querían ser vistas. A mí personalmente no me gusta mucho ser vista con chicos, las revistas se ponen muy molestas y arruina todo el romance.
Por alguna razón, Thomas no ha dicho nada sobre los fotógrafos que gritaban mi nombre.
Ya en el auto, él se puso de piloto, ya que íbamos a su apartamento. Yo me subí en el asiento de copiloto y fui todo el camino mirando hacia arriba, contemplando el vasto cielo que permanecía encima de nosotros; lleno de estrellas y nubes.
Las calles estaban medianamente despejadas, la música salía de los parlantes llenando el ambiente con melodías perfectas para ir en cantando en un viaje. Mi canción favorita del momento salió en la radio, Green Lights de Lorde, una muy buena amiga mía.
“All those rumors, they have big teeth
Hope they bite you
Thought you said that you would always be in love”Thomas manejo todo el camino, me miraba cantar, cantábamos juntos, otras solo yo.
El viaje fue una experiencia inolvidable, ya no me importaba lo que dijeran de mí en la mañana siguiente; solo quería estar así toda mi vida.
Llegamos a su apartamento unos 20 minutos después de subirnos en el auto. Quedaba bastante lejos del bar. Me pregunto porque habrá decidido ir tan lejos y pagar tanto para entrar a ese bar en particular.
El departamento era muy bonito, estaba ordenado, las paredes eran grises, con algunas decoraciones blancas, el ambiente estaba muy cuidado, me parecía hasta raro que dos chicos vivieran aquí.En la sala principal habían tres sillones, dos pequeños y uno más largo.
- Bonito lugar.–
- Gracias. Mi compañero de apartamento no va a llegar hasta la próxima semana, así que tenemos el apartamento para nosotros.– comentó.Nos sentamos los dos en el sillón largo, el prendió la televisión y puso una playlist de música pop (el miedo a que mi voz aparezca por alguna de esas canciones es gigante).
- ¿Quieres algo para comer? – me ofreció – podemos pedir algo
- La verdad es que estoy muriendo de hambre, así que dale. –
- ¿Y de qué tienes ganas? Yo estos días he estado muy adicto a unos tacos mexicanos que se instalaron a la vuelta.
- Hace tiempo que no como tacos, ahora me dieron ganas de probarlos. – Los dos nos reímos.
- Okey, ¿vamos? –Nos encaminamos al local de tacos mexicanos. Con el me sentía como una persona normal, no he pensado ni una vez en los reporteros o en la fama. Bueno, estoy mintiendo, solo se me han venido a la mente un par de veces.
Al llegar al local, nos pusimos en la fila. Conversábamos sobre que íbamos a pedir cada uno, la verdad es que en las fotos se ven muy apetecibles los tacos, estoy entre el vegetariano o una quesadilla, soy muy indecisa. El local era un carro grande que estaba estacionado en la calle, estaba pintado con mándalas muy coloridos, tenía varias luces muy bonitas colgando de todas partes. Mientras pedíamos unos jóvenes que estaban comiendo me apuntaron, yo los salude agitando la mano y sonriendo.
- ¿Los conoces? – Me preguntó Thomas.
- No, pero me estaban saludando – el solo soltó una risita
Luego de pedir nos sentamos a esperar en unas bancas que estaban al lado del local. Estaban pintadas con la misma mándala del carro de comida. Mientras hacíamos tiempo, conversamos un poco sobre nosotros.
- ¿Y qué haces para vivir? – me preguntó el, la pregunta resonó en mi mente, la verdad era una de las preguntas que más me aterra cada vez que estoy conociendo a alguien.
- Pues hago música, ya hace años que me dedico a eso, y me ha ido bastante bien. – respondí, su rostro no mostro ninguna señal negativa, fue un peso menos a mis espaldas – ¿y tú?
- Algo no tan genial como músico, pero estudio actuación en la universidad de New York. -
- Eso es genial, yo no soy muy buena actuando, así que lo admiro.
- Gracias, gracias – dijo sonriendo, nos quedamos un tiempo mirándonos, él puso su mano en mi pierna
- Thomas, está lista la orden. – los dos miramos a la señora que estaba extendiendo la mano con la bolsa café, y nos levantamos rápidamente.
- Gracias. – dijimos al unísonoNos sentamos en el sillón que estaba en la sala de estar; el había despejado la mesa de centro para poner unos platos y unas copas de vino; el cual había comprado mientras volvíamos al departamento. Antes de sentarse puso algo de música de fondo en un parlante que tenía al lado de la televisión.
- ¿Alguna canción en mente? –
- Alguna playlist de música calmada. –
- Como quiera la princesa. – los dos nos reímos; sus mejillas se enrojecieron sutilmente.
La música empezó a sonar en el fondo y él se sentó a mi lado, conversamos mientras comíamos nuestros tacos, los cuales son oro, realmente el mito de que la comida de la calle es la mejor, está cada vez siendo más grande.
- Estos tacos están de otro mundo. –
- Te lo dije. – me dijo sonriendo.
- Se lo recomendaré a varias de mis amigas, les encanta la comida mexicana. –
- Ese local merece más reconocimiento. – Los dos nos reímos
La conversación era muy fluida, la mayoría de las veces nunca llego a este nivel de entablar una plática con los chicos que me encuentro en las fiestas; una gran parte termina solo en besos o diálogos aburridos sobre sus exes, obviamente siempre están los que hablan por un largo rato sobre mi carrera de cantante, esos son los primeros a los que rechazo, yo solo quiero despejarme de eso viniendo a una fiesta privada, es una gran red flag.
Pero con este chico, no ha mencionado ni una vez mi nombre o mi carrera, solo cuando hablamos sobre eso, y eso me gusta.
Luego de terminar la comida nos recostamos en el sillón por unos minutos, la música todavía seguía sonando atrás, una canción que reconocí inmediatamente, Love de Lana del Rey, una canción hermosa, conocí a lana hace unos años, y es la persona más amable que he conocido, cerré los ojos y disfruté de la música.
Me adentré tanto a la música que no me di cuenta que su mano estaba en mi cabello, lo estaba acariciando suavemente, mientras me miraba a los ojos; al darme cuenta mis mejillas se tornaron lentamente a carmesí suave, me di vuelta hacia él, y nos quedamos ahí por un par de minutos.
- Perdón por mírate por tanto tiempo, me quede maravillado por tu-
No pudo terminar su frase porque me adelanté y deposité un delicado beso en sus labios.
Duró unos segundos antes de que nos separáramos por la falta de aire en nuestros pulmones.
– Wow, eso sí que no me lo esperaba. – verbalizó sorprendido, pero sonriendo.
- Tenía que hacerlo, nunca te callas. – me reí, el me siguió y también soltó una risita.
Thomas se levantó del sillón gris en el que habíamos estado sentados, tomo lo que le quedaba de vino y me dijo:
- ¿me concedería un baile? – una pequeña risa salió de mis labios, este chico estaba introduciéndose lentamente en mi corazón.
- Sería un honor – respondí – pero primero hay que elegir la canción correcta.
Tomo su teléfono y cambio la canción a una lenta
- ¿Mejor? –
Le tomé la mano que tenía dispuesta para que me levantara. Nos pusimos en el espacio vacío que estaba detrás del sillón.
El agarró mi cintura, yo puse mi mano en su hombro, nos empezamos a balancear lentamente siguiendo el ritmo de la canción, nuestros corazones estaban ciegos, encaminándose despacio a donde la música nos llevara; mis ojos estaban concentrados en sus ojos, y viceversa.
Nuestras almas bailaron por todo el salón, como si nuestras vidas dependieran de ello, nuestros corazones estaban tan emocionados que no me sorprendería que salieran rebosando de nuestros pechos.Thomas me acerco más a su cuerpo, podía sentir sus latidos en mi pecho, sentía su respiración en mis labios, nos olvidamos de todo lo que nos rodeaba; ese salón estaba lleno de magia, rodeados de colores que nunca había visto antes, música detonando en nuestros corazones. Al terminar la canción, nos quedamos parados, ninguno se movió, nuestras miradas se unían en medio del momento, muy especial para cortarlo de forma abrupta.