CAPITULO 2

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Llegué rápidamente a mi club favorito de la ciudad, el Maroon Club.

Y como saben quién soy me dejan entrar gratis. Es una fiesta VIP, muy pocas personas pueden entrar; la  mayoría paga mucho o es algún tipo de persona famosa que entra por convenio. Me gusta este club porque los únicos fotógrafos que hay dentro se les paga para sacar las mejores fotos y enviárselas a las revistas, así gana el club y la gente dentro.

Me estacioné en la parte de afuera de la fiesta.

El club tenía dos grandes letreros rojos con el nombre del bar. Las luces led estaban por todas partes, era parecido a Studio 54. Me parece genial poder revivir esa era de new york, aunque sea por solo unas horas. Me bajé del auto y le dejé las llaves a la persona del estacionamiento. Al parecer los rumores recorrieron New York más rápido de lo que llegue aquí, habían más de 100 personas afuera del club.

En el momento en el que me baje del auto, las personas que estaban esperando por mi afuera del club empezaron a gritar mi nombre.

- ¡¡¡Tatiana Santos!!! ¡AQUÍ!
- ¡MIRA AQUÍ, TATIANA!
- ¡¡¡Te amo Tatiana!!!

Mi nombre sonaba por todas partes, desde los fans que estaban esperando, hasta los paparazzi que estaban desesperados por una foto mía. Los flashes no paraban e intenté hacerme paso entre la multitud, pero fue imposible. Rápidamente me encontró el guardia del club, el me saco de la muchedumbre que todavía gritaba mi nombre a todo pulmón.

El interior de la discoteca era todo lo que promete el nombre. Tonos rojos y granates por todas partes (fue buena idea vestir rojo hoy), las decoraciones de luces led que colgaban del techo le daban un ambiente mejorado a la estética. La pista de baile estaba llena; pero antes de ir a bailar necesitaba algo de alcohol en mi sistema para funcionar, así que fui directamente a la barra y me pedí mi favorito, no hay nada como tu trago favorito con musica detras.

Me senté para visualizar la fiesta de esta noche (que probablemente será inolvidable). Las personas bailaban juntas, con sus teléfonos en el aire, cantando sus canciones favoritas. Un chico se sentó en la silla al lado mío. No lo noté hasta que me di vuelta a la barra para pedir lo mismo por tercera vez.

- Hola. - dije.
- Hola. - me respondió, era guapo, tenía su pelo corto con algunos cabellos saliéndose de su orden, parecía joven, tenía una barba delgada y vestía una polera blanca, con unos jeans azules, pero era difícil de reconocer ya que la luz del lugar distorsionaba mucho los colores - ¿qué haces aquí?
- Pasando el rato - respondí - ¿y tú?
- Olvidándome de una persona - una respuesta para nada motivadora a seguir la conversación, pero qué más da.
- Pues olvidémosla, vamos a bailar -

Le tomé el brazo y rápidamente se levantó de su silla, nos dirigimos a la pista de baile, la cual, para mi sorpresa no estaba tan colmada. El chico (que ni su nombre sé todavía) se puso a saltar y bailar, yo le seguí el ritmo, canción tras canción nos fuimos conociendo mejor.

- ¿Y cómo te llamas? - dije entre risas
- Thomas Hamley -
- Yo Tatiana, Tatiana Santos - esperaba que me reconociera, y que me dijera lo que todos los hombres que conozco dicen, pero sorprendentemente solo dijo:
- Mucho gusto -
- Igualmente - aunque la música estaba fuerte, nos entendíamos a la perfección.

En la sexta canción que habíamos bailado, me dijo:

- ¿Te gustaría salir de aquí? -
- ¿y donde iríamos? - dije con una risita
- No tengo ni la menor idea, pero lo único que sé es que quiero salir de aquí - se demoró un poco en terminar la frase - contigo

Eso fue todo lo que necesité para caer en sus brazos, hice un sí con la cabeza, me tomó la mano para salir de la pista de baile; la cual otra vez estaba llena. Lo seguí por varios pasillos, subiendo escaleras.

- ¿Dónde vamos? -
- Solo espera y verás. -

La conversación mientras subíamos las escaleras era rápida y melódica, las preguntas fluían rápidamente, era una extraña sensación de conocernos de hace años, pero solo habíamos estado juntos unas horas, no con muchos chicos se llega a tener algo asi de fluido.

Después de estar caminando por unos 10 minutos, llegamos a la terraza del edificio. El cielo todavía estaba granate, mi vestido rojo ardiente brillaba más que la luna con el color del cielo en él. Thomas camino por la terraza como si hubiera estado ahí ya varias veces.

- Es hermoso este lugar, puedes ver la ciudad desde lo alto. - dijo contemplando las luces de la ciudad que nunca duerme
- Siempre me ha gustado esta ciudad, me encanta el sonido de los autos siempre encendidos, como todas las personas que vivimos aquí tenemos la misma sensación de pertenencia. -
- Parece que tenemos el mismo amor por esta ciudad. - dijo acercándose a mi.
- Al parecer sí. -

Thomas se acercó lentamente a mí, sus manos se apoyaron en mi cuello, mis manos se posaron en sus brazos, y gentilmente acercó nuestros labios, para acabar en un mágico beso que nos dejó sin aire, nuestros ojos cerrados imaginaban toda una vida juntos, una vida aquí en la ciudad, por unos minutos olvidé que mi vida estaba encarcelada por la fama, por unos minutos olvide a los reporteros que me estaban esperando, a los fans y a todo el mundo, solo importaba este momento, el cual quería atesorar para toda mi vida, en mi mente mi corazón está saliéndose de mi pecho, y encontrandose con el corazón del chico con el que mis labios estaban conectados.

El aire que nos faltaba, separó nuestros labios, abrí los ojos y ahí estaba el, esto parecía sacado de una novela romántica.

- Bueno, eso fue...
- Mágico - lo interrumpí, el solto una pequeña risita
- Cuando vine aquí, nunca me imaginé que estaría en la terraza con una chica tan linda como tú. - sentí la sangre fluyendo por mis mejillas
- No sé qué decir ahora - los dos nos reímos

Thomas me tomo de la mano y me llevo hacia una cornisa del edificio, nos sentamos y miramos a la ciudad por unos minutos sin decir nada, sentí la mirada de el en mí, di vuelta mi cabeza hacia él y ahí estaba con sus ojos cafés mirándome, como si la vida se tratara de ello, al darse cuenta que yo también lo estaba mirando, miró al cielo riéndose, no sabia que hacer ahora, esta siendo un momento tan... fantástico, mi corazón latía a mil por minuto.

Estuvimos como una hora en el techo del edificio, hablando de cualquier cosa, riendonos de los momentos en silencio. Mi mente navegava por los mares del amor, y lo sé, me estoy adelantando, pero no lo puedo contener, mi corazón trabaja por si solo.

Se me ocurrió la idea de bajar de nuevo a la fiesta y Thomas me siguió. Bajamos por el mismo camino por el subimos. Al llegar a la fiesta todos estaban bailando y cantando, justo como lo recordaba, me encaminé a la barra, con el castaño detrás mío, pedimos unos tragos y nos sentamos en los asientos.

- ¿Qué hacemos ahora? - dijo el
- Podemos bailar. -
- Bueno, me parece - me tomó la mano y me llevó a la pista de baile.

Justo estaban tocando una canción lenta, así que puso su mano en mi cintura y yo puse la mía en su hombro y bailamos como si fuera nuestra última noche juntos. Nuestros labios estaban tan cerca sin tocarse, nuestros cuerpos hablaban sin hablar. Bailando juntos nos dimos cuenta que algo especial estaba pasando en esa sala porque nuestros labios lentamente se fueron acercando, para acabar juntándose cuando la canción llego al puente.

Sentí los flashes a mis espaldas, pero ya no me importaba, necesitaba este momento, besarme en una sala llena de extraños fue una de esas historias que en el futuro estaras contando a todos tus nietos.

SO SCARLET, IT WAS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora