Capítulo 11

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—¿Qué quieres decir con que es Tommy? —Pregunté confundido.

—Quiero decir que es el jodido Tommy, ¿quieres que te pinte un cuadro? —espetó ella, agitando las manos ampliamente.

Levanté mis manos en el aire, haciéndole un gesto para que se calmara mientras las colocaba sobre sus hombros. Respiró hondo y me contó toda la historia.

—¿Me pregunto qué lo hizo estallar? —me pregunté en voz alta.

—Es la bruja.

Puse los ojos en blanco. —Esta mierda no otra vez —gemí.

—No esperaría que un Sunnyvaller lo entendiera, pero aquí está la jodida cosa, esperaba que al menos fingieras creerme —sacudió la cabeza y se alejó de mí.

La seguí y me senté a su lado, pasando mi brazo alrededor de su hombro y atrayéndola en un abrazo amistoso.

—No estoy acostumbrado a oír hablar de la bruja, lo siento. Pero, ¿por qué crees que es ella? —Pregunté.

—Porque es Tommy, el novio perfecto, virgen y aburrido de mi hermana. Ella lo hizo —explicó.

—Ella no es real, Ziggy —me encogí de hombros.

Puso los ojos en blanco y fue a abrir la boca, pero antes de que pudiera hablar, alguien comenzó a intentar derribar la puerta. Con los ojos muy abiertos, la agarré y la arrastré conmigo detrás de una mesa.

Puse mi dedo en mi boca, diciéndole que se callara y se calmara ya que su respiración se estaba volviendo errática. Asintió frenéticamente y respiró hondo.
La puerta se abrió de golpe y ambos dejamos de respirar. Con los ojos muy abiertos, nos miramos mientras los pasos resonaban a nuestro alrededor, los cristales se rompían y nos estremecíamos.

Esperamos a que se fuera, el silbido de una serpiente atrajo mi atención mientras se deslizaba por la pierna de Ziggy. Le rogué con los ojos que no gritara, cerró los ojos y enterró su cabeza en mi hombro. Pero eso no ayudó.

Más rápido de lo que pude parpadear, Tommy la agarró por el pelo de la cabeza y la arrastró sobre la mesa. Gritó y luchó y él la arrojó al suelo, me interpuse y Tommy bajó su hacha, a través de la parte posterior de mi pierna, cortando la piel.

—¡CORRE! —le grité a Ziggy.

Se fue rápidamente, Tommy siguiéndola.
¿Por qué no me mató?

Salí cojeando del edificio, la cubierta que puse en mi pierna no hizo mucho, la sangre caliente y pegajosa todavía goteaba por mi pierna.

—¡ZIGGY! —grité en el aire de la noche.

—Nick —dijo una voz detrás de mí.

Salté y volteé para ver a mi hermano, con las manos detrás de la espalda, caminando hacia mí. Todavía estaba limpio, no había sangre en ninguna parte a pesar de que yo estaba cubierto de ella, su cabello aún estaba bonito y limpio mientras que el mío era un nido de ratas. Estaba intacto y limpio, lo cual, dadas las circunstancias, era realmente inusual.

—¿Dónde has estado? Tommy anda por ahí matando gente y tú estás dando un paseo de medianoche —espeté sarcásticamente.

Se rió y sacudió la cabeza, mirando mi pierna y su risa se cortó. Lo miró con ira, murmurando para sí mismo.

—¿Qué? —le pregunté.

—Nada, vete al autobús —me dijo.

Antes de que pudiera decir algo, se alejó con los puños apretados a los costados.
No podía detenerme en eso por mucho tiempo ya que Cindy y Ziggy salieron corriendo del comedor y sin detenerse me agarraron y me arrastraron con ellos.

—¡CORRE! —ordenó Ziggy.

Corrí, con su mano en la mía, hacia el claro. Cindy nos detuvo antes de que pudiéramos avanzar demasiado. —Él no puede venir, esta no es su pelea.

Ziggy asintió entendiendo. —Quédate aquí —su voz era suave

No discutí, ni siquiera dije nada. Simplemente me senté, mi espalda contra un árbol y los esperé. Los observé mientras corrían hacia el árbol colgante, como lo llaman los lugareños, y comenzaban a cavar.

Mi cabeza se giró hacia un lado cuando escuché ramitas y hojas cediendo el paso a los pies. Botas de tacón alto, medias cubiertas hasta las piernas y una falda, hasta una blusa ensangrentada. La navaja que sostenía en su mano se abría y cerraba mientras caminaba hacia mí. No tenía a donde ir.

Ella cantó una canción inquietante, su voz resonando en los árboles. Pasó junto a mí, como si yo no existiera. Tal como lo hizo Tommy. Estaba caminando hacia las chicas.

—¡AQUÍ ESTÁ TU MANO, DEJA A MI
HERMANA VIVA! —gritó Cindy.

Me di cuenta de lo que estaba hablando muy rápido, la gente caminaba hacia ellos y Cindy empujaba a Ziggy mientras se enfrentaba a Tommy con una pala. Ella perdió. Ziggy también.

Vi como ambas chicas perdían la batalla, un cuchillo en una, un hacha en la otra.
Me sentí como un cobarde, solo podía sentarme y mirar con miedo mientras estas chicas eran brutalmente asesinadas ante mis ojos.

Luego se detuvo, vi como todos desaparecían en una nube de moscas y despegaban. Terminó tan rápido como comenzó, dejando atrás a las chicas muertas.

Me puse de pie lo más rápido que pude y corrí hacia Ziggy, sabiendo que no se podía ayudar a Cindy. Cindy tenía demasiado daño en el pecho, no había forma de salvarla.

Pero tal vez podría salvar a Ziggy.

—–—

—Ziggy, mi nombre es Ziggy.

Me paré a su lado y le dije a la policía otro nombre.

—Fue la bruja —me dijo con voz áspera.

Sabía la verdad.

La maldición de la bruja era real y ella era la causante de todo lo malo que sucedía en Shadyside.

Pero no podría decir eso.

Mi padre, el Sheriff, había querido pasarme la antorcha. Y si iba a seguir sus pasos, tenía que saber y creer lo que era real y estaba frente a mí.

Así que mentí.

Y vi como alguien a quien llamé amiga se alejaba de mí, sabiendo que nunca me lo perdonaría.

The Goode Sheriff |Nick Goode x F!Reader| Fear Street 1994   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora