Capítulo 30. El prólogo antes de la batalla II

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一 ¡Venga vamos, os estáis quedando atrás! 一les gritó Touya desde lo alto del pico.

一 ¡Vas muy rápido! 一le gritó Shimura desde abajo.

一 Nee Shimura-san...

一 Llámame Tenko.

一 Tenko... ¿Cómo conociste a Touya?

一 ... Él me ayudó...

一 ¿Mm?

一 Yo estaba en la calle. Mis padres me habían echado de casa. Recibía siempre abuso de mis padres por querer tener una mejor vida. Nosotros somos muy pobres, y casi siempre estamos debiendo dinero a la gente. Así que... me echaron para tener más recursos...

一 Lo siento...

一 No pasa nada. Ahora vivo en el castillo, a escondidas del rey 一se rascó la nuca 一"Pero jamás podré olvidar todo lo que me hicieron mis padres. El odio... sigue dentro de mí..."一 ¿Y tú?

一 ¿Yo? Esto... soy un grifo...

一 ¿¡Un grifo!? ¡Increíble! 一se emocionó一. ¡¿Puedes volar?! ¡¿Puedo ver tu forma de grifo!?

一 Bueno... 一Keigo se transformó en su grifo.

一 ¡Es hermoso! ¿Puedo montarme?

El animal asintió, y Tenko se montó en el lomo de éste. Era muy cómodo, además de suave.

Ambos fueron donde estaba Todoroki, y Keigo volvió a su forma humana.

一 ¡Ha sido increíble!

一 ¿Qué habéis hecho? 一les preguntó el peliblanco.

一 Keigo me ha dejado montar en su forma grifo!

一 ¿Pero ya tienes alas tú no? Puedes volar sin tu forma de grifo.

一 Ya pero me lo pidió así que...

Los tres pasaron la tarde juntos, hablando y riendo. También comieron algo. Cuando la noche cayó, Touya y Tenko se despidieron de Takami. Le vieron alzar el vuelo de vuelta a las Montañas del Millón, y ellos dos caminaron de regreso a su castillo.

Así pasaron los siguientes días, y meses. Para Touya y Keigo, eran los únicos momentos que tenían después de tanto entrenamiento y sufrimiento en sus hogares.

Pero llegó un día que ese dolor explotó.

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Capítulo 30

El prólogo antes de la batalla II


Como todas las tardes, Keigo fue a la Cordillera Salvaje. Hoy estaba feliz, ya que era su cumpleaños. Ya habían pasado varios años desde que hacían esa rutina. Hoy cumplía los 12 años. Y Touya cumplió los 13 hace algunos meses. Él y Tenko le hicieron una sorpresa en medio de la montaña, y le regalaron un collar hecho a mano. Y al igual que ellos crecían, también creía el sentimiento que llevaba en su pecho desde niño.

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