Prólogo

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"Velocidad y misterios para el más allá"

La luz azulada del monitor iluminaba la habitación en penumbra. Allí estaba yo, perdido en el infinito scroll de internet, buscando algo que ni siquiera sabía que necesitaba, suspiraba tomando coca cola y unas papas fritas picantes.

"¿Estás desperdiciando el tiempo, o el tiempo te desperdicia a ti?"

La frase me golpeó como un rayo. Miré el reloj: las 2:37 de la madrugada. Overwatch seguía abierto en segundo plano, esperando mi regreso al combate junto a Willy.

— La verdad, creo que la primera opción — murmuré, consciente de que nadie me escuchaba.

Me recliné en la silla, dejando que el peso de esa realización me hundiera. ¿Qué estaba haciendo con mi vida? Contenido basura, videojuegos interminables, noches en vela... todo para escapar de algo que ni siquiera podía nombrar.

Mis ojos se desviaron hacia la ventana. Afuera, el cielo nocturno se extendía vasto e insondable. Por un momento, sentí que podía ver más allá de las estrellas, más allá de lo conocido. ¿Qué secretos guardaba el cosmos? ¿Qué misterios acechaban en los rincones inexplorados de la galaxia?

— Vaya que las cosas son raras — dije, volviendo a la partida de Overwatch, pero mi mente ya estaba lejos, vagando por senderos cósmicos.

Este sentimiento, esta inquietud... me atormentaba constantemente. La necesidad de buscar, de descubrir, de ir más allá. Pero el miedo me anclaba a mi silla, a mi rutina, a lo conocido.

Suspiré, consciente de que algo me faltaba. No era como los otros chicos de mi edad. Mientras ellos vivían sus vidas normales, yo me sentía atrapado entre dos realidades: la mundana cotidianidad y el llamado de lo desconocido.

Fue entonces cuando ocurrió. Un destello en el cielo, tan breve que pensé haberlo imaginado. Pero algo en mi interior se agitó. ¿Era esto el inicio de algo? ¿El universo respondiendo a mis anhelos silenciosos?

— ¿Andas de esquizofrenico? — me preguntaria Willy al ver que prendi el micro para continuar la partida.

No lo sabía entonces, pero ese destello marcaría el comienzo de una aventura que desafiaría todo lo que creía saber sobre la realidad. Una aventura que me llevaría a cruzar caminos con dos chicas que no pertenecían a este mundo y un misterioso piloto de carreras.

— Viendo lo que seguia deberia cambiar de Main — me dije a mi  mismo, sin saber realmente lo que iba a suceder a partir de ahi.

Eran las 3 de la mañana y estaba listo para dormir, por que perdi la motivación de seguir jugando, apague mi pc y mi xbox y me recoste en la cama quedando inconsiente hasta el dia siguiente.

Desperte e hice los que haceres del hogar,limpiar el lugar y mejorar la calidad de vida, que tenia, y vaya que me tarde demasiado.

— Con que aqui estaba mi mazo de cartas — dije al ver el bonche de cartas en el lugar.

El sol de la tarde se colaba por las rendijas de mi persiana cuando decidí salir de casa. Necesitaba aire fresco, algo que me sacara de la rutina que me estaba consumiendo.

Caminando por el parque, algo captó mi atención. Una mariposa de alas iridiscentes revoloteaba cerca de una fuente. Sus colores cambiaban con cada aleteo, como si no perteneciera a este mundo. Me quedé paralizado, observándola. ¿Cómo no había notado antes la belleza que me rodeaba?

— Que rara maripiosa, parece que le cayo un balde de pintura.

De repente, era como si un velo se hubiera levantado de mis ojos. Los detalles más pequeños cobraban vida: el intrincado patrón de las hojas en los árboles, el sutil cambio de tonalidades en el cielo al atardecer, incluso el murmullo del viento parecía contar una historia.

— La matrix — murmure de nueva cuenta.

Mientras caminaba, absorto en este nuevo mundo de detalles, mi mirada se posó en las parejas que paseaban por el parque. Y allí estaban, todos los clichés románticos desplegados ante mí:

— ¡¿Corazón,  eso es para mi?! — dijo la chica.

— Claro que si mi amor, una rosa para otra rosa — dijo el chico.

Al otro lado de eso otra pareja compartía un helado, riendo exageradamente ante un chiste que seguramente no era tan gracioso. Una mas hacía un picnic, alimentándose mutuamente con fresas como si no supieran usar sus propias manos. Un chico tocaba la guitarra para su novia, quien fingía sorpresa como si no hubiera ensayado esa escena mil veces.

— Vaya, el amor sí que nos vuelve ridículos — murmuré para mí mismo otra vez, entre divertido y escéptico.

Seguia mi camino aunque estabamolestopor estas relaciones: Era envidia.

Me rei un poco viendo lo bueno que seria tener una relación pero mis pensamientos fueron interrumpidos por dos siluetas, aquellas demostraban un aura muy imponente como fuegos artificiales en una noche tormentosa.

Eran dos chicas las cuales iban caminando de alegremente agarradas de la mano,una con cabello corto y rojo como el fuego y laotra rubio como el sol. Me quede mirandolas por un segundo,en mi mente empezaron a crear conceptos diferentes.

Quizas fue mimente quien lasvistio con extravagante ropa de fantasia, armadura de peleas y armas en las espaldas, aunque al tallarme los ojos mi visión fue transformada a la realidad, las dos iban con ropas casuales, una de ellas llevaba una guitarra y la otra llevaba una funda de patineta.

Lo siguiente no se si lo veia era real o no las dos caminaban con una mezcla de curiosidad y confusión, deteniéndose a examinar cosas cotidianas como si las vieran por primera vez. 

Un corte me hacia verlas actuando normal, como civiles comuines, otro flashaso en mi cara me hizo ver a la pelirroja que señaló un semáforo con asombro, mientras la rubia miraba su reflejo en el escaparate de una tienda, aparentemente sorprendida por su propia imagen.

Mi corazón se aceleró. ¿Estaba alucinando? ¿O realmente había algo extraño en esas chicas?

Sin pensarlo, mis pies comenzaron a moverse en su dirección. Algo me decía que este encuentro cambiaría mi vida para siempre aunque tenia demasiado miedo al mirarlas. Y por primera vez en mucho tiempo, estaba ansioso por descubrir qué me deparaba el destino.

Fin del Prólogo.

Hilo de brechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora