Capítulo 2

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Miré mi cuarto, una vez más sumergido en la misma rutina. La caja física de Overwatch estaba ahí, en la repisa, como recordatorio de los días en los que disfrutaba cada partida. Pero esta noche era diferente, y me sentía más solo que nunca. Perdí de nuevo. 12:55 a.m. La luz azulada de la pantalla iluminaba mi rostro en la oscuridad. Otro día perdido en el vasto océano del internet, buscando algo que no podía definir.

— Vaya tela... — murmuré, dejando el control sobre el Xbox. La PC seguía reproduciendo videos, y mi celular cargaba en silencio. — Debería estar durmiendo — dije en voz baja, frotándome los ojos.Veinte años. Desempleado. Viviendo aún en casa de mis padres. No era exactamente el futuro que había imaginado para mí mismo. El encuentro con la misteriosa pelirroja seguía dando vueltas en mi cabeza, mezclándose con recuerdos que no estaba seguro de haber vivido realmente.

Cerré el navegador y me recosté en la cama, mirando el techo. ¿Cuándo fue la última vez que hice algo significativo con mi vida?

De repente, como una avalancha, los recuerdos comenzaron a fluir. Rostros de amigos que hacía años que no veía. Risas compartidas en los pasillos de la escuela. Aventuras que parecían sacadas de un videojuego...

— ¿Pero realmente pasó todo eso? — me pregunté en voz alta.

Me levanté de un salto y busqué mi viejo álbum de fotos. Necesitaba pruebas, algo tangible que me dijera que no estaba perdiendo la cabeza.

Las páginas estaban llenas de imágenes borrosas y descoloridas. Rostros que me resultaban familiares y a la vez extraños. En una foto, creí ver a la chica pelirroja, pero al parpadear, era solo otra compañera de clase que había olvidado, aunque bueno su cabello era negro pero similar a ella.

Luego estaba Alex, mi supuesto mejor amigo. Recordaba tardes enteras jugando videojuegos, creando nuestros propios mundos fantásticos. ¿Pero realmente existió Alex? ¿O era solo un personaje más de los juegos que tanto me gustaban?

— Tengo que hacer algo con mi vida — decidí, cerrando el álbum.

Tomé un cuaderno y comencé a hacer una lista:

Buscar trabajo (en serio esta vez) 

Retomar viejos pasatiempos (¿cuáles eran?) 

Contactar a viejos amigos (si es que existieron)

Investigar sobre... ¿hermanos perdidos? ¿chicas misteriosas?

Miré el reloj: 2:37 AM. La misma hora en que solía quedarme despierto jugando videojuegos, soñando con aventuras que nunca llegaban, vaya que pasa rapido el tiempo cuando tratas de resolver acetijos mentales.

— Mañana — me prometí a mí mismo. — Mañana empiezo a cambiar las cosas, o bueno hoy mas temprano.

Me acosté, pero el sueño no llegaba. En la penumbra de mi habitación, las sombras parecían cobrar vida, formando siluetas de personas que creía conocer, habia muchas cosas que no entendia 

Justo antes de caer dormido, un pensamiento cruzó mi mente: ¿Y si todo, absolutamente todo, fuera real? ¿Y si las aventuras, los amigos, las chicas misteriosas, fueran parte de algo más grande que no podía recordar completamente?

El sonido de mi alarma me despertaría horas después, marcando el inicio de un nuevo día. Un día que, me prometí, sería diferente a todos los anteriores, aunque me costaba intentaba levantarme a la fuerza.

Salí de casa con una determinación que no sentía desde hacía mucho tiempo. El sol de la mañana parecía burlarse de mi optimismo forzado.

Primera parada: la biblioteca pública. Necesitaba usar una computadora para actualizar mi currículum. Después de 20 minutos de espera, finalmente me senté frente a una máquina que parecía tener la misma edad que yo.

— Vamos, tú puedes — me dije a mí mismo, abriendo un documento en blanco.

Dos horas después, seguía mirando la pantalla. ¿Qué se supone que debía poner? ¿"Experto en bombas nucleares en Overwatch"? ¿"Habilidades especiales: recordar vidas que posiblemente nunca existieron"?

Frustrado, cerré el documento sin guardar. Otro intento fallido.

Decidí dar un paseo por el parque, esperando que el aire fresco despejara mi mente. Mientras caminaba, intenté recordar los nombres de mis supuestos amigos. ¿Alex? ¿Naomi? ¿O eran personajes de alguna serie que vi?

De repente, creí ver un destello de cabello rojo. Mi corazón se aceleró. ¿Era ella? Corrí hacia donde creía haberla visto, solo para chocar con una señora mayor que paseaba a su perro.

— Lo siento, lo siento mucho — balbuceé, ayudándola a levantarse.

— ¡Ten más cuidado, muchacho! — me regañó, alejándose con su perro.

Avergonzado y confundido, me senté en un banco cercano. Saqué mi teléfono, decidido a buscar en redes sociales a alguno de mis antiguos amigos. Pero al abrir la aplicación, me di cuenta de que no recordaba mis propias contraseñas. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que las usé?

Después de varios intentos fallidos, el teléfono me bloqueó el acceso. Genial, otra cosa que no funcionaba.

Ya era media tarde cuando regresé a casa, sintiéndome más perdido que nunca. Ni currículum, ni amigos, ni misteriosas chicas pelirrojas. Solo yo y mis dudas.

Me dejé caer en el sofá, mirando el techo. El silencio de la casa vacía pesaba sobre mí como una manta de plomo.

— ¿Y ahora qué? — pregunté en voz alta, sabiendo que nadie respondería.

Mis ojos se posaron en la vieja consola de videojuegos. Por un momento, sentí la tentación de perderme en mundos virtuales, como siempre hacía. Pero algo dentro de mí se rebeló contra esa idea.

Me levanté y fui a la cocina. Abrí el refrigerador, esperando encontrar algo para cenar. Estaba prácticamente vacío, salvo por una lata de refresco y un yogur caducado.

— Perfecto — murmuré, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.

Me acosté temprano esa noche, sintiendo que había desperdiciado otro día más. Mientras miraba las sombras en el techo, no pude evitar preguntarme: ¿Alguna vez lograría cambiar mi vida? ¿O estaba destinado a vivir en este limbo de recuerdos confusos y realidades inciertas?

Con estos pensamientos dando vueltas en mi cabeza, finalmente caí en un sueño intranquilo, plagado de imágenes de pelirrojas misteriosas y amigos que tal vez nunca existieron.

Fin del Capitulo 2.

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