Capítulo 1

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ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 1

¿𝔇𝔬́𝔫𝔡𝔢 𝔥𝔞𝔟𝔦́𝔞𝔰 𝔢𝔰𝔱𝔞𝔡𝔬?

     Recientemente, había cumplido veintiuno, y para la sociedad, ya era muy vieja para conseguir un contrayente. Nunca le interesó el matrimonio, en absoluto, prefería gastar su tiempo leyendo, escuchando música, y hablando con los animales.

     —Escúchame.—su tía estaba sentada delante de ella, dentro del carruaje.—Te vas a comportar como una señorita. El joven Elías es digno de nuestra familia.

     Su tía Mary siempre fue una mujer muy refinada, y a pesar de sus casi sesenta y cinco años, aún conservaba su belleza como si fuera veinte años más joven. Llevaba casi cuarenta años casada con su tío Robert, hermano menor de su padre, y entre ellos nació su prima Charlotte, la cual actualmente estaba sentada a su lado mirando el paisaje desde el carruaje.

     —¿Me escuchaste, Ruth?

     —Sí, sí.

     No, no la había escuchado.

     Vivía en casa de sus tíos desde que sus padres fallecieron, hace casi doce años. Fue un suceso muy difícil para ella, tuvo que ir durante mucho tiempo a terapia, mas a escondidas de los amigos de la familia y del resto para evitar rumores indeseados.

     Si se hablaba de familia, ella era la que menos se parecía a la familia de su padre. Todos nacían y conservaban esos ojos verdes, al contrario de ella y sus ojos negros. Su tía Mary siempre le decía que lo heredó de su madre, de la cual solo tenía una imagen de ella. Una foto, solo una foto, de ella cargándola en brazos.

     —Ya llegamos...

     Un hermoso castillo color blanco se dejó ver desde lo lejos, entre un bosque. No era muy distinto al castillo de sus tíos...

     La entrada estaba hermosamente decorada, el jardín delantero muy bien cortado y adornado con las flores más hermosas de todo el reino. Las suaves piedras lisas en la entrada, resonaron junto a un calzado, caminar hacia su carruaje, dejando ver, al mayordomo del hogar. Un hombre, alto, blanco, con traje, les abrió la puerta, dándoles la bienvenida a la casa de los Rothschild.

     Lustrosa, elegante y enorme, la casa era, sin duda alguna, como la suya. El decoro combinaba con los sillones y cuadros, incluso en los colores. El mayordomo los llevó al salón principal, donde los recibió el dueño de la casa, el señor Oliver Rothschild. Su firme postura lo hacía ver muy alto, un hombre canoso y elegante, saludó a cada una de las invitadas. Ruth, por supuesto, tuvo que mostrar sus modales, tal y como su tía le había enseñado.

     —Desde hace mucho tiempo que no veía a la señorita Ruth, ha crecido mucho.—comentó el hombre mirándola de pies a cabeza.—Si no mal recuerdo, fue usted compañera de Elías en la escuela, ¿verdad?

     Elías Rothschild era muy caballeroso, noble e inteligente, y ante la vista de todas las chicas, el más guapo, y no se equivocaban. Fueron juntos a la misma escuela de familias ricas, y muchísimas veces hicieron trabajo en equipo. Él era muy dulce.

     —Sí, nos conocemos.

     El té era la especialidad de la familia Rothschild, y fue lo primero que les sirvió la criada, junto a unos pequeños pastelillos. El día estaba soleado, así que tranquilamente se sentaron a disfrutar del calor del sol en la terraza. La mesa plena de copas, servicios limpios hasta ver su propio reflejo en ellos, el mantel limpio, todo parecía tan...artificial.

Six de las Maravillas (Little Nightmares)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora