42 ° bajo el sol

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—sasuke—

Despierto al sentir la garganta extremadamente seca y unas ganas de mear horribles. Con fastidio abro los ojos e intento ponerme de pie, pero el grillete en mi muñeca izquierda que a su vez está atado a la cama me lo impide y de inmediato llegan a mi cabeza los recuerdos de la noche anterior, haciendo que mis mejillas se calienten al instante.

El conde sí que se lució en su rol de amo hacia mí. Me esposó a la cama con unos grilletes que, ni idea de donde los sacó, pero que si me preguntas estoy mil por ciento seguro de que Madame Pink estuvo detrás de eso, la Madame está detrás de todo. Hizo conmigo todo lo que le entró en gana mientras me mantuvo inmóvil y con mis ojos cerrados. Nunca me imaginé a mí mismo en un juego de BDSM, pero que me condenen si digo que no lo disfruté, aún se me eriza la piel al recordar la sensación de las gotas de cera de unas velas cayendo en mi cuerpo o el espontáneo dolor en mis pezones cada vez que él tiraba de ellos... algo que sin duda alguna quiero repetir algún otro día.

— señor... — palmeo su hombro con cuidado, intentando despertarlo — hey, despierta.

— ¿qué pasa? — cuestiona con voz dormilona y sin abrir sus ojos.

— ¿dónde están las llaves de eso? Necesito ir al baño.

Abre uno de sus intensos ojos azules para fijarlos primero en mí y luego en el grillete en mi brazo — te queda muy bien.

Resoplo al ver como vuelve a acomodarse para dormir de nuevo — no te pregunté si me quedaba o no, te pedí las llaves.

— no seas ruidoso, sasu, es temprano todavía.

— conde, mi vejiga está a punto de estallar, dame las llaves o tendremos un desastre aquí.

Soto como sonríe — ¿lluvia dorada? No suena mal.

Pongo los ojos en blanco — eres insoportable.

Respira profundo mientras estira su brazo hacia atrás para tomar la pequeña llave del cajón de la mesa de noche y luego tenderla en mi dirección, pero cuando intento tomarla la aleja de mí.

— ¿qué pasa?

— quiero una recompensa a cambio.

— ¿a qué te refieres? — cuestiono con el ceño fruncido.

Se señala los labios — un beso.

Ruedo los ojos — vale, te daré todos los besos que quieras, pero luego de que tanto tú como yo nos lavemos el hocico — me extiendo para tomar la llave de su mano — te amo, cariño, pero mi amor no llega a tanto.

— hieres mis sentimientos, sasu— finge tristeza mientras yo me libero y me pongo de pie — dame el divorcio.

Me río caminando hacia el baño — de acuerdo, pero me llevo la mitad de todo lo tuyo. Seré un soltero millonario y sexy.

—naruto—

Vierto un poco de agua en mi mano y luego la restriego por mi rostro en un vano intento de refrescar mi cuerpo aprovechando que el está disfrutando de las olas. Miro mi piel enrojecida y suspiro casi sin fuerzas. Venir aquí ha sido un completo error, el sol es demasiado resplandeciente e incluso me afecta estando debajo de la sombra de este gran paraguas. Desde que llegamos ayer lo supe, pero no quise dañar su emoción de por disfrutar de un día tan despejado. En nuestro país el sol es escaso por no decir que nulo, siempre está nublado o lloviendo (por eso decidí levantar mi reino allá) es un clima perfecto para nosotros los vampiros, digo, no es como si el sol en realidad nos mata, pero nos causa mucha debilidad y quemaduras que pueden empeorar según la cantidad de tiempo que nos expongamos ante él.

elegido de dracula - narusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora