PRÓLOGO

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El sol apenas lograba colarse por la ventana, pero la canción que entonaban los pájaros al píar en los árboles indicaba que la mañana había llegado.

La serie de suaves pero sonoros besos recorriendo su espalda fueron el detonante que ayudó a que despertara por completo. DongMin estaba a su lado, con el cabello aún húmedo despeinado y una sonrisa de oreja a oreja.

— Buenos días —musitó con la voz ronca debido al sueño — ¿Qué hora es?

La sonrisa de su esposo se ensanchó y sus ojos formaron dos medias lunas — Aún es temprano, estoy por salir.

Jimin se enderezó sobre la cama, tallando sus ojos para luego enfocar al alto hombre junto a él.

— Hoy es la junta, ¿Verdad?

DongMin asintió, poniéndose de pie y ajustando su corbata frente al adverso, esperando la aprobación de Jimin — Así es, quería mi beso de buena suerte, sabes lo importante que es para la compañía que la empresa de los Jeon firmen el contrato. El señor Jeon ganará millones y por fin el ansiado aumento que he estado esperando llegará. Todo depende de que logre hacer que firmen el contrato.

El rubio sonrió, escuchando la innecesaria explicación de su esposo, él conocía perfectamente la situación.

La compañía Kang, donde su esposo trabajaba, llevaba más de un año intentando no caer en la bancarrota, y con el contrato que DongMin firmaría con la empresa de Los Jeon ganarían millones, sin mencionar que la compañía saldría de la mala racha en la que el heredero había caído al hacerse cargo del negocio familiar.

Momentos después, Jimin despidió al alto en la puerta, deseándole la mejor de las suertes y dándole un largo y lento beso en los labios. Habían regresado de su luna de miel hace 4 meses y todo había ido mejor que bien, nunca pensó que vivir con DongMin sería tan fácil y relajante.

Regresó a la cama luego de despedir a su esposo, adoraba llamarle esposo. Desperdició la mitad de la mañana en la misma posición sobre las cobijas, mirando el televisor sin prestar real atención al programa de variedades que tenía colocado. Pensaba más que nada en lo grandioso que se convertirá DongMin cuando logre que la empresa de los Jeon firme por fin, pues había estado meses detrás de ellos, tratando de hacerles ver todas las ventajas que obtendrían al firmar con su compañía.

Realmente necesitaban que ese contrato se realizara, la compañía se estaba yendo a la quiebra y con ella DongMin, y no es que Jimin se hubiera casado con él por el dinero, pero lo que sí era cierto es que en la actualidad conseguir un trabajo estable era toda una odisea, la misma por la que él estaba cursando. Ya había sido contratado y luego despedido 4 veces desde que se tituló, y actualmente se encontraba desempleado debido a que DongMin le aseguró que no necesitaba seguir buscando un empleo, que pronto la situación en su empresa se resolvería y le darían un aumento por haber conseguido el contrato de oro.

Eran las 11 de la mañana cuando su teléfono celular sonó mientras se llevaba una cucharada de cereal a la boca. Masticó rápidamente al tiempo que leía el nombre en la pantalla táctil.

—  ¡Cariño! ¿Has terminado ya con el contrato, cómo te fue?

— Se ha acabado todo — le escuchó decir del otro lado.

— Genial, ¿Quieres que festejemos en casa, o prefieres salir a cenar?

— No, Jimin, no en ese sentido — su corazón se paralizó al escuchar el tono de su esposo. Dejó el tazón con el cereal remojándose en la leche a un lado y se puso de pie, frunciendo las cejas antes de escuchar de nuevo la voz ajena — No firmaron, por más que intenté, ellos se negaron al saber que la empresa estaba en quiebra.

El silencio se apoderó de la línea, y sólo fue roto por un suspiro emitido por parte de DongMin.

— Lo siento tanto, cariño — logró musitar Jimin, con una mano cubriendo su boca — Pero no es el final, estoy seguro que habrá otra compañía que estén dispuestos, no puedes darte por vencido ahora.

— Gracias Jimin, pero no, lo he intentado todo — se hizo de nuevo un pequeño silencio hasta que DongMin continuó — Tengo que regresar al trabajo, hablaremos más tarde cariño.

Jimin ni siquiera alcanzó a despedirse cuando el adverso colgó. Su corazón se fue en picada tras bloquear el celular y el hambre desapareció por completo. Recogió el tazón de cereal y tiró a la basura los restos de la comida.

~*~

DongMin lucía totalmente derrotado cuando cruzó el portal de la entrada. Jimin lo esperaba con los brazos cruzados y las cejas levemente fruncidas. En cuanto el adverso se quitó los zapatos, el rubio se lanzó a abrazarlo con fuerza. Sabía que no podía hacer nada por su esposo, pero al menos podía hacerle ver que tenía un hogar y unos brazos en los cuales refugiarse cuando las cosas salieran mal.

— Todo estará bien Jimin.

Le sobaba a espalda con lentitud y cariño mientras el otro daba pequeños pasos y los conducía hacia la sala de estar, donde se dejaron caer en el sofá y Jimin se acurrucó contra el alto. Estaban en silencio, Jimin podía escuchar los latidos del corazón ajeno, lentos pero fuertes. Sabía que no era el fin, después de todo cosas buenas siempre le pasan a las personas buenas, y DongMin, más que cualquier otro, era una buena persona.

                         💐🌙🖋

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