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—  ¡En dónde carajos estabas!

DongMin tenía el rostro rojo del coraje. En cuanto cerró la puerta a su espalda el alto llegó a su lado, tomándolo de la muñeca y halando de él un par de veces.

— ¡Qué rayos pasa contigo! ¡Suéltame!

El rubio jaló su brazo pero su esposo sólo lo sujetó con más fuerza, cortando incluso la circulación de la sangre a su mano, la cual comenzó a punzar.

— ¡Dime en dónde te metiste, Jimin!

La rabia se desbordaba desde todas partes del cuerpo de DongMin y por primera vez desde que lo conocía, Jimin sintió miedo de él. Posó una mano sobre su pecho para empujarlo con fuerza, DongMin se tambaleó hacia atrás pero debido a que lo sostenía con fuerza, lo llevó junto con él. Ambos trastabillaron y cayeron al suelo debido al enredo de sus pies.

El alto rodó, dejando al menor debajo suyo. Se sentó sobre su abdomen y tomó sus manos para sostenerlas a cada lado de su rostro.

  — ¡Respóndeme, maldita sea!

Jimin comenzó a temblar debajo suyo, sin saber que era lo que DongMin haría a continuación, pero el miedo comenzaba a fusionarse con enojo y ambos comenzaban a emplear toda su fuerza contra el otro.

El adverso llevó sus manos sobre su cabeza y las sostuvo, liberando una mano para tomarle de la mandíbula con fuerza e inclinarse a besarle en los labios con rudeza. Jimin apretó los ojos, intentando liberarse de su propio esposo, no quería aquel beso, sin embargo DongMin era más alto y siempre había sido un poco más fuerte que él.

Sintió la lengua ajena empujar entre sus labios y debido a la fuerza con la que le sujetaba la mandíbula sus propios labios se separaron, dando paso al sinhueso adverso. Las lagrimas se acumularon en los ojos de Jimin, derramándose por su rostro cuando sintió la forma en la que las caderas de su esposo se frotaban contra las suyas. Le hizo sentir enfermo.

Fue entonces cuando se dio cuenta del sabor a alcohol en la boca de DongMin, el condenado estaba malditamente ebrio, pero eso no justificaba lo que hacía. Jimin quiso girar el rostro con más ansias que antes, pero DongMin mordió su labio inferior con tanta fuerza que le hizo gemir de dolor, el sabor metálico inundó su boca momentos después.

— Te voy a hacer el amor tan fuerte que te hará recordar quién es tu dueño.

Jimin tembló bajo el cuerpo ajeno ¿En qué clase de persona se había convertido su adorado DongMin? Simplemente no podía reconocerlo, no podía asimilar lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

La mano en su rostro se alejó para bajar sus pantalones sin ningún tipo de cuidado. Jimin suplicó que parara, pero DongMin hizo caso omiso, tomando su miembro y comenzando a bombearlo. Él derramó más lágrimas.

— ¡Por favor, por favor para! — lloró, cerrando los ojos con fuerza y rezando porque DongMin se detuviera — ¡Por favor, DongMin! No quiero, no quiero hacerlo así, te lo ruego.

Su llanto sólo incrementaba y gritaba con fuerza, hasta que la mano de DongMin se alejó de su miembro erecto contra su voluntad. Entonces se miraron a los ojos y DongMin frunció las cejas al ver su labio sangrar. Le soltó rápidamente, sin embargo no se movió.

— ¿Le lloraste así también a Jungkook? ¿Le pediste también a él que parara, o sólo a mí?

Jimin no podía pronunciar palabra, lloraba incontrolablemente y estaba asustado como el infierno, ya no se sentía seguro al lado de DongMin.

El alto se puso de pie y se limpió la sangre de Jimin de su labio con el dorso de la mano. Sin decir nada se dirigió a la cocina, por más alcohol, supuso Jimin. Entre pequeños temblores apenas pudo subir su ropa interior y gateó a la mesa de noche, incapaz de poder ponerse de pie.

Su corazón martilleaba con fuerza en su pecho y capturó su celular del sofá. Lo desbloqueó rápidamente entre temblores y abrió los contactos, buscando entre sus añadidos la primer persona que encontrara confiable para pedirle ayuda, temiendo de lo que pudiera hacer DongMin entre más borracho se ponía. El contacto de Jungkook apareció a su vista casi con un destello. Iba a seguir de largo entre la lista, hasta que las palabras del pelinegro llegaron a su cabeza.

Presionó el botón de marcado con rapidez, sin querer perder más tiempo en pensarlo. Jungkook acababa de irse, no debería estar demasiado lejos, llegaría más rápido que cualquiera. Se llevó el celular al oído mientras se recargaba contra el sofá, aún en el suelo, y veía fijamente la entrada de la cocina.

  — ¿Jimin? — escuchó al otro lado de la línea, sintió las lágrimas derramarse con más fuerza ésta vez y se obligó a hablar.

— J-Jungkook — musitó, modulando su voz para que DongMin no lo escuchara — Lo s-siento, no sabía a quien hablarle...

— ¿Qué es lo que sucede? ¿Qué te pasa? — Jungkook sonaba alarmado.

— Es DongMin, está borracho y me... 

Al otro lado de la línea se escuchó el chirrido de una llantas, Jimin supuso que Jungkook acababa de hacer alguna vuelta ilegal — Voy para allá, maldita sea, estaré ahí en un segundo, cielo.

— Con quién hablas, cariño.

La voz de DongMin lo sobresaltó, había olvidado vigilar la cocina mientras intentaba subir sus pantalones. Tembló más fuerte mientras el adverso se aproximaba a él y le arrebataba el celular para mirar la pantalla.

  — Así que sigues en contacto con él, pequeña perra.

Los ojos de Jimin lagrimearon, jamás imaginó que DongMin podría tratarlo ni llamarlo de esa manera — D-DongMin, no, no es como...

El alto arrojó el celular al suelo. Jimin le miró a los ojos mientras se agachaba delante de él.

— ¿Disfrutaste del sexo que Jungkook te dio? ¿Es por eso que no quieres hacerlo más conmigo?

Jimin negó, limpiándose las lágrimas y la sangre seca que estaba en su barbilla.

— Apuesto a que sí ¿Pero sabes qué? Esa noche también disfruté de un buen sexo.

El rubio sintió que su corazón se detenía mientras DongMin le susurraba la manera en la que se había metido con un chico en el bar al que había ido con Yoongi y Taehyung. Su corazón había terminado de romperse y la furia se fusionó con el temor.

— ¿Por qué lo hiciste, imbécil? 

— ¡Porque al mismo tiempo tú estabas disfrutando del pene de Jungkook en tu interior!

Jimin apretó los dientes mientras empujaba el pecho de DongMin, haciéndole caer sobre su trasero — ¡Te recuerdo que fuiste tú quién me pidió hacerlo, maldito bastardo! ¡Yo no quería, juro que no quería!

No podía contener las lágrimas, su rostro estaba hinchado y adolorido. DongMin se enderezó y llevó sus manos a su cuello, apretándolo con un poco de fuerza. Jimin creyó que era el fin, pero en ese momento escuchó los golpes en la puerta. Era Jungkook, había llegado rápido como le había prometido.

Sus ojos se cerraron cuando la puerta se abrió con rudeza. No había asegurado del todo cuando entró, gracias a Dios debido a eso fue más fácil para Jungkook derribarla.

— Suéltalo ahora mismo. 

DongMin no pudo reaccionar a tiempo debido a la sorpresa, el puño de Jungkook se estampó en su rostro con fuerza y le hizo volar directo al suelo, llevándose a Jimin con él. Jungkook se aproximó para quitar las manos del otro lejos del cuerpo de Jimin  y lo ayudó a ponerse de pie con piernas temblorosas.

El pelinegro miró rápidamente el estado general de Jimin, subiendo sus pantalones y abrochándolos tan rápido como pudo. Sus dientes se apretaron del enojo antes de hablar.

  — Larguémonos de aquí. Te vas a arrepentir por siempre, bastardo, me encargaré yo mismo de que lo hagas.

Jungkook estaba dispuesto a darle una paliza, pero Jimin lo detuvo, negando y pidiendo que se fueran de ahí cuánto antes. No había parado de llorar mientras se aferraba a Jungkook y éste lo metía en el auto. 

El pelinegro se encargó de ponerle el cinturón y peinar un cabello lejos de su frente, susurrando que todo iba a estar bien y que ahora estaba con él, que no dejaría que nada le pasara.

Propuesta Laboral ♥︎ KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora