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La ola de calor que se extendió por su espalda le hizo despertar por completo. Odiaba sentir calor por las mañanas y despertar todo pegajoso por el sudor, sin embargo aquella calidez no se debía a la temperatura.

Abrió sus ojos, pestañeando ligeramente para desprenderse el sueño. La razón del calor que estaba sintiendo era que tenía un cuerpo pegado al suyo.

Su espalda estaba pegada piel con piel al torso de alguien más, y sólo hasta que se percató del brazo que rodeaba su cintura y posaba su mano contra su pecho, que recordó los eventos del día anterior. Rápidamente un furioso calor se apoderó de sus mejillas, reviviendo en su mente las escenas de la cena, el beso en la azotea y posteriormente el increíble y desenfrenado sexo que había compartido con Jeon Jungkook.

No había parado en toda la noche, su trasero dolía con sólo pensar en moverse, y no solamente por dentro, el pelinegro había azotado su trasero tantas veces a lo largo de la noche que estaba seguro de que sus manos se habían quedado marcadas en sus glúteos.

Se removió un poco, con total cuidado para no despertar a Jungkook y verlo dormir. Lucía totalmente pacífico, relajado. Sus labios estaban entreabiertos y el cabello totalmente revuelto. Maldición, incluso a esa hora de la mañana el muchacho era condenadamente apuesto.

Trató de moverse un poco más, tomando la mano de Jungkook para retirar su brazo y poder levantarse cuando éste soltó un ligero gruñido y apretó con más fuerza su brazo a su alrededor.

— ¿A dónde crees que vas? Aún es muy temprano. 

Jimin se sobresaltó al escuchar su ronca voz debido al sueño. Soltó el brazo del pelinegro y negó, buscando rápido una excusa.

— Debo ir a trabajar.

— Mentiroso, sé que no trabajas. Vuelve a dormir.

Jimin suspiró, no porque Jungkook no lo dejara ir, sino porque realmente sentía el deseo de querer quedarse entre sus brazos un par de horas más. Pero no iba a perder su cordura, no con Jungkook.

— Debo irme ahora, la noche ha acabado.

El brazo alrededor de su cintura se tensó durante unos segundos antes de aflojarse y finalmente dejarlo ir. 

En silencio, se sentó en la orilla de la cama, buscando su ropa en el suelo y separándola de la de Jeon. Se vistió tan rápido como pudo, cerrando la camisa negra con rapidez sin querer mirar a Jungkook, quién seguía inmóvil en la cama pero le seguía con la mirada en cada movimiento que hacía.

— Al menos quédate a tomar el desayuno conmigo.

Jimin le miró mientras se ponía de pie, caminando lentamente hasta él sin importarle estar desnudo. Su mano se envolvió en su mejilla y se inclinó para darle un suave beso. Jimin sintió sus piernas temblar cuando se separaron.

— Y-Yo no, lo siento, no puedo quedarme más tiempo.

Dio dos pasos hacia atrás pero Jungkook lo tomó por la cintura, evitando que se alejara más.

— No puedes, pero eso no significa que tú no quieras.

Su corazón se detuvo tras escucharle porque era cierto, sabía que no podía, no debía quedarse, pero su interior ansiaba pasar un poco más de tiempo con el pelinegro. Le estaba volviendo completamente loco. Era un error, él estaba casado, y amaba a DongMin, joder.

— Fue una noche fantástica, pero se ha acabado, esto es todo, debo y... Quiero marcharme.

Jungkook le miró detenidamente, llevando una mano de nueva cuenta a su mejilla y deslizando el pulgar por su labio inferior —Daría lo que fuera por no haberte conocido así.

Propuesta Laboral ♥︎ KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora