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Tanta champagne hizo efecto en él desde hace poco más de media hora, necesitaba orinar cuanto antes o lo haría ahí mismo sobre sus pantalones en medio de aquel elegante salón. Se disculpó con las personas delante suyo y susurró en el oído de su esposo que iría al baño.

Se apresuró a la salida y le preguntó al primer empleado que se cruzó por su camino por el baño. Siguió las indicaciones con rapidez, sin detenerse para maravillarse con todo lo que le rodeaba, ya de regreso se tomaría su tiempo para apreciar cada detalle.

Entró en el baño con pasos rápidos y se aproximó a uno de los orinales, bajando el cierre de sus pantalones para poder orinar. Suspiró mientras terminaba de abrochar su botón, aliviado de sentir su vejiga vacía. 

Mientras se lavaba las manos, miró su reflejo en el espejo. Su peinado seguía intacto pero su moño estaba ligeramante inclinado. Tras secar sus manos intentó arreglarlo pero pronto la frustración lo consumió, se sintió acalorado y decidió mejor desabrocharlo, llevándose consigo también los primeros dos botones de su camisa. Necesitaba aire fresco pero eso era todo lo que podía obtener, así que se conformó con eso.

Estaba cansado y un poco borracho, había dejado de tomar hace un rato pero no había probado los bocadillos porque DongMin no dejaba de conversar con cuanta gente se interponía. Oraba por que la noche llegara a su fin cuánto antes. Añoraba su cama en esos momentos.

El sonido de la puerta al abrirse y cerrarse le sobresaltó. Era el único que estaba ahí y con la entrada de la otra persona, sus 5 minutos de relajación se vieron terminados. A través del espejo, pudo reconocer ese atractivo rostro de hace unos momentos.

Jeon Jungkook acababa de entrar en el baño y se dirigía hacia los lavabos, a su lado. Le sonrió mientras le miraba a través del espejo.

—  Jimin ¿Cierto?

El aludido asintió mientras le observaba quitarse el saco y subirse las mangas de su camisa. La piel de sus brazos tenía el mismo tono que su rostro, lo que le hizo suponer a Jimin que era su tono natural de piel, ya que muchos millonarios emplean su dinero en gastos innecesarios, como los cambios de piel, y aquel hermoso tatuaje que lucía se veía perfecto en él.

El empresario se inclinó para mojarse la cara y tallarla un poco, antes de enderezarse.

— No eres el único que necesita un tiempo fuera —  Jungkook señaló su cuello, de donde colgaban los lazos de su moño desecho y sus botones seguían desabrochados —  Me sentía un poco sofocado ahí dentro, ¿Tú también?

—  Sí, uhm, demasiadas conversaciones sobre negociosos y ganancias.

Rió ligeramente, abrochando de nuevo los botones y haciendo el moño de nueva cuenta con rapidez frente al espejo. Algo en Jungkook lo hacía sentir nervioso y mucho más borracho de lo que realmente estaba. Dio un paso atrás y se despidió del adverso, dando media vuelta en dirección a la puerta.

—  Jimin —  le escuchó llamarle. Se giró para verle mientras Jungkook cortaba la distancia entre ambos y se paraba frente a él, muy cerca. El pelinegro elevó ambas manos y las llevó hasta su cuello, acariciando su piel con la punta de los dedos antes de tomar su moño y enderezarlo con suavidad —  No estaba derecho. Listo.

Los labios de Jimin se habían separado, formando una pequeña "o" y tragó saliva, asintiendo ligeramente y dando un paso atrás, alarmado y deseando estar al lado de DongMin cuanto antes —  Gracias señor Jeon, con permiso.

En su camino de regreso al salón tampoco se detuvo para observar los detalles a su alrededor. 

                        ~*~ 

Propuesta Laboral ♥︎ KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora