El viaje de Bruce Wayne

6: UN HOMBRE DIFERENTE

Bruce se paró frente al espejo y escaneo su rostro.

Su cabello largo finalmente había sido recortado y ahora tenía un desvanecimiento corto tipo militar que dejaba pequeños flequillos en los lados. Se afeitó la barbilla y las mejillas con una navaja de afeitar antes de frotarse la cara con un paño. Olió el aroma posterior de la crema de afeitar y su olfato de inundo en hierbabuena. Asintió con la cabeza mientras miraba su reflejo y revisó sus abdominales antes de dejar los cuartos de limpieza. Su cuerpo estaba bien musculoso y sus abdominales tenían un paquete de seis. Desde que Bruce tenía quince años, jugaba al fútbol en la escuela secundaria, tomaba clases de gimnasia y se inscribía en carreras de obstáculos cuando era posible. Afortunadamente para él, siempre había tenido una constitución física superior a la de sus compañeros.

-¿Terminaste ahí? – preguntó un asesino de voz áspera mientras asomaba la cabeza por la puerta –

-¡Sí, señor! – Bruce dijo con voz firme, saliendo corriendo de los cuartos de limpieza y parándose frente a su oficial designado –

-Ahora, eres consciente de que Ra's Al Ghul regresará mañana, ¿correcto? – preguntó el asesino –

-Sí, señor. He estado entrenando más duro que nunca. Él estará complacido, estoy seguro – Bruce respondió, caminando con el asesino hasta la playa donde esperaban más de veinticinco reclutas –

-Bien. Hoy... necesitarás más que suerte – el asesino dijo secamente antes de caminar frente a los hombres y mujeres –

Bruce levantó una ceja mientras se paraba con el resto de la multitud. Todos guardaron silencio y esperaron a que su líder hablara. Llevaba un traje de ninja azul oscuro con un negro que cubría todo menos su boca. La Liga les había enseñado a todos que con solo mostrar la boca, el enemigo no podía detectar las emociones en los ojos de alguien, creando una aurora de misterio e imprevisibilidad. Las Sombras (que eran los asesinos de mayor rango) siempre llevaban dos espadas plegables en la funda trasera y eran expertos a diferencia de cualquier experto en lucha conocido por el hombre.

-Esta es la Costa de Atazula. Esta costa se ha utilizado durante más de tres siglos en el entrenamiento de la Liga. Es aquí donde aprenderán los secretos de la determinación, la valentía y la sensación de dolor como nunca antes en su vida – dijo el asesino –

Bruce y los demás se miraron con ojos preocupados mientras el asesino seguía hablando.

-Tomaran estas tablas que están hechas de fuertes fibras de madera y son impenetrables. Pero a diferencia de estas tablas, ustedes no son invencibles. Los pueden matar, los pueden golpear. Aprenderán que con determinación viene un gran sacrificio – el asesino continuó, entregando una tabla color canela del tamaño de un cuerpo a cada uno de los miembros de la Liga – Van a esas olas – continuó el asesino, señalando hacia la costa espumosa –

Bruce vio las olas y tuvo miedo. Eran grandes y poderosas.

Cuando el agua golpeó las rocas a su alrededor, hizo un ruido casi equivalente al estallido de una granada. Enderezó su cuerpo y estiró sus piernas mientras caminaban por la arena. Vio pedazos gigantes de arena caer a la orilla y gotas de agua cayeron sobre ellos cuando el asesino comenzó a hablar de nuevo.

-Son las olas más peligrosas, feroces e implacables que he encontrado. La corriente que rodea la isla es muy fuerte debido a la cantidad de manantiales submarinos y cuevas debajo de la superficie.

El asesino hizo que los miembros de la Liga se pararan de espaldas al océano y él se paró frente a ellos, mirando al sol mientras esperaban sus instrucciones.

-Hoy usaran estas tablas para protegerse de la fuerza de las olas. Al colocar su tabla en el suelo, tendran suficiente apoyo para protegerse de ellas. Son las 3:00 de la tarde y las olas están a punto de llegar a la marea alta. Permanecerán en las olas hasta que yo diga lo contrario. Sean fuertes y solemnes – dijo el asesino, haciendo un gesto a los hombres y mujeres para que salieran en las olas –