Leonardo Martinez es diagnosticado con cáncer de pulmón y le informan de que le queda un año de vida. Pero le dan la oferta de unirse a un experimento de criogenización para preservar su cuerpo hasta que encuentren la cura para su cáncer, lo cual ac...
Estas conversaciones diplomáticas tuvieron lugar como consecuencia de la Guerra del Primer Contacto, y fueron una respuesta a la destrucción provocada por el conflicto y un intento por distanciar a la humanidad de la guerra brutal de los tzynn.
Las Convenciones regulan el uso de las armas de destrucción masiva (ADM). Una ADM es cualquier sistema capaz de causar alteraciones climáticas en un mundo. Una bomba que produce un gran cráter no se considera una ADM, pero una que cause un "invierno nuclear" sí lo es.
Está prohibido el uso de ADM sobre mundos jardín; es decir, aquellos que como Terra Nova tienen ecosferas capaces de albergar población. Si un mundo habitable es destruido, no se puede reemplazar durante millones de años. Sin embargo, las Convenciones no prohíben el uso de AMD en mundos hostiles o en los entornos cerrados de una estación espacial, por lo que muchos ejércitos continúan desarrollando estas armas o las tienen en reserva.
Las Convenciones dividen las armas de destrucción masiva en diferentes grados de peligro. El grado I es la mayor amenaza para la paz galáctica.
GRADO I: Grandes impactos cinéticos, como asteroides lanzados o estaciones espaciales que caen de su órbita. Estas armas son a efectos prácticos gratuitas y se encuentran disponibles en cualquier sistema (siempre hay restos de la acreción planetaria), por lo que son las predilectas entre los terroristas y las naciones de la "tercera galaxia" (una forma de decir Tercer Mundo, pero a escala galáctica).
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GRADO II: Armas autorreplicantes incontroladas, como nanotecnología (en la ciencia ficción se le conoce como plaga gris), organismos víricos o bacteriológicos y virus informáticos destructivos. Estas armas pueden permanecer milenios latentes, a la espera de que un visitante descuidado las transporte a otro mundo.
GRADO III: Armas de estallido energético, como cabezas nucleares o de antimateria.
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GRADO IV: Especies alienígenas introducidas deliberadamente para acabar con formas nativas necesarias para la salud del ecosistema. La manipulación del ecosistema puede tardar años en llevarse a cabo, por lo que demostrarla resulta difícil.
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