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Era extraño, poco común qué tú mascota felina de repente se convirtiera en un ser humano con orejas y cola, más extraño era que había una asociación dónde esos "híbridos" como se hacían llamar, daban la calificación buena al hogar donde habían decidido estar.

Y era mucho peor qué esa persona que parecía de trabajo social, fuera otro con orejas que las ocultaba con una gorra que tenía el logotipo donde trabajaba.

Estaban revisando el espacio, alimentos, además de qué debía llevar cierta dieta "Nam" para qué tampoco estuviese envenenado con algo que no podía comer.

Su imaginación, incluso siendo un escritor, había pensado en algo tan surrealista como ese momento.

—Hay comida adecuada, el individuo presenta buen peso, buena higiene y buena salud. El espacio es perfecto al igual que los ingresos, en realidad eres muy bien cuidado—

Aquel chico de piel blanca estaba diciendo eso, aunque el simplemente estaba sentado esperando a qué se fueran para poder dormir, ya había pasado demasiado en qué podía dormir 8 horas seguidas sin preocupaciones de algún libro.

—Entonces... ¿Puede obtener el permiso de qué estoy a su cuidado?—

El chico gato estaba con sus orejas levantadas, esperando qué le dieran la afirmativa sobre ese tema.

—Quizás tardemos un par de semanas, pero estoy seguro qué no tendrán problema alguno—

Nam no esperó y se lanzó a abrazar a Jackson, era un gato gigante en ese momento.

No era fan del contacto físico pero aún así correspondió por unos segundos, no era tan malo después de todo.

—Se ve que eres muy feliz aquí, eso es agradable de saber—

Hicieron un par de anotaciones más y después de ello se fueron de su casa.

Por fin podría estar en paz por un rato.

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Tuvo una siesta de dos horas por la tarde, Nam en forma de gato también, hasta que despertó ya qué tenía hambre.

Tenía flojera de moverse así que llamó para pedir comida china a domicilio.

Se levantó, su gato híbrido seguía dormido así que no le tomó tanta importancia y fue abajo, no había tardado más de 20 minutos cuando le llevaron algunas brochetas, nagyeom y también un par de albóndigas, ya qué eso le gustaba al chico gato.

Estaba seguro que bajaría a cenar en cualquier momento.

De cierta forma ya se estaba acostumbrando a su compañía.

Fue unos minutos después qué Nam bajaba en su forma humana con una camisa suya que era para dormir al igual que unos pants.

—Si salimos después, compraremos ropa de tú talla, aunque tendremos que ocultar tus orejas y cola—

—¿De verdad podemos salir?—

—¿Porqué no? Solo debemos ser cuidadosos—

Pudo ver, qué los ojos del otro brillaron por un momento, al parecer estaba muy contento de saber qué podían salir al mundo.

—Me siento feliz de estar contigo, muy feliz—

Quizás... El también estaba feliz de qué ese chico estuviera en su vida.

Gatito (JackJoon) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora