Notas

Nota 43

El saiyajin subió a toda velocidad en busca de su esposa, pero no la encontraba por ningún lado. Revisó la habitación de su hijo, el baño, la sala de estar y por supuesto su habitación, pero esta no estaba.

Goku estaba seguro que era imposible que su pelinegra se fuera sin despedirse, pues ella no era así, pero él no entiende que las pequeñas heridas en el alma cambian a cualquiera.

-No, no puede ser que se haya ido -se repetía una y otra vez- así, sin despedirse ¿de verdad?

Aquella idea no se concebía en su cabeza, ¿Cómo su compañera de vida podría irse? Y tan fácil sin despedida o algo.

El pelinegro se encontraba en su habitación, sentado en el borde la cama que solía compartir con su mujer, pero después de haber leído todas esas cartas nunca la verá igual, para él todo estaba bien, dormían bien, se complementaban. Si es verdad que no habían tenido intimidad aun, pero ¿Tan importante era?

En algún momento lo iban a hacer, pero para él primero había que hacer otras cosas, aunque no lo hizo de la mejor manera, olvidó por completo tener ese tacto con tu mujer y explicarle sus planes, ahora es tarde para eso.

Una idea llegó a la mente del saiyajin, por lo que sin dudarlo se levantó de la cama y corrió a abrir el armario

-Si se fue... -murmuró muy muy bajo-

Aquel armario estaba prácticamente vacío, pues casi todas las cosas ahí eran de su mujer, pero ya no había nada. Solo estaban sus propios trajes de pelea colgados y ropa para otras ocasiones que rara vez usó. Si bien, él ya sabía que su mujer se había ido, pero creyó que solo a caminar o algo por estilo ¿Para que llevarse toda su ropa? A caso ¿se ira para siempre? NO, NO ,NO, esa idea no la aceptaba, revisó muy bien la habitación, bajó la cama y nada, incluso sus zapatos faltaban

-¿Qué hice? -preguntó en auto regaño-

El ultimo lugar por revisar era la pequeña mesa de noche junto al lugar de Milk, en esa solía haber una foto de su boda, una vela y una pequeña lampara. Solo estaba la lampara.

Abrió el primer cajón y no había nada, Milk también se había llevado sus tan preciados libros y unas fotografías que solían ver cada noche para recordar momentos.

Pero abrió el segundo cajón y aunque este no tenía sus cremas cotidianas, los listones de su cabello o la cajita de su anillo, había algo que si tenía. Ahí se encontraba la dichosa foto de su boda, esa que para ambos era la mejor y más natural, ambos sonriendo y demostrando su amor. La foto estaba ahí y no en su lugar, pero sobre esta había un pequeño papel con el nombre del saiyajin arriba.

-Ya le gustó dejar cartas a Milk -sonrió en un suspiro- pero no entiendo, ¿Qué hace nuestra foto aquí? -preguntó así mismo mientras colocaba la foto en su antiguo lugar- bien, ahora si ¿Dónde estas Milk? ¿Qué más me quieres decir?

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Montaña Paoz

Destinatario: Son Goku

Fecha: No sé bien cuando leas esto

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Hola Goku, si estás leyendo esto quiero creer que es porque ya leíste las demás cartas, entonces creo que ya sabes que esto es nuestra despedida, no fue fácil tomar esta decisión, pero será lo mejor para los dos, tú tendrás tiempo para ti, para entrenar y yo podré sanar tranquilamente, sin escenarios falsos y dolorosos en mi cabeza.

No hay mucho que decir ya, pues ya todo lo que he dicho antes, solo quería decirte que para cuando leas esto yo ya me habré ido, ya me llevé todo lo mío, así que nada te estorbará. Goten se va conmigo evidentemente, conozco más de él de lo que tu pudiste conocer estos meses, pero no te preocupes se seguirán viendo, él vendrá a visitarte.

No intentes buscarme por favor, aunque dudo mucho que lo quieras hacer, pero si en algún momento lo piensas, no lo hagas, sigue con tu vida sin mí, ya encontrarás a alguien que te cocine que es básicamente lo que yo hacía en tu vida.

Sé que te será fácil encontrarnos por tus habilidades como sayajin, pero no lo hagas, necesito y quiero estar sola, Goten vendrá a verte después como ya dije.

Bueno, me parece que ya no tengo nada que decir, me duele que nuestra historia terminara así, pero no hay nada más que hacer.

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Atte: Tu pareja por más de 20 años de casados

Pd: Nunca pensé despedirnos por un papel

Cualquiera que viera al pelinegro no lo reconocería, sus facciones gritaban tristeza, sus ojos no se despegaban de aquella ultima carta aun cuando por más que la veía, las lagrimas comenzaban a caer. Se gritaba y regañaba internamente por haber perdido al amor de su vida, a la mejor pareja que pudo tener, sus sentimientos pasaban de tristeza a enojo, sus manos arrugaban la carta con desespero, deseando que todo esto fuera una pesadilla. Quería gritar, llorar, golpear algo, pero ¿De que serviría? su pelinegra ya se había ido y no se veía como una discusión donde ella se iba a pensar o aquellas donde por enojo se iba con su padre, no, esta vez se veía muy seria la situación, tal parece que esta vez era para siempre.

A veces hay que cuidar más a los que tenemos, no dar por hecho nada ni a nadie, pero sobre todo entender que  en ocasiones una disculpa no es suficiente y a veces, al final simplemente el para siempre no existe... ¿ o si?