4. Primera segunda impresión

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Capítulo musical.
Suena: "The Oogum Boogum Song" - Brenton Wood

Tres días pasaron muy rápido para Alberto.

Por las mañanas, se iba en el bote junto a Massimo y Giulia. Era como su pequeña actividad familiar, ya que todos hacían de su parte y además, era agradable compartir juntos. Alberto se ocupaba de localizar los peces y atraparlos con su papá. Giulia desenredaba las redes y las lanzaba al agua, y luego al volver, entre la pelirroja y el pescador de gran bigote, se ocupaban de limpiar lo recolectado.

En la tarde, Alberto trabajaba de salvavidas. Supervisaba a las personas y les indicaba hasta donde podían nadar para que no corrieran ningún riesgo de ahogarse o sufrir un accidente. Irónico, pensaba el moreno, ya que adoraba correr riesgos lanzándose de acantilados hacia el mar y ahora se supone que es un símbolo de seguridad. Heh.

En este corto tiempo, el moreno ya se había acostumbrado un poco a usar zapatos, hasta los encontró cómodos. Giulia siempre lo ayudaba con la postura, y él se encargaba del resto. Antes de salir se perfumaba y se peinaba el cabello con los dedos aunque su copete siguiera alto.

También se pasaba horas leyendo lo que fuera que pareciera interesante. Sobre todo en la noche. En realidad, leía las cosas que pensaba que quizá Luca podría saber, así encontraría más temas de los cuales conversar con él.

La verdad, interesarse en tantas cosas nuevas por alguien no sonaba a algo que él hubiese hecho antes, pero empezaba a atraparse más por cada cosa que aprendía. Ya se sentía como una persona nueva, y esperaba que la gente notara el cambio.

Claramente Alberto no se daba cuenta de que ahora las niñas del pueblo lo miraban más que antes, que quienes lo conocían por su trabajo de salvavidas murmuraban acerca de su extraño -pero no desagradable- comportamiento, y de cómo de alguna forma se había vuelto más lindo.

Tenía varias prendas nuevas en el armario que había salido a lucir, y ahora, cuando Alberto salía a comprar algo o hacía cualquier cosa, las niñas se reían coquetamente. Realmente el cambio era visible y los rumores corrían en el aire. ¿Quién podría haber transformado tanto al apuesto salvavidas del pueblo?

Nadie lo sabía, y quien posiblemente estaba más intrigado era su padre, quien obviamente no podía estar más convencido de que su hijo estaba de pies a cabeza por alguien. Aunque la intriga se posaba en su hombro cada día más, se mantuvo sereno. No le sacaría la información a su hijo ni mucho menos lo presionaría, pero estaba preocupado por el tema.

Para este punto, su actitud tan extraña, sus preguntas sobre el amor y su repentino cambio de aspecto, eran cosas que ya no podía ignorar. Pero pronto llegaría al fondo de esto.

En fin, en este medio día tan caluroso, Giulia estaba preparándose para ir a repartir entregas al pueblo. Se dirigía hacia la piazza con una caja llena de pescado, la misma que colocó en la carretilla sujeta a su bicicleta. Se ató un cintillo al cabello, y entonces notó que alguien familiar se le acercó.

— ¡Bongiorno, Giulia! —La voz de Luca resonó en sus oídos.

— ¡Luca, hola! —Ella exclamó, saludándolo con su secreto saludo de manos, que consistía en un par de choques de puño y palmas. —¡Finalmente volviste, ya te echaba de menos!

— ¡Yo igual! ¡No tienes idea de lo aburrido que estaba bajo el agua!

— ¿Por qué?

—Mamá me mandó a pastorear otra vez. No me malentiendas, amo a mi familia, pero en serio... ¡Quería volver! Es verano, ustedes están aquí, y yo estaba muriéndome de aburrimiento.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2023 ⏰

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