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(Pov: Tate)

Ella estaba conmigo y ya no tendría otra opción que quedarse en esta casa; eso me entristecía, pero mi egoísmo estaba contento.

Estábamos acostados en su cama observando el techo sin decir nada y escuchando nirvana, estaba más que seguro que estaba enamorado de ella.

-lo siento – dije y ella despegó sus ojos del techo para mirarme a mí –, la última vez te grité y no debí hacerlo, no lo volveré a hacer. Lo siento.

-está bien, tal vez exageré al no querer hablarte por tanto tiempo.

(Pov: Lilian)

-tal vez exageré al no querer hablarte por tanto tiempo.

En verdad sentí eso desde el primer día luego de nuestra pelea, que debíamos arreglar las cosas para seguir siendo amigos y saber el por qué de su enojo. Pero me sentía cómoda sin él, es tan depresivo y creí que eso sería contraproducente en mi vida, así que no quise arreglar nada. Pero ahora que me encuentro a su lado, puedo ver cuanto lo extrañaba y necesitaba.

Puede ser porque ahora no tengo otra opción, tal vez solo es resignación, sea lo que sea, ahora se siente bien.

-Lili – me llamó tímido.

-mh? 

-Me gustas.

(Pov:Tate) 

Ya no tenía miedo a retenerla, pero sí sabía su rechazo, estaba nervioso, temeroso y todo lo que termina en oso. No quería que volviera a pedir que me fuese.

No respondió y seguía mirando un punto fijo, eso me puso aún más nervioso y comencé a jugar con mis manos mientras mi pie se movía inquieto.

Ella notó mis acciones y tomó mis manos, luego me dejó con la boca abierta cuando se montó sobre mí dejando inmóviles a mis píes.

-Qué haces? – solo me hizo callar con un dedo en su boca.

Eso había sido tan sexy que casi agradecí no tomar mis medicamentos.

Y por fin hice algo que hace mucho estaba esperando, la besé. Lo más hermoso de ese momento fue que no me rechazó, siguió el beso y sentí el corazón lleno. Pero pronto lo tierno se volvió lujuria, un beso ya no bastó y no ayudaba en nada tenerla sobre mí.

Tomé sus caderas, casi como una advertencia o una petición que me dijera que sí podíamos subir de nivel. Ella sonrió sobre el beso y eso solo me calentó más. 

Teníamos una guerra de lenguas en nuestras bocas y mis manos cada vez iban bajando más y más hasta quedar en su culo. Ella suspiró un gemido bajo y dejó sus manos sobre mi pecho.

-en serio te quiero – le dije sentándome con ella aún en mis piernas.

-y yo a ti, amore mio– me respondió con ternura.

Iba a preguntar lo que me pareció lo más correcto, si estaba segura de seguir con esto, pero sentí como ella mecía sus caderas sobre mi polla. De verdad debía preguntarle si ya estaba más que claro?

-Me descolocas, inocencia.

Ella sonrió tierna, pero con ojos oscurecidos.

No solo era el sexo, era toda ella lo que me traía loco y así sería siempre. 

En esta y en otras vidas, siempre sería ella a quien buscaría, a mi amada inocencia.

"solo tú" (Evan Peters) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora