Asylum

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(Pov: Lilian)

Hace varios años me había enamorado de un hombre bastante mayor que yo, mis padres no se opusieron ya que este hombre era parte del liderazgo en la secta en la que participabamos. 

Nos comprometimos y yo era feliz, una niña de 15 recién casada y obligada a tener hijos con un hombre mayor, pero feliz dentro de mi inocencia incrédula e ignorante

Más encontraron nuestra secta y asesinaron a muchos de nuestros integrantes, incluyendo a mi madre y mi esposo.

Mi padre no soportó la pérdida de su amada y mucho menos aguantaba que yo me pareciera tanto a ella, cuando llegaba borracho en varias ocasiones intentó abusar de mí. Yo nunca me resistí, solo cerraba los ojos, pero él nunca concretó nada cuando caía en cuenta de que su esposa estaba muerta.

Ninguno pudo aguantarse uno al otro, así que me fui de la casa y fue allí cuando la conocí. 

A Allison, mi amada Allison, tras varios meses de amistad me invitó a quedarme en su casa. Estando allí, ninguna pudo ignorar lo que sentía y terminamos siendo pareja. 

Huimos a las afueras de la ciudad, para que a nadie le importara nuestro estilo de vida y nuestra forma de amar. Así fue por varios años; en ese entonces yo tenía ya 18 años.

(...)

Ya habían pasado 3 años desde que me vine a vivir con mi querida Allison. Ella estaba cocinando mientras yo hacía la limpieza, ambas escuchando música y cantando. Era una vida de ensueños.

Pero tocaron fuertemente la puerta y ambas nos miramos confundidas. Sus padres venían de vez en cuando, pero yo nunca estaba cuando eso ocurría para que no sospecharan nada. El lechero solo venía por las mañanas y nadie más tocaba nuestra puerta, menos con tanto desespero.

Fui yo quien abrió, había demasiado loco suelto como para que mi amada se arriesgara, hace solo unos días habían atrapado al famoso "cara sangrienta". 

Tras de la puerta había unos policías con una monja delante de ellos.

-Buenos días señoritas, estamos aquí para hablar con ustedes sobre un tema algo personal, ¿podrían invitarnos a entrar? – habló la monja.

Yo me iba a negar, pero mi novia interfiere y les permite pasar.

Hablamos de lo que yo creía que hablaríamos. ¿Qué hacían dos jóvenes y hermosas mujeres viviendo sin maridos en una casa a las afueras de la ciudad? 

¿Qué creía que hacíamos? Nos queríamos, follábamos y luego nos amábamos. Que se joda.

Pero cuando la mujer comenzó a hablar de Dios y las consecuencias de nuestros actos, que por cierto aún no habíamos confesado, mi novia comenzó a llorar.

-yo no quería – susurró entre lágrimas –. Ella fue quien llegó a mi casa, yo solo la quería como amiga, pero ella no lo comprendió y me confundió.

Hija de puta, por qué no me sorprendía? La conocía, me había dado el tiempo de conocerla y sabía que sería capaz de hacerme algo como lo que ahora estaba pasando, pero enamorada tu misma te ciegas.

Siguió lamentándose y yo solo me quedé callada mientras me echaba toda la culpa a mí. 

-quieres decir algo en tu defensa? – me preguntó la monja mientras se paraba frente a mi.

-haga lo que quiera, jamás voy a arrepentirme de amar.

Allison me susurró un lo siento e intentó buscar mis ojos, pero yo la evité, si la miraba tal vez mi corazón se ablandaría y terminaría llorando igual que ella.

"solo tú" (Evan Peters) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora