Victoria

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Otra vez era de mañana, por primera vez en toda su existencia, Tsukishima se sentía motivado y activo, eso sí era un milagro, se levantó de su cama y le giño el ojo a uno de sus dinosaurios en su estante, bueno eso era extraño.

Bajó a la cocina y cogió la lonchera que su madre había dejado, antes de irse le dio un beso en la mejilla a su hermano mayor, todos los presentes en la casa se quedaron sin palabras, de hecho no lo asimilaron por varias horas.

En sus audífonos sonaba una canción muy animada, no era de su género favorito, pero sin duda le daba el toque al día.

Llegó a la escuela y saludó al director, normalmente lo ignoraba, ahora se daba cuenta que podía ser agradable si el mismo se lo proponía, llegó al salón y todos estaban amontonados en la sección de noticias ya habían pegado los puestos de ese examen tan importante.

Tsukishima se acercó con una sonrisa, sabia que estaba en uno de los primeros puestos, buscó su nombre arriba y no lo encontró, se ajustó los lentes y volvió a mirar, no estaba de primero, ni de segundo, estaba de tercero, ni siquiera conocía al maldito que estaba de segundo lugar, pero el primero era Yamaguchi, bueno eso arruinó su estado de animo para todo el día.

Luego de 5 minutos, al salón llegó el dueño de ese tan ansiado primer puesto, estaba con lentes de sol y caminaba despacio, pero todos comenzaron a felicitarlo, eso lo animó muchísimo, estaba orgulloso de si mismo, había superado a Tsukishima y por dos puestos, eso era legendario, rápidamente movió su cabeza por todos lados, buscando a ese rubio, cuando lo encontró, le sonrió y apuntó ese papel que mostraba los puntajes, aunque Tsukishima no estaba igual de emocionado.

Las horas pasaban, el rubio quería hablarle a Yamaguchi, pero cada vez que trataba de acercarse, por su mente pasaba ese tercer puesto y volvía a su sitio, aun no asimilaba ese puesto, nunca se había equivocado en un examen, pero esa vez muchas cosas estaban en su cabeza y no pudo concentrase completamente.

Finalmente, como era de esperar, llegó la salida, todos corrieron hacia sus casas o hacia algún parque cercano, Tsukishima no quería llegar a su hogar, aunque de todas formas no le contaría a su familia sobre eso tan vergonzoso que acababa de pasar.

Estaba a punto de salir de la escuela y sintió como Yamaguchi se aproximaba, quería quedarse, realmente quería quedarse con toda su alma, pero era demasiado orgulloso, estar cerca de alguien que lo superó solo dañaba muchísimo ese ego muy bien construido.

— Tsuki viste mi- 

—  Cállate Yamaguchi, no me importa.

Sí, otra vez esa boca, esas malditas cuerdas vocales habían dejado atrás a un Yamaguchi mirando al suelo, buscando su dignidad luego de hablarle a Tsukishima, el pecoso miraba como ese alfa se alejaba más y más, por un momento pensó que volverían a ser como antes, se estaba aferrando a ese día en el que ambos se trasmitieron sentimientos desde lejos, que idiota.

El omega sacudió su cabeza, tratando que de quitar eso que acababa de pasar de su memoria,  miró un rato el cielo, antes Tsukishima y él se la pasaban horas viendo esa bóveda celeste, sobre todo la nocturna, el rubio siempre comparaba sus pecas con estrellas, esos tiempos eran lindos.

Yamaguchi volvió a caminar, debía volver a su casa y presumirle su logro a su madre, talvez esa noche saldrían a celebrar.

En cuanto llegó, le contó cada cosa que había pasado en el día, omitiendo la parte de Tsukishima, su madre estaba contenta por su logro, salió de su casa un momento y cuando volvió tenia un pequeño pastelito con una fresita encima, era el favorito de Yamaguchi, pero algo no estaba bien, el peli oliva no estaba feliz en absoluto, solo se quedo mirando ese postre, era infantil de su parte pero ese pedazo de masa le recordaba a Tsukishima.

— Tashi, ¿todo bien?  Creí que te gustaría esto.

— Te pedí que dejes de llamarme Tashi, es para niños —  Ambos comenzaron a reír, pero luego de un rato de silencio Yamaguchi se levantó en dirección a su cuarto—  Lo siento mamá, luego comeré eso, estoy algo cansado.

Su madre asintió en aprobación y se quedó sentada, estaba preocupada por ese chico, era un omega y había tenido muchos inconvenientes con varios alfas, bueno él era muy lindo, esa era su mayor debilidad, solo esperaba que su hijo se abriera con ella y le contara todas sus cosas, esperaría hasta entonces.

En el cuarto del pecoso sonaba un canción tranquila, mientras miraba por la ventana veía como dos niños pequeños jugaban a las escondidas, eran muy graciosos pues fingían no ver al otro solo para que piensen que se estaban escondiendo bien, Yamaguchi dejó eso y marcó el numero de Hinata, quería pasar tiempo con alguien.

Casi al instante había mucha bulla abajo, un omega que gritaba el nombre del pecoso, estaba soltoneando por todos lados al encontrarse con un gatito, Yamaguchi se apresuró en salir, no quería que sus vecinos se quejaran.

— Hola Hinata, ¿Cómo llegaste tan rápido?

—  Ammm, pues estaba de camino a la casa de Kageyama pero tú me llamaste y vine aquí.

Tadashi se había preocupado un poco, pero luego comenzó a reír no tan fuerte al imaginar que habían dejado plantado a Kageyama.

—  Oye seria bueno que llames a ese alfa, él es capaz de enojarse conmigo luego.

Hinata accedió y solo le dijo que había tenido un percance y le cortó llamada, ambos omegas sonrieron y se dirigieron a un parque cercano.

— Por cierto Yams no te felicité por ese primer puesto, te lo merecías. — Hinata estaba emocionado, le dio un fuerte abrazo y le compró un chocolate, desde que había llegado, el pecoso no dejaba de ver a los lados, como esperando que alguien pasara, pero su mirada era triste, no quería verlo más así.— Vamos, ¿tienes videojuegos?

Los dos jugaron muchísimo, hacia tiempo que Yamaguchi no jugaba tanto, ya era de noche y Hinata tuvo que irse a su casa, él era un muy buen amigo.

Tadashi se envolvió con las mantas en su cama y pensó en todo lo que había pasado alrededor del día, le había encantando ese momento de victoria, ese preciso momento en el que todos lo felicitaban y Tsukishima no quería verlo a la cara, ahora que lo pensaba no era tan malo ser sobresaliente.

Solo esperaba que las cosas entre él y Tsukishima mejoraran un poco, no sabría como ir a su casa para pedirle una ropa suya, pues su celo estaba próximo, solo quería calmar las cosas.

Al día siguiente intentaría algo, talvez era momento de hablarlo, por ahora descansaría, tenia un gran día por delante.


Rivales, amantes [TSUKIYAMA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora