Vibrador

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Ya estaban en la escuela y Tadashi planeaba que cosas decirle a ese alfa rubio, ¿Por donde debía empezar? Esto era más complicado de lo que imaginaba, y es que algo dentro del él estaba realmente dolido aun, no quería acercarse a Tsukishima pero por otro lado, lo necesitaba, más que eso, lo quería a su lado, talvez era masoquista por querer eso.

Al contrario de Tsukishima, él sí se atrevió a hablarle, se había sentado en el asiento de Kageyama pues le había pedido de favor a Hinata que se lo llevara.

—  Hey... Tsuki... Oye lo siento si ayer te incomodé, solo quería hablar un poco.

El rubio estaba algo confundido, pero sabia que no podía simplemente ignorarlo o pedirle que se callara por siempre,  aunque aun le dolía su perdida del día anterior, solo le sonrió un poco y volvió a su lectura.

Yamaguchi no esperaba eso, esperaba un "CÁLLATE YAMAGUCHI" pero no lo escuchó, eso era bueno, por lo menos Tsukishima estaba controlándose, bien ahora debía robar su polera, era perfecta, no era tan visible, además hacia calor. Lentamente hizo caer la prenda al suelo y se acercó un poco al rubio, desprendiendo una pequeña parte de feromonas, Tsukishima se alarmó, ahora ya no leía el libro, tenia la mirada perdida, sus mejillas estaban rojizas y sin darse cuenta él también estaba soltando feromonas.

Era un buen ambiente, talvez  hubieran dicho algo más pero en ese momento tocó la campana y todos los alumnos volvieron, un profesor entró al aula y ambos se separaron, Yamaguchi fue para su sitio, sin antes coger la polera y meterla en su mochila, por lo menos estaría tranquilo por toda la semana, si es que las feromonas seguían impregnadas ahí.

El trascurrir del día fue completamente normal, participaron e hicieron algunos ejercicios, aunque todos se dieron cuenta de ese cambio de animo tan radical por parte de Tsukishima, eso era bueno. Ya todos salían de la escuela y Yamaguchi iba acompañado de Hinata.

—Hinata... necesito pedirte un favorcito — el pecoso estaba nervioso por lo que estaba a punto de pedir.

— Claro lindo, ¿Qué puedo hacer por ti? — Shoyo no estaba prestando mucha atención, estaba respondiendo unos mensajes de su alfa y estaba muy sonriente.

— Necesito .... un.... un vibrador — estaba muerto de vergüenza.

Hinata no parecía muy sorprendido, estaba más emocionado que sorprendido.

— ¿Vas a tener tu celo? Es mejor hacerlo con alguien créeme, pero tranquilo no debes avergonzarte por pedir eso todos tenemos esa necesidad, ven conozco un lugar en el cual nos venderán sin decir una palabra.

Ambos se encaminaron a esa dichosa tienda, no se habían percatado que un rubio con lentes estaba atrás de ellos cuando estaban hablando y accidentalmente escuchó toda la conversación.

Tsukishima estaba inquieto, sabia que no tenia el derecho para reclamar el hecho de que Yamaguchi no le haya consultado tener relaciones, pero de todas formas estaba incomodo, sabia que un omega necesitaba de su alfa destinado para pasar tranquilo su celo, o por lo menos su olor, rápidamente fue para la casa de Yamaguchi y aprovecho que no estaba ahí para entrar a su habitación, sabia que no debía pero lo hizo de todas formas.

El cuarto olía mucho a Yamaguchi, estaba distrayéndose con las imágenes mentales del pecoso calmando su celo el solo, se quitó la camisa y comenzó a llenarla con sus feromonas, nunca había hecho eso, impregnar feromonas en algo, pero esta vez era importante.

 Se colocó una polera del omega y dejó la prenda suya en la cama del pecoso, finalmente salió del cuarto, se despidió de la madre del pecoso, a quien había convencido con el cuento de que Yamaguchi tenia uno de sus libros, y se retiró de esa casa, solo esperaba que por lo menos las cosas sean menos tensas luego de eso.

Yamaguchi acababa de llegar a su casa, justo a tiempo, en la calle a penas podía caminar por el liquido que recorría sus piernas, afortunadamente Hinata lo había acompañado hasta que llegó a su morada, de no ser por él ya lo hubieran atacado.

Cuando vio a su madre sintió algo extraño, algo en esa casa no estaba bien, era ese olor, aquel que había estado anhelando tanto tiempo, sin decir una palabra se metió a su habitación, justo como imaginaba las feromonas de Tsukishima estaban por todos lados, una ola de calor lo envolvió por completo, ya no usaba la razón, solo quería tener algo dentro de él.

Su respiración era agitada, rápidamente abrió su mochila y sacó la cajita en donde estaba ese nuevo juguete, lo llevó hacia la cama y se quito su pantalón, antes de seguir comenzó a sacar todas las ropas de su armario, estaba buscando algo, aunque ya no importaba solo tiró todo en su cama y se acurrucó en el centro, de pronto sintió más ese olor de Tsukishima busco entre sus ropas y era la camisa que usaba para ir a la escuela, eso lo excito en sobremanera.

Restregó la prenda en su rostro, le encantaba ese olor, su cuerpo le pedía más y más, sin dudarlo comenzó a frotar su miembro con sus manos, rápidamente bajó hacia su orificio, introdujo dos dedos de golpe, ya estaba muy mojado por lo que ingresaban con facilidad, le estaba encantando ese vaivén de movimientos que él mismo se proporcionaba, pero a pesar del placer su cuerpo le pedía más, no tenía mucho que pensar, se metió el juguete dentro de él, tenia forma de dildo por lo que era más estimulante, así estaba mucho mejor.

— Mnnhg... más... Tsuki~

Yamaguchi realmente estaba disfrutando de esa camisa llena de feromonas, era como sentir a ese rubio cerca de él, era el mismo cielo. Ahora no importaba para nada la indiferencia de Tsukishima todo el tiempo, el omega lo quería dentro de él, quería que lo follara duro sin parar y que lo marcara.

La mente del omega era un completo caos, pero estaba tan sumido en el placer, tan solo imaginando que Tsukishima lo tomaba fuertemente de las caderas y le besaba el cuello, con ese simple deseo se vino una y otra vez.

Cuando terminó se quedó mirando un punto fijo, ¿Realmente había imaginado todo eso? No quería aceptarlo, pero realmente quería estar con Tsukishima, era tedioso imaginar el rechazo, pero el rubio últimamente había hecho cosas buenas, un ejemplo claro era esa camisa llena de feromonas, que seguía arrugándose gracias a que Yamaguchi la apretaba contra su pecho cual pirata con su más ansiado tesoro.

Talvez todo no era tan malo como pensaba.







Rivales, amantes [TSUKIYAMA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora