[Vacaciones]

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Las vacaciones de verano siempre habían sido las festividades favoritas de Sarah.

Aunque la Navidad del año pasado la había superado considerablemente a todas gracias a Tony, ahora estaba decidida a que las próximas fueran incluso mejores.

En esas fechas, su padre acostumbraba a tomar empleos de construcción y reparaciones cerca del mar. En su mayoría, personas que querían dejar sus propiedades en las óptimas condiciones para sus huéspedes.

Durante la temporada podían pasarla juntos y tener comida deliciosa. Cuando terminaba su trabajo era su parte favorita ya que podían disfrutar del resto del verano libres para jugar.

Aunque prefería los deportes en tierra, amaba el picante y a la vez fresco aroma salino.

Y este año no sería la excepción, solo que está vez estarían acompañados por otra persona.

En sus cortos pero sabios años que tenía de vida, pensó que era suficiente siendo solo los dos.

Era un error aceptable considerando que antes de Tones, nadie había demostrado ser digno de estar al lado de su padre.

De quererlos de verdad, estando para ellos, hacerlos reír y llevarles la contraria incluso como un juego, pero más que nada; anteponiendo su bienestar por encima de todo.

Tony era lo que la pieza que les faltaba para ser realmente felices. En lo bueno y lo malo, sentía en su corazón que mientras estuvieran juntos nadie podría separarlos.

Ahora que estaban con Tones, que eran una familia no podía sentirse más feliz y protegida.

Con el visto bueno de los Doctores le permitieron salir de casa y disfrutar de las vacaciones de verano.

Desafortunadamente, todavía había algo que no estaba del todo resuelto.

Pese a los intentos de su padre y Tony por aparentar que todo estaba bien, ella pudo darse cuenta que la relación de ambos no estaba del todo arreglada.

No negaría que amaba sus atenciones, que volvieran a convivir juntos.

Desde el despertar juntos, comer y ver películas; hasta de asistir juntos a sus sesiones con esa psiquiatra.

Ella no encontraba la psicología una profesión o ciencia absurda, pero le parecía absurdo que le pagarán a alguien por solo escuchar sus problemas.

Aunque su padre y Tony no se ignoraban y huían del otro como en el pasado cuando estaba internada, al quedarse a solas una sensación de incomodidad los rodeaba.

En varias ocasiones notó como su padre intentaba acercarse, pero por algún tonto motivo que no entendía; Tones se alejaba.

Actuaba como si quisiera marcar una distancia entre ellos.

¿Por qué los adultos eran tan complicados? Quizás ese era el verdadero misterio del universo sin resolver.

Mentiría si dijera que no intentó varias veces que lo resolvieran directa, e indirectamente.

Hasta con ayuda de la Dra. Raynor, pero no dió resultado.

Ya que ninguno parecía dispuesto a tomar las riendas del asunto, era más que evidente que ella debía de tomar la responsabilidad de darles una mano.

Esa noche, mientras su padre tomaba una ducha y Tony trabajaba en su oficina, tomó su teléfono y entró a su habitación para realizar una llamada.


"Buenas noches, pequeña"


—No hay tiempo para cortesías, esto es una emergencia. —Le declaró en voz baja y severa apoyando una almohada en su mejilla para que no la escucharán. —tenemos un peligroso código rojo.

[Contrato Amoroso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora