𝗙𝗘𝗠!𝗥𝗘𝗔𝗗𝗘𝗥 🪼
┈ 𝖯𝖾𝗊𝗎𝖾ñ𝖺𝗌 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺𝗌 𝖼𝗈𝗇 𝗍𝗎𝗌 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗃𝖾𝗌 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨𝐬 𝖿𝖺𝗏𝗈𝗋𝗂𝗍𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝖦𝖾𝗇𝗌𝗁𝗂𝗇 𝖨𝗆𝗉𝖺𝖼𝗍.
⊹ Los personajes le pertenecen a 𝗛𝗼𝘆𝗼𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲.
⊹ Que haya escrito un One shot con...
Me inspire de la canción "Older" de Isabel LaRosa... jej
T/N: Cala Dagach
Te recomiendo que leas esto con las siguientes canciones:
"Older" de Isabel LaRosa "West Coast" de Lana del Rey
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En el ambiente estricto de la Academia en Sumeru, se encontraba una chica casi recién ingresada a los estudios superiores, con tan sólo dieciocho años siendo una de los diez elegidos.
Claro que ya llevaba medio año en esta y ya podría decirse que se manejaba con movilidad dentro de este lugar. Le gustaba ir a la biblioteca a husmear libros, especialmente los que contenían conocimientos que en otras partes de la ciudad probablemente no podría conseguir.
En un día cualquiera, Cala, con el tiempo restante que tenia a la hora de colación se fue a la biblioteca y luego de estar curioseando unos minutos por un par de estantes apareció un libro que por fin le interesó "Los Siete Pilares de la Sabiduría: Teyvat", lo tomo del lomo y justo cuando lo agarró sintió como tironeaban el libro desde el otro lado del estante, hasta que se lo arrebataron.
—Este libro no debería estar en la biblioteca general.
Un joven de cabello plateado y ojos turquesa la miraba fijamente desde el otro lado del estante. Ella lo quedó mirando dudosa unos segundos para luego responder.
—¿Perdón? Pero quien eres tú para saber donde o no van ubicados los libros. Solo quería leerlo. —Aun que luego de decir esto se avergonzó un poco, ya que con su conmutador Akasha logró saber de quien se trataba. Era Alhacén, según la descripción "El Instructor Severo Escriba de la Academia de Sumeru". Así que aquella de cabello café bajo la mirada un momento y luego volvió a verlo un poco ruborizada.
—Soy el escriba de la Academia para tu información, estos libros no son adecuados aun para la lectura de los alumnos, sobre todo tú que eres recién ingresada por lo que veo. —Respondió aquel.
Por un momento a Cala empezó a mirarlo detalladamente. Y cómo está demoró en contestar, Alhacén dio la vuelta para encontrarse con ella verdaderamente de frente. Era un joven alto, con una visión Dendro, ojos rasgados, mandíbula y pectoral marcados y un cabello sedoso y brillante a la vista, bastante atractivo e hipnotizante la verdad, aun que según el Akasha tenia veintiséis años...
—¿Así que te interesan los secretos de Teyvat? —Preguntó alzando una ceja apoyándose en un estante a brazos cruzados.
—E-eh... la verdad es que ese tipo de libros no los encuentras en otro lado, fue simple curiosidad. —Respondió Cala tratando de mantenerse firme y concentrada.
Alhacén soltó un sonido de incredulidad, desvió la mirada y luego volvió a mirarla para meditar un poco mientras la observaba de arriba hacia abajo lentamente.
—Bien, te lo prestaré. Cuando lo termines búscame en el cuarto piso y me lo devuelves. No se lo prestes a nadie y tampoco le digas a nadie lo que hay dentro de el o le dire de inmediato a los directores de quien se trata.
Si es un libro de alta importancia ¿Por que prestárselo a una chica que acababa de conocer?
Cala asintió tímida y sonriente, y Alhacén le dio el libro.
—Gracias...
Curiosamente, se sintió cierta tensión ya que luego de que ella agradeciera ambos se quedaron mirando fijamente a los ojos el uno al otro por un tiempo prolongado. Era raro, por que se llevaban por ocho años, y ambos lo sabían. Pero se sentía como una especie de atracción magnética fuera de lo común en ambos.
Tras eso, los dos bajaron la mirada vergonzosa y disimuladamente y luego la castaña habló.
—Se que recién nos conocemos, pero.. ¿Te molestaría que de vez en cuando te buscará para hacerte preguntas?
En el mundo de el estudio todo contacto inteligente servía para subir tu status intelectual también, pero esa intención era solo la mascara de la real.
Alhacén, con un semblante un tanto serio lo pensó un momento, ya que lo que estaba sucediendo en el ambiente era un poco raro.
—Cuarto piso.
Aquel, confuso con su estómago y su respiración, dio la vuelta y no le dio tiempo a la joven para poder soltar una palabra de su boca, la cual quedo paralizada ante todo, igual de confusa que el chico de cabello platino.
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