4✟ Festín rojo ✟

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☽ 𝕼𝖚𝖎𝖓𝖓 ☾


Tardo horas en quedarme dormida después de mi encuentro con Felix. Tengo mil preguntas que hacerle, quiero que me diga qué significan algunas palabras que estuve leyendo en libros sobre vampiros que Marcus tiene en su Biblioteca del Renacimiento detallando las relaciones que tienen entre ellos y con los humanos. Quiero que me cuente qué pasó con la pareja de Marcus y por qué hay una pintura enorme de ella en una de las alas del castillo, que me explique quién demonios son los Vampiros Ancestrales y por qué Aro no parece querer hablar de eso conmigo.

Pero sé que en cuanto me conteste aunque sea una de esas cosas las cosas entre nosotros van a cambiar. Porque voy a deberle algo, él va a cobrarse directamente con mi sangre y odio que eso me guste. Odio que mis piernas se rocen mientras pienso en cómo me arrinconó en su habitación, que mi cuerpo me haya rogado quedarme ahí y cerrar el pacto dejando que me mordiese cuanto quisiese.


Jane viene por mí mientras estoy terminando unas tareas de un seminario de la universidad que me han concedido hacer de manera remota desde Italia, aunque mi idea siempre ha sido volver a Estados Unidos no quiero atrasarme demasiado con mis asignaturas así que intento dividir mi tiempo. Tiempo que se ve interrumpido por la extraña gemela que me da algo de miedo, sin siquiera decirme nada me mira y sé que tengo que seguirla.

Estamos en un jardín interno del Castillo ahora, ella mantiene su vista fija en mí y no entiendo si me está estudiando o me está condenando al sufrimiento eterno. Con ella jamás se sabe.

—En diez minutos entrarán humanos que Heidi atrae al Castillo y es la primera vez que lo verás por ti misma—informa con un tono cortés—. Sé que no soy nadie para decirte esto pero deberías alimentarte de alguien para que los demás te vean hacerlo.

La miro sin entender demasiado a dónde quiere llegar y me impresiona que quiera darme un consejo.

—Eres una Vulturi y quieras o no, todos te están viendo ahora. Los clanes al rededor del mundo tienen interés en ti, nuestro clan está expectante por ver cuál será tu siguiente movimiento y creo que sería inteligente por tu parte si mordieses a alguien hoy, para demostrar de qué lado estás.

Caigo en cuenta de que tiene razón, si se supone que soy la heredera al trono o que tengo la chance de ser de confianza para Aro, Marcus y Caius entonces tengo que demostrar que no reniego de ser híbrida. Muchos miembros de clanes matarían por ser mitad humanos mitad vampiros, sin perder totalmente la humanidad ni la libertad de salir al exterior a cualquier hora. Si quiero que me respeten tengo que alimentarme de alguien en diez minutos, tengo que hacer algo que pasé años sin querer hacer por temor a transformarme en otra cosa.

—Gracias, Jane—fue lo último que le dije antes de que se fuera con un leve asentimiento. 

Ya entiendo por qué mi padre confía tanto en ella, es de fiar.


Una vez que entro en el salón donde en breve ingresarán los humanos noto que parece que varios miembros de la guardia recién comenzaron a llegar, todos con los ojos puestos en la puerta con excitación. Diviso a Felix riendo y charlando con Afton, me acerco algo nerviosa y me doy cuenta que necesito la ayuda del enorme vampiro despreocupado que tengo delante de mí si quiero alimentarme como toda una experta.

—Me alegra que hayas decidido aparecer, Quinn—la suave voz de Afton junto con una sonrisa tranquilizadora me dejan unos segundos asintiendo como una tonta hasta que me encuentro con la mueca burlona de Felix como si pudiese oler mi miedo.

—Deja algo para nosotros, tigre—suelta cruzándose de brazos y sé que lo hace a propósito. Sabe que no he bebido jamás y quiere que haga el ridículo delante de todos, quiere verme fallar y deleitarse con mi fracaso. El muy maldito me guiña un ojo antes de irse hacia la puerta, los humanos entran justo en esa fracción de segundo y aunque me incomodan algunos gritos, estos cesan casi enseguida.

Son turistas y todos adultos, pero no quiero pensar ni en segundo en sus vidas o me iré corriendo en menos de lo que le costó a Felix desaparecer entre el gentío. Afton ya no está, lo veo desde lejos alimentándose de una mujer junto con Chelsea, hasta parece que están follándose con la mirada mientras la muerden. Me invaden los celos en algún punto, creo que una parte extraña de mí quiere eso, aunque sea por unos segundos.

Algo me golpea el hombro y me obligo a voltear, solo para encontrar a Felix con una mujer humana realmente linda que parece de mi edad. No la sostiene contra su voluntad así que no tengo idea de lo que está pasando pero no me da tiempo para preguntar porque la empuja levemente hacia mí y en un abrir y cerrar de ojos la estoy sosteniendo con su clavícula demasiado cerca de mí.

Una chispa se enciende en mí desde mi garganta, con los colmillos por primera vez en mi vida queriendo realmente lastimar, morder.

Lo miro y creo que me entiende, porque me estudia un momento y capta que ni siquiera me he movido un centímetro desde que me ha pasado a la chica. Con un rápido movimiento la muerde justo por encima de su mentón, fuerte. Ella jadea pero de inmediato me doy cuenta que no le está doliendo, sino que lo está disfrutando. Estoy algo confundida cuando se separa un poco de ella y me hace un ademán para que me acerque a su cuello.

—Muerde justo donde la he mordido—me ordena aún con la sangre escapando de sus labios y sus ojos casi totalmente oscuros.

Lo obedezco sin siquiera pensar. La estoy mordiendo justo sobre la marca que Felix le ha dejado para mí, me hundo en ella y de verdad no quiero lastimarla, pero quiero seguir sintiendo su sangre bajando por mi interior. No puedo entender cómo no lo hice por años, esto es como drogarse con algo que hace que sientas estrellas explotando en tu cerebro y en cada extremidad de tu cuerpo.

Nadie se ha dado cuenta de lo que hemos hecho con Felix, nadie está mirando porque todos están muy ocupados haciendo lo mismo que yo estoy haciendo. La escucho gemir y oh por dios sus manos se aferran a mi suéter, creo que la estoy haciendo sentir bien porque no parece querer soltarme y definitivamente yo no puedo parar.

Quinn—advierte perdiendo los estribos mi mentor. Es la quinta vez que trata de que le preste atención pero estoy muy ocupada con mi nueva cosa favorita—. No quieres matarla.

Freno en seco. La empujo suave hacia él, notando que no está del todo consiente y parece estar en un transe.

—¿Sigue viva? Déjala en el suelo y la llevaremos junto con los demás que resistieron lo suficiente para repartirlos por la ciudad—la voz de Heidi me hace mirarla sin entender mientras aún siento la sangre de esa chica haciéndome cosquillas en la boca—. Se levantarán como si hubiesen tenido una resaca, tranquila.

Apunto eso a la lista de cosas que quiero preguntarle a Felix, porque no tengo idea por qué más de la mitad de esas personas siguen vivas ni cómo se encargan de que ninguna se transforme por casualidad.

Tampoco entiendo por qué me ha ayudado a parar antes de lastimarla en serio, porque sé que él asesina todo el tiempo. A ver, está en la Guardia más peligrosa de todo el mundo y no me cabe la menor duda de que mata a un promedio de tres personas por día o algo así.


Estoy saliendo de la ducha cuando escucho que alguien golpea la puerta de mi habitación, insegura de si no sería Jane para advertirme que había notado que no mordí a la chica por mí misma. 

Abro pero en lugar de la gemela que tanto me aterra, es Felix quien está del otro lado apoyándose en el marco de la puerta y dejando ver sus enormes brazos tatuados, su camisa ligeramente abierta y el look "no me importa demasiado" que hacen que lleve su cabello castaño algo más desordenado, más relajado.

—¿Puedo pasar?


ᴀғᴛᴇʀ ʜᴏᴜʀs; [ғᴇʟɪx ᴠᴜʟᴛᴜʀɪ+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora