II

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Las cosas iban empeorando y no solo para Pedri, si no esta vez para el castaño que acababa de ser descubierto con una marca en el cuello por su pareja.
Llevaba semanas sin que ella sospechara absolutamente nada pero este momento sería la excepción una gran escena de celos estaba comenzando y no era del agrado del menor oír tantos regaños.

-Ya te lo dije, siempre estoy con Pedri llámalo si así lo quieres- Acotó harto de la situación, oír a su pareja regañarlo repetidas veces con gritos y llantos era algo que no soportaba más -Lo hicimos hace unos días, ¿Podrías recordar? Porque está escena no la soporto mas-

-Si, pero no recuerdo haberte echo eso- Sollozo mientras se imaginaba con quien podría haber estado su novio, cuantas veces hubiera ocurrido.

-Anda, llama a Pedri, te dirá que siempre estoy con el, él no te mentirá- Bufó tratando de calmarse lo más que podía, pero estaba a punto de llegar a su límite.

Sabia que su novia no sospecharía de Pedri, para ella ambos solo eran amigos y el canario era muy cercano a su novio como para ocultarle una infidelidad, ademas entre ellos dos no podría pasar nada, son mejor amigos y es de la persona que menos se lo esperaría.

Decidida marco el número del moreno deseando que los miles de escenarios de su novio con otra persona que se imaginaba eran falsos y tofo simplemente fue un total mal entendido,

-¿Isa?- preguntó detrás del teléfono con sorpresa el mayor, no era muy común que ella lo llamase.

-Hola Pedri ¿Puedo preguntar algo?- Comentó incómoda esperando una respuesta, no se tenían demasiada confianza como para hacerle una petición.

Este respondió con un "si" intrigado porque razón la novia de su mejor amigo lo llamaría, cosa que se le hacía totalmente extraño.

-Gavi, todos estos días que no venía, ¿Estaba contigo?- murmuró.

-Si, el se queda a dormir en casa ¿Por qué lo preguntas?-

-Oh nada, perdona haberte molestado, lo siento- Soltó un suspiro sonoro y colgó la llamada.

Estaba apenada ¿Cómo no pudo creerle a Gavi? Repetidas veces él se lo había dicho, no había echo nada, se sentía una tonta, había desconfiado de su pareja cuando él nunca lo había echo con ella y mucho menos había montado una escena así.

No podía mirarlo a los ojos y mucho menos decir alguna palabra, estaba totalmente avergonzada con él, además conociendo su carácter no sabría si él podría perdonarla por haberle echo algo así.

-Tengo que verme con Pedri, me tomare una foto llegando por si no me crees, nos vemos- Acotó al no oír palabra de su novia, mientras tomaba su móvil y llaves para poder ir donde el Morocho.

-Espera, tengo algo para ti- la rubia sacó de su bolso una pequeña caja que contenía un anillo el cual se lo entregó -Ábrelo cuando llegues-

Gavi sabía de lo que probablemente se trataba, los accesorios de mano no eran la cosa favorita del menor, el único que llevaba puesto era uno que le había regalado el canario por su cumpleaños, claro que no era porque quisiese, este estuvo insistiéndole semanas para que lo llevase puesto hasta que lo convenció.

El pelinegro era consciente que a Gavi no le agradaban los accesorios de mano, pero se le hizo lindo pensar que solo lo llevaba porque se lo había regalado él.

Al castaño se le hizo extraño que su pareja aún no sepa este disgusto, pero no quería desilusionarla así que simplemente asintió para después marcharse de ahí.

[...]

-¿Sospecho algo?- preguntó el pelinegro mientras almorzaba junto a su mejor amigo.

-No. Se quedó tranquila al escuchar que estoy siempre contigo- Comentó mientras lo miraba -Y pensar que fuiste tú quien hiciste eso-

Serendipia | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora