Advertencia:
Esta historia contiene escenas de sexo duro y vocabulario fuertes, además de comportamientos abusivos, como violación, agresión, etc...por ello, si eres sensible a estos términos no continues. Sin embargo, quiero decir que no puedes olv...
Mew entró en la habitación con un ramo de flores en sus manos.
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-Hola señor, el niño Gulf está dormido. Le han tenido que dar otro calmante.
-Ok, gracias...puedes irte a casa a descansar. Yo me quedaré ahora con él.
La omega asintió con la cabeza.
-Muy bien, mi niño-Dijo ésta levantándose de la silla y mirando al omega dormido antes de irse-...hasta luego.
El alfa posó el ramo en la mesita para que el omega las viese al despertar, ya que no sabía porqué pero deseaba ver su cara cuando este abriese los ojos y las viese.
Tras dar un par de vueltas por la habitación, este se sentó en la silla a esperar pacientemente, mientras aspiraba el rico olor del omega que impregnaba la habitación.
Una media hora después, Gulf abrió los ojos y entonces vio el regalo.
-Son muy lindas las flores, gracias Ano...
-Hola pequeño-dijo el alfa en cuanto sus miradas se cruzaron.
-¿Do-Dónde esta Anong?, ¿Por qué ella no está aquí?- preguntó nervioso el omega, ya que la idea de estar a solas con el alfa no le inspiraba confianza.
Mew se levantó de la silla y se acercó.
-Tranquilo, ella se veía muy cansada y la mandé a casa, ¿De verdad te gustan las flores?.
-Si, emm...son lindas, gra-gracias pero no tenías porqué traerlas.
Un nuevo olor del omega comenzó a invadir la estancia y este no era como el anterior, sino que desprendía miedo, por lo que el alfa se separó y se sentó nuevamente en la silla a los pies de la cama.
-Tranquilo, no debes temer nada, no voy a lastimarte.
El omega suspiró entristecido.
-No es por mi por quien temo.
El alfa sonrió levemente.
-Ah...el bebé.
El omega lo miró con recelo.
-Si, por él... Sé que tú no lo quieres y por eso en cuanto salga de aquí me iré. Ya no quiero seguir trabajando para ti.
El alfa lo miró, entonces volvió a ponerse en pie y caminó de nuevo hacia la cama.
-¿De dónde sacas semejante estupidez?, Yo no quiero eso... Tú no puedes dejarme, no puedes.
Mew estaba intentando no molestarse por el bien del omega pero la verdad le era muy difícil controlarse.
Un breve silencio se hizo presente, hasta que el omega finalmente lo rompió.
