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Mew se debatía entre la razón y sus instintos pues lo que había hablado con Gulf le había revuelto las entrañas.

Realmente sentía que era un fraude pues a pesar de que había intentado comportarse como su padre le había inculcado, a pesar de que no era así, bien era cierto que nunca había amado a Janis y en verdad tampoco había querido hijos.

En eso último también tenía mucho que ver su padre pues Mew temía hacerles sufrir irremediablemente, como el suyo se lo había hecho a él.

Sin embargo, luego de ver a la bebé, algo en su interior había cambiado pero ya era tarde pues su ex esposa ya tenía pensado abandonarle y llevarse a su hija.

No la había marcado y su hija había nacido enferma y eso lo mortificaba, se sentía muy culpable pero lo sucedido con Gulf le había ayudado a ser más razonable sobre eso y por ello finalmente había entendido que junto a su alfa, Janis y la pequeña Lyn estarían mucho mejor.

Había pasado meses follando con unos y otros, sin amor, sin remordimientos de ningún tipo, hasta que había conocido a Gulf, el hermoso omega prostituto que había despertado su celo incontables veces, trastocando todo su mundo.

El moreno era un ser extraordinario, servicial, bondadoso, nada rencoroso e increíblemente leal y por eso con él había sido mucho más difícil y más duro el mantenerse firme en su postura de alfa cruel y despreocupado, el cual creía que era el correcto por respeto a su difunto padre.

La verdad era que estaba muy confuso y ya no distinguía el por qué o el cómo era que había llegado a ese punto pues todo era nuevo y desconocido.

Frente a él estaba un ser divino, angelical, precioso y dispuesto a compartirlo todo, si él se lo permitía, incluso llevaba una parte de él en su vientre y desde ese mismo instante se vio frágil, perdido y totalmente vulnerable.

No sabía que hacer, no sabía cómo enfrentarlo.

...-Eres increíble, pequeño- dijo este finalmente -...realmente increíble y admiro tu valentía y tú tesón pues a pesar de ser un omega que no tiene nada más que a sí mismo, tienes la fuerza de un alfa... Ojalá yo la tuviera también, así lucharía contra mis demonios y no me dejaría vencerme como he hecho siempre

El moreno omega estaba sorprendido de las sinceras palabras que el alfa le estaba brindando, después de estar caminando con fustracción de un lado a otro de la habitación.

-Yo no quiero que me admires, ni que perturbar tu vida- habló Gulf-tan solo quiero irme y tener a mi bebé. Tan solo necesito dinero para poder mantenerlo mientras sea pequeño, luego buscaré trabajo de otra cosa y saldré adelante. Nunca sabrás más de nosotros.

Mew lo miró con pesar.

-No puedo permitir que hagas eso.

Gulf intentó levantarse y entonces este lo sujetó.

-Pero ...¿por qué eres tan irracional?, Sueltame...No puedes retenerme...no puedes...no puedes...¡Vete!...¡Vete!

-Cálmate, ¿A donde quieres ir?- Mew intentó que no se incorporarse-Estas recién operado y embarazado.

De repente la puerta de la habitación se abrió y el celador, una enfermera y un guardia de seguridad entraron.

-Váyase por favor, aquí solo está perturbando al paciente- le dijo este último.

-Yo solo intentaba calmarle- explicó el alfa mientras el beta lo empujaba había afuera-no le estaba lastimando.

Finalmente el omega se calmó tras recibir un nuevo calmante, quedándose nuevamente dormido, mientras que el alfa fue echado del hospital entre empujones y advertencias.

Molesto y confuso llamó a su chófer, el cual estaba cenando con su madre, la cocinera y las doncellas en la casona.

-Ven a buscarme, estos estúpidos ya no me dejan estar aquí.

-Ok señor, ahora mismo voy.

Tras colgar el beta suspiró resignado.

-Han echado al niño Mew ¿no?- preguntó apenada la ama de llaves

Sam asintió y tras darle un beso en la frente salió hacia la cochera.

Totalmente frustrado y decepcionado consigo mismo, el alfa merodeaba de un lado a otro frente a la puerta principal, donde el guardia de seguridad, un enorme beta lo miraba fijamente.

Tras unos minutos se sentó en el borde de la acera y a continuación encendió un cigarrillo, el cual le había dado un alfa que pasaba por allí.

Este le había visto muy nervioso y se lo había entregado con afán de que Mew se tranquilizase y aunque hacia años que no lo hacía, ese cigarrillo logró ayudarle a pensar en otra cosa que no fuese lo molesto que estaba.

Poco después, su chófer detuvo el coche a su lado y este se subió.

-Llévame a casa.

-Señor, ¿y el omega?, ¿Va ha dejarlo solo?

Mew suspiró y acto seguido recostó su cabeza en el respaldo del asiento.

-Él está sedado. Mañana en la mañana vendrá tu madre. Al parecer, a ella es a la única que tolera.

El chófer asintió y a continuación arrancó.

-Señor, ¿Qué hará ahora con el señor Gulf y con el bebé?

El alfa resopló con resignación.

-No tengo ni la mayor idea. Me odia y ya no creo que soporte estar a mi lado.

-Pero, señor, usted lo marcó, lleva un hijo suyo en su vientre, ¿Acaso no lo quiere?, luche por él.

Mew sonrió mirando al techo del coche.

-¿Querer?, ¿Y qué es eso?, ¿Cómo puedo saberlo?

El beta se encogió de hombros.

-Yo la verdad no sé mucho de eso pero he visto a mis padres juntos...creo que ese omega si lo aprecia solo que está adustado. Usted debe aclarar su mente y luego aclarar su situación con él. Estoy seguro de que a partir de ahí todo fluirá.

El alfa sintió un nudo en su estómago.

-¿Y cómo se hace eso Sam?, Yo solo soy un bruto. Lo mío no es el tener paciencia y comprender los sentimientos de otros.

-Solo busque en su interior y verá que hallará la respuesta.

-Ojalá fuera tan fácil.

-No sabrás si no lo intenta, señor.

El alfa soltó un profundo y desolador suspiro.

-Espero que así sea, sinceramente ya estoy cansado de toda esta jodida mierda.

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30. Luces y sombras -MewGulf-Omegaverse-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora