Capítulo 12

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<< Karma de Taylor Swift >> 

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Capítulo 12

Ryo

Mi oreja sigue roja, después de que Nevan haya tenido el arrebato de sacarme de Oak de manera tan bruta.

Tras presenciar el entrenamiento de mi novia, Nevan y yo emprendemos el camino de regreso hacia nuestra propia universidad. El ambiente tranquilo y familiar de nuestro campus se vuelve reconfortante a medida que nos alejamos de las instalaciones de natación del equipo rival.

Converso sobre lo que he presenciado durante la preparación, intercambiando opiniones y reflexiones en el trayecto de vuelta. Él se dedica a escucharme, sin darme mucho feedback porque al igual que yo, entiende muy poco de la natación.

A medida que nos adentramos en los terrenos familiares de nuestra universidad, el sentido de pertenencia y familiaridad nos envuelve, dándonos la bienvenida de vuelta a nuestro entorno conocido. Es un retorno a la rutina habitual.

Al llegar al gimnasio donde practicamos voleibol, nos encontramos con un escenario activo y enérgico. Nuestros compañeros ya están inmersos en el entrenamiento, llenando el espacio con movimientos precisos y dedicación.

El sonido característico de la pelota golpeando las manos y el murmullo de los jugadores alentándose se mezcla con la música que ambienta la sesión de práctica.

Arzhel, el líbero, ha mejorado a la hora de recibir balones, los bloqueadores, Sahs e Iver, tampoco se quedan atrás a la hora de interceptar los remates y los puntas, Koa, Jacob y Arvid, ponen toda su fuerza en darle al balón para marcar punto. Adam, el chico de primer año, está como colocador.

Leo y Theo están ayudando a Harald con las rececpciones. Esto se debe a que las recepciones del servicio son importantes ya que estriban en la construcción de un ataque con éxito, puesto que si las recepciones son defectuosas, el balón no llegará al colocador en las condiciones idóneas para organizar un ataque eficaz.

Sí. Hoy parecen estar en forma y tomándoselo muy en serio.

«Ryo, tú tampoco puedes quedarte atrás.»

Saludamos a nuestros compañeros con entusiasmo antes de sumergirnos en el entrenamiento. Nos incorporamos al equipo, cuando ya nos hemos puesto nuestra indumentaria de entrenar, camisetas de color verde limón a juego con nuestros pantalones negros, participando en los ejercicios planificados, dedicándonos a mejorar nuestras habilidades y aportar al esfuerzo colectivo.

—Chicos, haced una fila en un lado de la cancha —digo en alto, pensando en mejorar algunos detalles—. Que os voy a ir colocando el balón para hacer remates.

—Vale.

No tardan en reaccionar, haciendo lo que les he pedido.

Nuestro técnico coge la gran cesta de balones, mientras yo espero a que me pase uno de estos. Lanza el primero. Coloco mi peso sobre mi pie derecho y me preparo para dar un paso hacia la bola con mi pie izquierdo.

HASTA QUE FINALICE LA PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora