Capítulo 42

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<< Wildest dream de Taylor Swift >>

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Capítulo 42

Ryo

Ella sonríe, sus ojos ardientes reflejan la misma intensidad. La noche parece contener un pulso propio, y la piscina se convierte en el escenario de nuestra conexión única.

—Sabes una cosa. —Autumn suelta algo que me sorprende—. Siempre había deseado tener una escena de beso con alguien en una piscina. Y justo se está haciendo realidad en estos momentos.

—¿Y quién ha dicho que esto va a ser solo un beso?

—Pues mejor me lo pones.

Se acerca a mis labios, dejando que la anticipación vibre en el aire antes de que finalmente nos besemos. La suavidad de esos labios mojados contra los míos desencadenan una corriente eléctrica que se propaga por todo mi cuerpo. Yo, con determinación, me apoyo en una de las paredes de la piscina, llevándola conmigo y sus piernas siguen firmes a mí, sintiendo el tacto de mi piel debajo del agua. Las gotas de agua resbalan por nuestros cuerpos entrelazados, y la tensión en el aire se siente cada vez más.

Mis manos recorren su espalda, explorando cada centímetro con cada intensidad que hace que mi piel se erice. Cada roce se siente como una tormenta o un golpe de viento rozándome. Nuestros labios se encuentran en un beso feroz, donde la pasión se desata sin restricciones.

De repente, rompo el beso con determinación. Camino con confianza hacia un lado de la piscina, buscando un lugar donde el agua no cubra tanto. La tomo de la cintura con firmeza y, con un movimiento fluido, la siento en el borde de la piscina.

Yo permanezco dentro del agua, aprovechando la distancia para observarla mientras me burlo de su rostro avergonzado con una sonrisa traviesa.

—¿Te creías que escaparías tan fácilmente, Autumn? —consulto, mientras mis ojos se deslizan por su hermosa figura.

Me lanza una mirada juguetona, mezclada de sorpresa y anticipación. Sin perder tiempo, aprovecho la ventaja para seguir acariciándola. Mis manos explorando su piel, procurando hacerlo lo mejor posible.

La miro por el rabillo del ojo, y compruebo como está intentando contenerse.

—Relájate, boba mía. Solo disfruta —susurro, mi voz cargada de un deseo.

Con un gesto travieso, entierro mi rostro en sus senos, explorando con mis labios y lengua cada rincón con una destreza que la hace jadear. Mientras disfruto de sus reacciones, ella no puede evitar quejarse entre risas y gemidos, especialmente cuando decido provocarla llamándola boba.

—¿A quién llamas boba? Maldito diablo —Se queja, aunque la risa se escapa de sus labios—. Deja de llamarme boba, idiota.

—Venga, ya —digo con una sonrisa juguetona—. Tú me llamas de muchas maneras y nunca me quejo.

HASTA QUE FINALICE LA PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora