Quince III

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Desde su perspectiva, Jimin considera que fue demasiado blando con su mejor amigo

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Desde su perspectiva, Jimin considera que fue demasiado blando con su mejor amigo. A pesar de que lo había ignorado por completo ese día y aunque suplicó poniéndose en vergüenza frente a la clase entera sin que le importase demasiado, la realidad fue que Hoseok no tuvo más que decir las palabras mágicas para que él se ablandara por completo. «Sabes que te quiero mucho» le aseguró, y entonces ya no importó que su abuela le hubiese dicho que nadie iba a quererlo por omega y porque sus mejillas eran cada día más abultadas.

Solo por molestarlo, Jimin reorganizó la salida para cuando estuviesen fuera de la escuela e incluyó a Taehyung en ella, haciendo responsable de los gastos a Hoseok; pero él ni se inmutó. Es más, le había besado la cara y lo había abrazado como un pulpo asfixiante frente a todos, y a Jimin le encantó eso aunque se quejó de ello. También le encantó la forma en la que Taehyung y Hoseok comenzaron a hablar de manera desenfadada y se rieron despreocupados, congeniando al instante.

Fue por eso que Jimin fingió todavía estar ofendido con el pasar de los días, para poder compartir el almuerzo con Taehyung y que Hoseok los siguiera en la mesa en la que se instalaron a hablar.

Jimin siempre había sido de hablar mucho con su mejor amigo, tenía claro que era una consecuencia de que nadie lo escuchaba en casa, porque no había nadie más con quien pudiese compartir sus preocupaciones y pensamientos. Pero desde que se había sentado al lado de Taehyung parecía que alguien hubiese apretado un interruptor en él, y Jimin ya no se podía callar. Hablaba sobre cualquier cosa que se le cruzara por la cabeza sin ni siquiera procesarlo. Cuando las clases comenzaban y la mayoría de sus compañeros estaban ocupados prestando atención, eran sus murmullos los que hacían eco en el silencio del salón, y si el profesor de turno era uno al que Jimin ya le había colmado la paciencia, elegía escribir notas larguísimas en papeles que le pasaba a Taehyung por debajo de la mesa.

Tenía mucho que saber, mucho que descubrir y preguntar. Taehyung había tenido unas experiencias terroríficas siendo un omega, y aun así aceptaba su naturaleza de forma grácil. Los libros que le prestó y las historias que le contó lo ilustraron mucho mejor que esas charlas técnicas que tenía con su médico cada vez que le surgía una duda. Aunque a Taehyung lo invadía el pudor y se le ruborizaban las mejillas cada vez que hablaban sobre necesidades e instinto, todavía le explicaba con detalles y paciencia.

—Es porque hablo mucho ¿Cierto? —les preguntó a sus dos amigos una semana después de su primera salida, mientras acomodaban sus bandejas en el comedor —Respeto nuestros silencios, puedo quedarme callado si lo estoy mirando estudiar o tocar el piano. Pero a veces siento que tengo que decirle cosas para que sepa que soy interesante, que soy más que un chico al que controlan todo el tiempo —habló preocupado porque Yoongi llevaba tres días sin encontrarse con él en la biblioteca y apenas intercambiando saludos —¿Y si no le agrado tanto después de todo? Debe ser porque lloro mucho, todo el mundo sabe que soy muy sensible y se ríen de que me ven llorar al menos una vez al mes por los pasillos; ya lloré frente a él también. Qué vergüenza. Esas son cosas que puedo cambiar.

Yuan bei - Yoonmin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora