Dieciséis V

548 95 29
                                    

Si hay algo que jamás habitó en el cuerpo y el alma de Park Jimin, es la maldad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si hay algo que jamás habitó en el cuerpo y el alma de Park Jimin, es la maldad. Incluso cuando su nacimiento estuvo planeado para un fin y su crianza intentó ser un método rígido que lo privó de una vida normal, jamás añoró producir dolor o tomar venganza. Pero esa situación lo desesperaba tanto que sus pensamientos se torcían en posibilidades remotas.

Jimin jamás tuvo una relación estrecha con su abuelo, como tampoco el hombre la tuvo con su madre; desde hacía muchísimos años, la situación parental en esa familia era una mera cuestión empresarial. Nadie preguntaba por sentimientos, por afectos, por sueños y estaban tan centrados en hablar de negocios que incluso parecía que nadie los tenía. Cuando los oía hablar, Jimin solía pensar que lo disfrutaban, que era el único que había salido fallado y pasaría a la lista negra que solo compondrían ese tío lejano y él. Y creciendo en un ambiente en el que todos opinaban sobre él como si no le afectase o como si no estuviese, no tuvo la oportunidad de querer a alguien de verdad.

Pero Jimin sabía lo que significaba la ausencia de su abuelo, por eso la noticia lo asustó tanto y lo mantuvo sin dormir por días enteros, sintiendo el peligro a cada minuto. Y aunque no lo quería, aunque lo que más deseaba era poder romper esas cadenas que lo obligaban a un futuro que no añoraba, el omega se encontró rezando a todas las deidades que conocía por su mejoría. Porque si el hombre moría, entonces ya no tendría posibilidad de negociar.

Esa tarde en la que todos sus amigos habían estado ocupados lo encontró en su casa, en la cocina rebuscando por algo que pudiese comer. Oyó la puerta y las voces de sus madres que hablaban a un ritmo acelerado y con un tono acusador, y hubiese sido algo normal si en vez de encerrarse en el estudio a cal y canto hubiesen buscado su presencia solo para vigilar sus acciones.

La curiosidad lo pudo.

Tal como hacía cuando era un niño, se deslizó en silencio y se sentó en el suelo con la oreja pegada a la madera.

—No estoy de acuerdo, es una locura Hyojung —su madre protestaba —Estamos intentando la otra alternativa, tu padre no tuvo retrocesos y creo que eso nos está dando tiempo para hacerlo efectivo.

—Pero eso no significa que vaya a vivir lo suficiente ¿Y qué sucede si nos sale otro como él? Tenemos que prevenir, y esa es la mejor forma —Hyojung dijo harta.

—No —Haseul negó rotundo —No puedo darte ambas cosas. Acepté tener otro bebé porque prometiste que Jimin quedaría libre de responsabilidades.

—Haseul, esto no tiene que ver con Jimin. Tiene que ver con todos nosotros, con nuestra familia, nuestro prestigio y todo lo que tenemos y hemos conocido durante toda la vida. Esta era la opción cuando supimos que era un omega, no entiendo cuál es tu negación ahora. Nos quedamos sin tiempo de enmendar nuestros errores. Este es el límite.

—Jimin es menor de edad, eso ni siquiera es legal —el tono de la alfa sonó bajo y peligroso.

—Lo es, siempre que haya consentimiento de los padres, siempre que se pruebe que el alfa no es peligroso y que no lo va a usar para fines ilegales —Hyojung dijo y Jimin oyó como el sonido de páginas voltearse con rapidez llenó el aire —Lo investigué. Averigüé sobre los registros civiles que aceptan las peticiones, si la mandamos mañana estaríamos habilitados a celebrar el matrimonio la siguiente semana. No creo que mi padre resista más que eso.

Yuan bei - Yoonmin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora