Dieciséis III

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Por más que hubiese nacido en una familia privilegiada, el mundo de Jimin siempre fue pequeño

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Por más que hubiese nacido en una familia privilegiada, el mundo de Jimin siempre fue pequeño. No conocía otra cosa que no fuese ese entorno en el que su casa estaba vacía, en el que el personal que trabajaba para ellos se movía en silencio como si fuesen sombras, no había más que esas conversaciones sobre trabajo, sobre planes que siempre visionaban más empresas y más dinero. Y asumió que eso era lo normal, que los abrazos y las caricias eran escasos para todos, un premio por el que llevar un mérito perfecto.

Dentro de ese mundo y por algún motivo que él no alcanzaba a entender, una de sus madres peleó por darle un poco de libertad; y de a poco, se dio cuenta que el mundo no era pequeño, tampoco el amor. Que lo austero y particular estaba en su familia, que eran ellos quienes elegían ser así. Lo vio en la escuela, y en ese único mejor amigo que se metió en su vida y lo colmó de diversión, de cotidianidad y todo aquello que carecía. Desde sus primeros años, Jimin supo que el afecto en su familia era un privilegio que todo el dinero que poseían no facilitaba, no lo podía comprar. Y supo que la única forma de tenerlo era encontrándolo fuera.

Cuando llegó a la adolescencia, en todo en lo que pensaba era en que quería ser un alfa, porque si era eso lo querrían más, lo aceptarían mejor y podrían darse cuenta que Jimin era todo lo que necesitaban, todo lo que esperaban y más. Pero fue un omega, y en su mundo ya no tan reducido se abrió una grieta. Porque en un principio creyó que era su culpa, que estaba mal y que lo había arruinado todo; pero luego de consultas interminables a médicos expertos en genética, entendió que de hecho la posibilidad siempre había sido igual de alta. No era su culpa, y no lo podía cambiar. Y si no lo asumía, nadie más lo haría por él.

Por eso se esforzó en hacer la grieta más grande, con Hoseok y Yoongi, y cuando vio a Taehyung como un amigo en potencia. Para su fortuna, el otro omega lo aceptó; y con ello lo ayudó a aprender y a entender, e incluso le dio como bonus a Jeon Jungkook. Y dejó de ser solo él intentado mantener esa grieta abierta, fueron un grupo de amigos. Un hogar al que volvía cada vez, caminando desde esa burbuja insuficiente por la grieta, hacia un mundo enorme por descubrir.

Para que Taehyung y él llegasen a ese punto de confianza e intimidad, tuvo que ser él el primero en demostrarle que era inexperto, que tenía muchos defectos, que no entendía muchas cosas de la vida. Y ahora era recompensado con esto, con esa situación en la que su mejor amigo y él se demostraban que estaban llenos de amor y entendimiento para compartir, a pesar de la torpeza. Que Taehyung decidiese darle el privilegio de olerlo antes que nadie fue un gesto que estalló burbujas de amor en su estómago.

Ese día en la habitación del omega, con la ansiedad y los nervios mezclados, descubrió un aroma a mandarinas y flores que en su cerebro se asocio a un refugio, a una familia que no tenía que ver con la sangre, a alguien que también era frágil y que, su naturaleza rebelde más alfa que omega, quería y necesitaba proteger. Fue consciente de que Taehyung, Hobi, Jungkook y Yoongi eran las personas que merecían que les ofreciera mucho más que sus dramas familiares.

Yuan bei - Yoonmin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora