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Es lunes veinticinco de septiembre y siento que estamos en primavera, ella me hace sentir que es primavera, ella es primavera.

Antes de ayer sábado la besé en mi propia casa y desde antes de ayer sábado no puedo quitarme esa sensación de mis labios. Me he descubierto a mi misma un par de veces embelesada con los dedos en mi boca intentado recordar o captar el sabor de sus besos...dios mío ¿Qué me pasa? Solo fue un leve roce, solo fue un pequeño contacto pero...no puedo quitármelo de la cabeza...¿Estoy enamorada? Sí, estoy muy muy enamorada y hoy justo hace un mes que la vi por primera vez ¿Escuchan lo que les digo? Un mes! ¡Un solo mes! Es incomprensible lo que me ha pasado, es brutal como el amor me ha golpeado.

Me he pasado todo el domingo preguntándome cómo se encontrará ella, cómo se sentirá ¿Estará bien? ¿Estará mal? ¿Estará arrepentida? No lo sé...se que se marchó con su marido Michael, se que tenía la cara desencajada al tiempo que los ojos brillantes de ilusión...así que no lo sé...estoy perdida, es un enigma que tengo que descubrir cuanto antes.

Para mi ayer fue un día un tanto duro ¿Saben?, levantarme con Dorian, desayunar con Dorian, comer y cenar con él mientras mi mente está en otro lugar y con otra persona, no fue plato de buen gusto...pero no puedo evitarlo, no puedo. Ayer domingo es la primera vez que hice gala de mis dotes de actriz los cuales ignoraba que poseía...ayer domingo fue la primera vez y obviamente no sería la última.

Mi marido ya no está en casa, se ha marchado hacia la oficina con lo cual entiendo que el Wilhemina tampoco está en la suya. Ya ni puedo esperar más, supongo que a estas alturas se habrán dado cuenta que la paciencia en lo que se refiere a mi vida privada no es una de mis virtudes...así que es lunes, son las siete y media de la mañana y le escribo un mensaje de texto.

¿Wilhemina estás bien?

Así de escueto y de directo pues saber si ella está bien es lo único que me importa  en estos momentos. Me muerdo las uñas ante la espera de una respuesta, estoy sentada con una taza doble de café en la mano, tengo el teléfono sobre la mesa de la cocina y no puedo dejar de mirar la jodida pantalla. Se ilumina enseguida.

Estoy asustada

Ambigua respuesta ¿Verdad? No sé cómo interpretar esto, no tengo ni la más remota idea de cómo interpretar lo que mis ojos acaban de leer. ¿Está asustada por lo que siente? ¿Está asustada por sí Michael se entera? ¿Está asustada de qué?

¿Pero y yo? ¿Acaso no lo estoy? La respuesta viéndolo desde la perspectiva de mi actual presente es que no era consciente de lo que estaba haciendo, no me puse a pensar en todo lo que implicaba el hecho de enamorarme de la mujer de otro.

Pero en ese presente, esos días de septiembre lo cierto es que quiero verla, necesito verla lo mismo que necesito respirar, porque el miércoles tengo vuelo y creo que si no la veo, si no hablamos antes de que yo me incorpore al trabajo me volveré loca, estaré histérica y de mal humor...y porque además...demonios ¡Quiero verla!

Quiero verte Wilhemina ¿Podemos quedar? Tenemos que hablar.

Lo sé, voy directa al grano sí, pero ella no me contesta. Han pasado dos eternos minutos desde que he enviado este último mensaje y no recibo respuesta.

¡Coño me está llamando! No me lo esperaba.

-Wilhemina...hola...-balbuceo.

-Hola Lara- me contesta y yo siento que me derrito nada más oír su voz- No sé si es buena idea quedar...

-Solo quiero hablar...-la corto porque la veo venir, está indecisa y está mu muy confundida y la arrastro hacia donde quiero.

Wilhemina se toma unos segundos, sé que está pensando, puedo oír su respiración de nuevo agitada.

Guardaré mi libertad - Wilhemina VenableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora