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𝟑.
¿NO ME PASÁS UNA?

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SALVADOR, BRASIL
Junio 2019


Pasaron varias semanas desde la última vez que Isabella cruzó palabra con Leandro. Después del encontronazo de aquel sábado, la chica asistió tan solo a uno o dos entrenamientos más, con el único propósito de encontrarse con las chicas, que eran ahora sus amigas (de hecho, incluso la habían agregado a un grupo de WhatsApp de todas las botineras). Si Leandro daba indicios de querer hablarle o faltarle el respeto de alguna forma, ella tan solo lo ignoraba, y rápidamente desarrolló una nueva habilidad para que le valga poco lo que él hacía contra ella, porque preocuparse era una pérdida de tiempo. Para su suerte, las semanas pasaron sin acontecimientos notables.

Pero ahora finalmente empieza la Copa América y los jugadores y sus familias viajan a Brasil, donde va a tomar lugar el campeonato. Nuevamente, no hay motivo por el cual Isabella siquiera tendría que cruzarse con Leandro, pero si quiere verlo a Paulo durante la concentración, entonces no le queda otra. Aquello la pone nerviosa.

Los jugadores ya están en Brasil desde el primero de junio, pero Isabella aterriza en Salvador el trece, dos días antes del primer partido contra Colombia. Se hospeda en un hotel cerca de la Arena Fonte Nova y lo primero que hace es salir a caminar. Aprovecha que el hotel donde concentran los jugadores no está a más de veinte minutos caminando y sale en dirección a éste. Basta con un vistazo al camino en el Google Maps para que la imagen se grabe en su cerebro.

Son las tres de la tarde. Isabella observa sus alrededores, encantada, caminando ligera y algo acalorada, ya que en Brasil el verano es lo mismo que la primavera de Argentina. Su celular vibra en su bolsillo, lo saca y atiende el llamado de Paulo.

–Amor –sonríe ella.

–Ay, boluda, no me avisaste que habías aterrizado. Me asusté –dice él del otro lado de la línea.

Isabella se ríe.

–Perdón, gordi. Me distraje. Estoy yendo para allá ahora.

–Justo te iba a decir, están las dos Camis acá. Venite rápido.

–¿Galante y cuál más?

–Homs, la mujer de Rodrigo.

Isabella está a punto de contestar, pero una tercera voz habla del otro lado de la línea.

Dale, boludo, ¿quién es?

Leandro.

Paulo aleja el teléfono de su boca.

Es Isa, ahora voy.

Decile que deje de distraerte, que estamos en medio de un campeonato de FIFA, gracias.

Isabella lo escucha a Paulo reírse y acto seguido, el hombre vuelve a acercarse al micrófono del teléfono.

–Che, cuchame, dice Lean que...

–Sí, sí, escuché –se ríe Isabella–. Andá a jugar al FIFA, que yo ahora llego.

–Bueno –sonríe él–. Chau. Te amo. Apurate.

Isabella corta la llamada con una sonrisa, guarda el teléfono en la mochila y apura el paso para llegar cuanto antes al hotel. Ella y Paulo no llevan separados más de dos semanas, pero ya se extrañan – y la verdad es que dos semanas sin coger, considerando que ellos lo hacen día por medio para ayudarla a ella a dormir, le parece un montón.

FUCK | l. paredes & p. dybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora