FUCK | l. paredes & p. dybala

ix

𝟗.
ISA, ¿ESTÁS BIEN?

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RÍO DE JANEIRO, BRASIL
Junio 2019

Llega el veintinueve de junio. Se encuentran a tan solo tres días de la semifinal contra Brasil y no es difícil darse cuenta que todos los chicos están extremadamente nerviosos, especialmente con Scaloni a un paso de empezar a meter dos entrenamientos por día.

Son las siete de la tarde, la selección argentina se encuentra entrenando en el predio, preparándose para el siguiente partido. Isabella y Cami llegaron hace unos minutos y ahora toman mate en las tribunas mientras los observan a los chicos entrenar, ya que es un día relativamente frío y ninguna está de ánimo para salir a pasear.

Los jugadores ya llevan dos horas de entrenamiento, les queda una más, por lo que Scaloni les otorga un descanso de algunos minutos. Isabella observa como Paulo se acerca hasta el borde de la cancha, donde tiene apoyado su bolso, todavía sin darse cuenta que su novia está ahí. Mientras él busca su botella de agua en éste, la rubia aprovecha y baja de un salto de las tribunas, acercándose a la barandilla que la separa de la cancha.

Le chifla a su novio, quien alza la vista de inmediato al reconocer el característico silbido de su chica.

–Hola, campeón –lo saluda ella, estirándose por sobre la barandilla para besarlo.

Paulo sonríe, ahora deleitado ante su presencia ya que no la había visto llegar, y deja que ella lo bese: uno de esos besos para los que no necesita cerrar los ojos, ya que son breves, pero el cariño no escasea entre sus labios. Isabella le envuelve el cuello con los brazos.

–¿Tas cansado? –le pregunta ella suavemente, su voz bajita, observándolo de cerca con una sonrisa mientras le toca un poco el pelo.

–¿Por qué lo preguntas? –replica él sugestivamente, mordiéndose el labio inferior.

–Porque quiero volver al hotel con vos –le dice ella.

–Entonces no –asegura Paulo, plantándole otro beso casto en los labios.

Isabella suelta una risa y se aleja para dejarlo tomar agua, con la barandilla de por medio. Se alegra de poder interactuar un poco con él, ya que hace varios días que su relación carece de este cariño, en lugar reemplazado por una relación un poco más distanciada. Ella lo mira con afecto mientras él se baja la mitad de la botella, sediento.

–¿Estás nervioso por las semis? –le pregunta Isa.

–Hm –contesta Paulo, tragando el líquido en su boca–. No sé. Un poquito. Igual, estoy de suplente.

–Scaloni no te aprecia, che, qué bronca.

Paulo se ríe y le apoya una mano en la cintura, usando la otra para sacarle el pelo de la cara con suavidad.

–Si meto algún gol, te lo dedico.

–Pero más vale, papito –le dice ella con las cejas alzadas–. Firmaste cuando aceptaste ser mi novio. Tus goles son míos.

–Y de nadie más –asegura él, sonriente.

Camila baja de las tribunas de un salto y se acerca a la pareja, a lo que ellos se separan un poco para integrarla a la conversación.

–Hola, Pau –Cami saluda al chico con un beso en el cachete–. ¿Y Lean?

Paulo se da vuelta y escanea la cancha brevemente, en busca del ojiazul. Lo divisa del otro lado, tomando agua junto a Rodrigo, mirando de reojo al grupo de tres de una manera casi imperceptible, pero que Isabella es capaz de notar.