Al final, Julián sí iba a verse con el chico que a Enzo no le había gustado mucho. Había insistido en que realmente era lindo y simpático, y Enzo no dijo nada más. Obviamente, no era una decisión suya, y no era para tanto después de todo. Él era un histérico nomás, como Julián le hizo notar.
Decidieron verse durante la tarde, tomar un helado y tal vez dar una vuelta por ahí. Enzo estaba acostado en su cama mirando su celular, pensando en si ya estarían juntos. Se preguntaba quién de los dos habría elegido el lugar, si Alexis iba a pagar por todo, si el encuentro iba a estar lleno de silencios incómodos o si la pasarían bien... Muchas dudas respecto a una simple juntada para tomar helado.
Trató de despejar su mente, diciéndose que era un boludo. Estaba pensando mucho las cosas y metiéndose en asuntos ajenos, como cada vez que Julián estaba involucrado.
No tenían la relación más sana, tal vez. Enzo suponía que no era completamente normal todo lo que sentía por su mejor amigo, sentirse tan protector respecto a un tipo grande, pero no le importaba mucho. Fuera de sus padres, Julián era la persona más importante en su vida. Desde chicos, sentía que debía protegerlo en todo sentido, que iba a estar a su lado toda la vida. Que Enzo pensara en Julián casi todo el día era simplemente como su amistad funcionaba.
Se levantó de la cama para evitar estar más nervioso de lo que se sentía. Sabía que Juli probablemente se había puesto una de sus remeras favoritas, que seguramente propuso su heladería preferida, que llegaría temprano, que insistiría en pagar por todo y que a pesar de su timidez le iba a poner la mejor de las ondas.
Se lavó la cara y se dijo a sí mismo que dejara la pelotudez. ¿Qué era exactamente lo que lo tenía tan intranquilo? ¿Qué fuera desplazado de su rol en la vida de Julián? ¿Que lo dejara de lado? ¿Que Juli saliera lastimado?
Capaz que ese tal Alexis era buen pibe, a pesar de los juicios rápidos que Enzo había hecho partiendo solo de un par de fotos.
•••••
Alexis le parecía un imbécil.
— Gracias, Ju — dijo el colorado mirando con ojitos melosos al mayor, quien le había servido un vaso de gaseosa.
Julián solo le sonrió y Enzo se limitó a extender su propio vaso vacío, enojado sin querer parar a analizar el por qué.
Semanas después de la cita en la heladería, Enzo fue a la casa de Julián. Sin avisar antes, solo para ver si estaba su amigo. Era una costumbre que tenían desde chicos, ya que vivían muy cerca y tenían tanta confianza.
Cuando Julián abrió la puerta, no lo recibió con una sonrisa ni un abrazo cortito. Por primera vez — y esta era la razón principal por la cual él creía que radicaba su molestia — abrió los ojos con sorpresa y le dijo bajito que si podía venir más tarde.
Estaba a punto de preguntar si había pasado algo, cuando vio a Alexis asomarse detrás de su mejor amigo. Le sonrió amablemente a Enzo y puso una mano en la cintura de Julián.
— Vos debés ser Enzo — dijo de forma animada, con una sonrisa amable. — Juli me ha contado un montón sobre vos.
Enzo lo miró sin decir nada por unos segundos. No dijo «yo no puedo decir lo mismo» solo porque vio la mirada asesina que Julián le dirigía.
— Hola — dijo por fin.
Alexis se movió para un costado, como para dejarlo pasar. Enzo tenía ganas de instalarse entre medio de los dos y de irse corriendo a su casa simultáneamente, pero la rabia que sintió al ver que Julián miraba a Alexis con sorpresa ante su acción tomó la decisión por él.
La comodidad de Alexis al moverse por la casa de Julián lo había tomado muy por sorpresa.
Julián le había contado que ese primer día que habían salido la pasaron bien y que siguieron en contacto, pero no se había imaginado que se hubieran visto casi todos los días que le siguieron.
— ¿Así que también te gusta el fútbol? — preguntó Alexis después de tomar un gran trago de la gaseosa que tenía en el vaso.
— Sí — respondió Enzo, sin más.
Julián tenía razón, Alexis era aún más tímido que él, y estaba disfrutando hacerlo poner nervioso al mirarlo fijamente y no cooperar en la conversación.
— La otra vez pasé cuando Alexis jugaba con los amigos, es re bueno — comentó Julián, interviniendo en la conversación cada vez que podía.
— ¿Ah, sí? — Enzo dijo, esta vez con una sonrisa, a pesar de que le generó algo saber que Julián lo fue a ver jugar con sus amigos.
Alexis se encogió de hombros, se había puesto algo colorado.
— Entonces podrías venir con nuestro grupito a jugar, uno de estos días — propuso Enzo, todavía con esa sonrisa pícara. Sintió cómo Julián le trataba de pegar en la pierna de forma disimulada.
— Sí, de una — contestó Alexis, luciendo algo sorprendido pero sonriente ante la invitación. Miró a Julián como para confirmar, y este asintió.
Cuando Alexis se levantó para ir al baño, minutos más tarde, Julián le pegó en la pierna de nuevo pero con más fuerza.
— Sos un pelotudo — declaró el mayor.
— Y vos un mal amigo — le dijo de forma casi infantil. — Yo te presento todas las minas con las que ando de una, y vos lo tenés a este paseándose como dueño de casa y no me lo habías hecho conocer.
Julián se cruzó de brazos.
— Porque no es tan serio, boludo, si nos conocemos hace re poco — le dijo, evidentemente molesto. — Y encima lo invitás a jugar con los chicos. No me da decirle que no ahora.
— Bueno, qué se yo, te andaba manoseando y vos encima lo mirabas como boludito, asumí que ya estaban medio juntos — se defendió Enzo, sintiéndose como un estúpido ahora que analizaba mejor la situación.
— Tocarme un poco no es manosearme, Enzo, por dios — Julián le dijo, exasperado. — Si te escandalizás tanto por una mano en la cintura, decí que no caíste una horita más temprano.
Listo, Enzo iba a re cagar a patadas a Alexis cuando jugaran el partido.
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(juli es gay y enzo la pasa mal)
FanfictionEnzo andaba medio molesto con el hecho de que Julián sea gay, pero no por la razón que cualquiera creería.