Enzo había empezado la noche como el orto.
Desde el día de la pileta, tenía los sentimientos por Julián a flor de piel y no tenía idea de cómo manejarlos. ¿Qué tendría que hacer? La persona con la que se permitía tener las charlas que lo dejaban sintiéndose más vulnerable era la que ocasionaba todo su dilema. Quería un poquito más de tiempo para pensar todo mejor, pero ni en pedo iba a dejar que Lisandro y Julián estuvieran juntos en la misma habitación.
Lisandro y Enzo habían sido cercanos cuando eran adolescentes. Por ende, también tenía relación con Julián, porque los dos mejores amigos parecía que estuvieran pegados de lo mucho que estaban juntos.
Licha se llevaba muy bien con todo el grupo de amigos de Enzo, pero actuaba de una forma diferente con Julián. Al principio no se había dado cuenta, pero después Enzo fue notando cómo lo jodía un poquito más que al resto, cómo lo tocaba en momentos en los que no había excusa, cómo empezó a armar planes solo con él.
En ese momento Enzo estaba con la cabeza en otras cosas y, siendo adolescente, era aún más pelotudo, así que no se sentó a analizar el por qué de repente no se bancaba más a Lisandro. Y por qué estaba tan molesto con Julián. Se limitó a distanciarse por un tiempo y salir con un par de sus compañeras, para después darse cuenta que si no se bancaba ver a Licha y Julián haciéndose más amigos, era aún peor no tenerlos a la vista mientras lo hacían.
Cuando Julián le había dicho a Enzo, varias semanas atrás, que desde chiquitos había sido medio posesivo, probablemente en parte hacía referencia a Licha.
Se puso en forro durante un tiempo con Licha sin razón aparente y de a poco se dejaron de hablar. Cuando el mayor de los tres se cambió de provincia, perdieron contacto completamente. Cada tanto se lo cruzaba en redes sociales, pero nada más que eso.
Enzo suspiró frente al espejo, cambiándose de remera. No era mucha ciencia pero de repente todo le parecía que le quedaba mal. O al menos no le quedaban tan bien como a Licha; se quería matar. Porque sí, se podía dar cuenta por las fotos que había visto del mayor que era un tipo bastante atractivo. Pero a él le importaba un carajo eso, la verdad. Lo que sí le importaba es si Julián también pensaba lo mismo sobre el chico que no veía hace años.
Se dirigió a donde Cristian, quien había puesto casa para la previa. Trató de dejar de pensar en detalles tontos como si era o no más fachero que Licha, y si Julián también se había esmerado con su ropa.
— Enzito, tanto tiempo — dijo Licha con una sonrisa mientras lo abrazaba fuerte, apenas entró a la casa de su amigo.
Enzo devolvió el abrazo apretando tanto o más que el otro, dándole palmadas en la espalda un poquito fuertes. No iba a empezar con la boludez tan temprano, pero cuando llegó vio que Julián y él ya estaban sentados juntos en un sillón, charlando y riendo.
— De una, gato — le respondió, notando que los ojos de Julián estaban sobre él. — La de mandar un mensajito cada tanto no te la sabés, ¿no?
Al parecer los dos iban a ignorar que se dejaron de hablar porque Enzo había sido un forro, lo cual era un alivio. No daba volver tensa a la situación cuando él ya estaba tan enquilombado con sus pensamientos. Además, se quería portar bien porque los otros cuatro boludos que estaban en la sala de estar los miraban interactuar con atención.
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Si le había parecido que la noche estaba siendo una mierda cuando la inseguridad lo había puesto ansioso, no tenía idea lo mucho que le iba a pegar ver lo juntitos que andaban Julián y Licha. Más que nada, estaba sorprendido e irritado por cómo su mejor amigo estaba actuando. Cuando no estaba mirando fijo al mayor y riéndose bien fuerte de sus chistes, sus ojos estaban sobre Enzo. No entendía nada.
La peor parte es que Licha seguía siendo la misma persona táctil de siempre y Julián todavía estaba a su lado. ¿Para todo se tenían que tocar? ¿Era necesario que sus hombros chocaran cuando se rieran o que sus muslos se rozaran? ¿Y por qué Julián seguía cruzando miradas con Enzo una y otra vez? Sentía que tenía la cara caliente, roja, supuso que su amigo estaba preocupado. No estaba preparado para lidiar con esto tan pronto.
Al rato, cuando el grupo de chicos ya había tomado un poco y se había puesto más o menos al día con sus vidas desde que Licha se había ido, decidieron irse a bailar. Y Enzo se dio cuenta de que, una vez más, se había equivocado. Lo peor no había sido tener flashbacks de secundaria, cuando Licha y Julián se volvían más cercanos y él se sentía dejado de lado, sino cuando una vez que estaban en aquel lugar con la música a tope y luces de colores, el mayor agarró a Julián del brazo para llevarlo a la pista.
Enzo registró como Paulo se reía y agarraba él a Enzo para ir hacia donde estaban los chicos, para bailar en rondita un rato. Cristian, Paulo y Nicolás tenían novias, así que Enzo suponía que lo único que iban a hacer era tomar y cagarse de risa un rato. Por su parte, él usualmente ya andaría buscando alguna mina para chamuyar, dejando a Juli con los demás. Pero no podría hacer eso aquella noche aunque le pagaran. No solo porque simplemente no estaba interesado, sino también porque existía la posibilidad de que Julián estuviera interesado en Licha.
Ganas de bailar era lo que menos tenía, pero aún así hizo el esfuerzo para ubicarse al lado de Juli en la rondita. No podía dejar de mirar a Licha, que se reía y se movía al ritmo de la música, ignorando las ganas que tenía de cagarlo a piñas solo por osar ser lindo en frente de Julián.
A todo eso que no había querido darle nombre lo estaba carcomiendo por dentro, sentía que lo ahogaba. Ya no daba más después de tanto tiempo negando lo que su propia mente le decía a gritos, forzándose a mirar para otro lado cuando estaba con el dueño de esa mirada que lo volvía loco. Estaba cansado de regularse todo el tiempo de forma automática para evitar que los demás se dieran cuenta de lo mucho que quería estar más cerca de su mejor amigo. Frente a sus amigos, para que no notaran que los brazos en los hombros y las bromas de tirarse onda eran más importantes de lo que parecían. Frente a sus familias, a quienes Enzo mentía cuando se juntaba con Julián para que no se dieran cuenta de que realmente era sospechosa la cantidad de tiempo que estaban juntos.
Frente al mismo Julián, quien lo conocía más que nadie en el mundo y aún así no pudo ver una parte tan fundamental de Enzo. No lo podía culpar, después de todo, le tomó mucho tiempo, inseguridad y celos poder darse cuenta él mismo.
Estaba enamorado de Julián, con locura y urgencia, con vergüenza y miedo. Pero ya nada más importaba, esa confirmación de su corazón latiendo desbocado ante el pensamiento le dijo todo lo que necesitaba saber. Si tenía a Julián a su lado, no importaba lo que pudieran decir los demás.
Era consciente de que estaba parado como un pelotudo entre medio de toda la gente, más aún cuando se giró y vio a Nicolás mirándolo con el ceño fruncido. Pero no le importaba, ya, porque Licha le estaba diciendo algo en el oído a Julián y se alejó solo lo suficiente para mirarlo a los ojos y compartir una sonrisa.
Le invadieron tremendas ganas de agarrar a Julián y llevárselo lejos, donde tuviera que estar con él y solo con él.
Tomó un sorbo grande de su bebida hasta terminar el vaso y se lo pasó a Cristian, quien lo aceptó con una mirada de confusión. Haciendo caso omiso, agarró a su mejor amigo separándolo del más alto y se lo llevó hasta la puerta de salida. Estaba harto.
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(juli es gay y enzo la pasa mal)
Hayran KurguEnzo andaba medio molesto con el hecho de que Julián sea gay, pero no por la razón que cualquiera creería.