CAPÍTULO ONCE

410 33 0
                                    

Alyson

— Yo...

— Aly, no es necesario. — Murmuraba James hacia mí.

— Si, lo es... escuchen hay algo que no les estamos contando. James, él y yo...

— Pronto planearemos una boda — interrumpió

Los asombros de todos se hicieron presentes, y la bulla de nuestras madres sonó en alto.

¿Que carajo, James?

Esto no puede ser cierto, por favor no lo dijo.

— ¡Por Dios! Es un gusto, chicos, sabíamos que lo harían tarde o temprano. Aún recuerdo cuando Erin vino a decirme que se casaría, grite como loca y juré que cuando tuviéramos hijos algún día terminarían juntos. Henos aquí.

— Ya basta señoras, no es para tanto, aún no es seguro de igual manera.

— ¿Pero que dices niña? Hay que empezar a organizar todo ¡Ahh! esto es muy emocionante. Voy por una botella. — una Celia efusiva hablaba caminando hacia el mini bar.

Todos en casa estaban celebrando la "boda-no boda" que según ellos pronto llegaría.
Maldita seas James Harper, ahora si lo jodiste más.
Ya no puedo con esta farsa.

Estaba alterada, enfadada tal vez, no lo sé. Era un revuelo de emociones que inundaban mi cabeza.

Casarse. No.

He llevado demasiado a fondo esto, simplemente no puedo permitir que todos se hagan ilusiones sobre que haremos una vida felices y contentos. Esto. No.

Tomando a James de la mano lo guío hasta la cocina, arrinconándolo en la más profunda esquina.

— Idiota, James. Eres un idiota ¿Cómo mierda se supone llevaremos esta farsa? De verdad, James, no has pensado bien esto, sabes que puede terminar mal.

— Aly tiene razón, James. Aunque ambos no han pensado bien esto. — aportó Chris a la conversación dejando al ojiverde pasmado.

— ¿Tú lo sabías? — apuntó a la morocha. — ¿cómo es posible?

— Eso no importa ahora, James. Lo que importa es que tenemos que planear como sacarlos de este embrollo porque el día en que mamá y nina se enteren de esta farsa, nos matarán a los tres. — apuntó muy seria hacia nosotros.

— ¿De que farsa estás hablando, Christine? ¿Por qué habríamos de matarlos?

¡Ay mierda!

[...]

Los tres nos encontrábamos sentados en la sala, siendo interrogados por ambas madres.

Por favor Dios, ayúdame en esto, aún no es tiempo de irme contigo.

— ¿Hay algo que quieran explicar?

Permanecíamos en silencio y cabizbajos.

— Bien, si ustedes no hablan nos quedaremos aquí el tiempo o los días que sean necesarios. Podemos ser muy persistentes cuando queremos.

¿No, en serio?

— Mamá, esta intervención no es necesaria, eran temas sin sentido. 

— Tú, silencio Christine. Estás de su lado y los defenderás ¿a caso tú también sabes qué es lo que ocultan, Chloe? — preguntó Celia entrecerrando sus ojos con acusación.

Negó ante su pregunta.

En verdad que cuando quieren ellas pueden hostigarte con preguntas.
¿Que se supone haremos ahora? Solo nos queda decir la verdad.

Un cliché de navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora