🪐 𝐋𝐄𝐀𝐋𝐓𝐀𝐃 𝐀𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑 | Aemond no va a Bastión de Tormentas después de la coronación de Aegon II, por el contrario acude a Rocadragón a jurar su lealtad hacia Rhaenyra por una sola persona.
Lucerys Velaryon.
O donde Aemond ama demasiado a...
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« Rey y Soldado »
La mañana en Dragonstone fue agitada, las banderas hondeando gracias al viento y el dragón de tres cabezas en lo alto con orgullo y poder. Los barcos estaban llenos de soldados tantos Targaryen como Stark.
Las flotas hondearon, y los hombros abordó acomodando espadas y escudos alzaron la vista a los cielos despejados, el poderoso rugir de Vaghar como una canto de guerra resonando y asustando a todo mortal en un escalofrío frío. Sea quien haya molestado despertando la furia del dragón y Príncipe Aemond Targaryen. Estaba acabado.
Jacaerys observaba desde la lejanía, con el trozo de papel enviado esa mañana contra su pecho, apretandolo tan fuerte que sus nudillos blancos se teñiron. "El Bastardo Lucerys Strong será paseado por la ciudad, a pies descalzos, recibiendo y urgando en los pecados cometidos, por su madre. La usurpadora. " Decía el papel y firmado por Otto Hightower y el Gran Septo.
...
—¿Quién hizo llegar ese mensaje? —Preguntó Joffrey, de pie con una mano sobre su torso y la otra apoyada en la comoda.
Daeron frente a él, con la misma armadura con la llegó puesta, guardo su espada en su costado y giró. —Fue un cuervo, además de haber traído otro mensaje que fue también enviado a otras casas. —Dijo acercándose con sus dedos tomando el mentón de su sobrino y mirarlo de frente.
—¿Que decía el otro mensaje?
—Que las familias que deseen hacer un paso al costado al conflicto familiar, serán perdonadas...y más palabrería sin sentido.
Joffrey junto sus labios apretando bajando su mirada por unos segundos antes de que su rostro fuera alzado de nuevo.
—Joffrey.
—¿De verdad tienes que ir? Puedes buscar otro plan, más sencillo y que no involucre tu vida.—Mascullo las palabras con pesar, con el brillo apagado en sus ojos y sus manos aferrándose a los brazos de su Tío. —Déjame ayudarte. De seguro..
—No. —Daeron negó, subiendo sus manos por las mejillas y tirando cabellos detrás de la oreja de Joffrey. —Te quedas aquí. Nos veremos luego. —Finalizó y selló sus palabras con un besó en la frente.
Luego sólo se alejo, pisadas rápidas como si escapará de la necesidad de voltear, no lo haría. Solo conseguirá ver ojos oscuros tristes y eso era lo que menos quería.
Tan rápido se alejó que al llegar donde su dragona suspiro aliviado, pasando sus manos por las escamas y lomo de esta ante de subirse. Dio una rápida mirada atrás y luego sólo se elevó en los cielos. Volando más rápido y lejos del único lugar donde se sentía el mismo.
...
Lucerys quería abrazar a su hermano, detener su llanto estrujandolo contra su pecho pero los brazos que lo tomaban eran más fuertes que el.