01. Whispers In The Dark

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Rhaenyra había vivido siempre una buena vida, era la única hija que sus padres habían podido traer al mundo y la amaban, su madre era la Omega más amable de los siete reinos y su padre un Alfa tranquilo que además era el Rey de los Siete Reinos por decreto real de su fallecido tío. Al ser ella su única descendiente fue nombrada cómo la heredera de su padre a los diez años, cuando su madre perdió algunos embarazos más después de su nacimiento y fue revelado su sub género Alfa.

En su casa la tradición dictaba que el rey y los herederos al trono eran los únicos facultados por los Dioses para casarse con más de una persona, ellos podían tener a una esposa principal, quien asumiría el cargo de reina, una secundaria que le seguiría en estatus, una concubina oficial y otras de primer, segundo, tercer y cuarto rango. En resumen cualquiera que se sentara en el trono o fuera reconocido como heredero oficial podría tomar cuántas parejas deseara sin importar su género, rango o ascendencia.

Aemma, su madre, era la esposa principal del rey y la única pareja de este, Viserys jamás aceptó tomar a ninguna otra persona además de la dama Arryn, él le fue fiel desde el día en el que fueron comprometidos y jamás pudo ver a nadie más como lo hacía con ella.

Es por eso que el Rey no tuvo más hijos a pesar de los constantes comentarios y sugerencias del Consejo para tomar una esposa secundaria o una concubina que le diera un varón que sucediera el trono, Viserys jamás les hizo caso y se encargó de que Rhaneyra fuera educada para gobernar y ser perfecta, era una jovencita vivaz y avispada, tan inteligente como hermosa. Había crecido al lado de Alicent Hightower, la hija de la Mano del Rey, una Omega de alta cuna además de una de las doncellas más bonitas de la corte.

Ellas eran inseparables, paseaban por todos lados con los brazos entrelazados, se recostaban en la sombra del árbol Weirwood a leer o conversar, soñando con poder pasar toda su vida juntas disfrutando la compañía de la otra. Nadie creyó que fuera extraño, ambas eran jovencitas nobles pero aún así no se dejó nada al azar, pues la razón por la que Alicent había sido empujada a hacerse cercana a la Princesa heredera recaía en el interés de su padre porque algún día se unieran como Alfa y Omega, así su hija sería reina consorte y el principe hermano del rey no tendría oportunidad de tomar ese lugar.

Después de todo no había alma en la corte que no conociera lo cercanos que eran tío y sobrina, además, con las tradiciones endogámicas de la familia real no sería raro que fueran comprometidos para mantener la pureza de sangre. Rhaenyra adoraba a su amiga tanto como a su tío, a la primera con un cariño dulce, protección y anhelo corriendo bajo su piel gracias a los instintos de su naturaleza. Para Daemon era más admiración y seguridad lo que sentía a su lado, eso y la ardiente fuerza que ambos compartían.

Independientemente de todo eso, al alcanzar la plena juventud Rhaenyra comenzó a anhelar de manera más pasional a su amiga, sabía que ella la correspondía y las promesas de matrimonio, hijos y una vida juntas no se hizo esperar, la Princesa era la mujer más hermosa del reino, una Alfa de sangre Targaryen que cualquier Omega desearía, Alicent se sentía la más afortunada del reino cuando la muchacha la observaba con amor y deseo al besarse a escondidas o sentía las bellas y fuertes manos de la heredera apretar su cintura.

Por supuesto siempre hay una tragedia que viene a arrasar con toda la paz que habían experimentado.


Cuando la Princesa tenía solo quince años se celebró un torneo en honor al nacimiento de su hermano Baelor, ahí fue coronada como la reina de la belleza y el amor por Criston Cole, el guardia real que ella había favorecido para la protección de la familia real. Ese mismo día su madre entró en labor de parto, las cosas se complicaron y ambas vidas se perdieron.

Cuando la reina Aemma murió la princesa quedó desconsolada, su adorada madre, la mujer que más había amado en la vida había muerto al dar a luz a su hermano, quien también falleció al no poder ser extraído del cuerpo de la Omega. La mañana siguiente Rhaenyra se vio forzada a pararse frente a la pira funeraria y darle la orden a su dragona para incendiar los cuerpos sin vida de sus seres queridos, todo mientras su destrozado padre le tomaba la mano con la mirada perdida.

Cuando aquello terminó Daemon la consoló con un abrazo, él no hacía eso muy seguido pero ella sabía que también sufría por la muerte de la reina, después de todo Aemma también fue una figura materna para él pues apenas y era ocho años mayor que Rhaenyra. Las siguientes semanas fueron las más lúgubres que el Red Keep haya vivido, el Rey y la Princesa apenas y salían de sus habitaciones, Daemon dejó la capital para encerrarse en Dragonstone y nadie en la corte se atrevía a interrumpir el duelo de la familia real.

Alicent era la única que podía entrar a las habitaciones de la Princesa además de los sirvientes, la Omega pasaba horas acunando el rostro de la rubia contra su pecho, acariciando su espalda y cabello mientras le repetía que su madre la había amado más que a nada, que debía ser fuerte por ella y que siempre estaría ahí, dentro de sus memorias.

Con el paso del tiempo la situación fue mejorando paulatinamente, Rhaneyra visitó a su padre con más frecuencia hasta hacerlo salir de su dolor y afrontar sus deberes reales, pronto ambos estuvieron de vuelta en las reuniones del consejo.

Los problemas por supuesto no se hicieron esperar, había muchas personas que dudaban de la posición de heredera de la Princesa, Daemon comenzaba a tomar mala fama gracias a sus radicales métodos para controlar la seguridad de Kings Landing y el Cangrejero comenzaba a causar problemas lo suficientemente serios como para ser mencionados en la Sala por Lord Corlys, el señor de High Tide.

El agotado rey ordenó que la Princesa tomara un puesto oficial en su mesa del consejo además de comenzar con los preparativos para una ceremonia donde todos los Lords tendrirán que reconocerla como la única heredera de su padre, mientras que aplazó el tema del Cangrejero por consejo de su Mano y solo se le ofrecieron a Lord Velaryon algunas embarcaciones más como compensación temporal.

Las siguientes semanas estuvieron plagadas de preparativos para la llegada de todos los grandes Lords y Damas de los Siete Reinos que vendrían a jurar lealtad a su futura Reina. Rhaneyra fue bombardeada con todo tipo de pruebas y arreglos para hacerla lucier como la Princesa dragón que era, repasando los nombres de todas las personas importantes del reino, desde las casas principales hasta las más pequeñas.

El día prometido Rhaenyra Targaryen fue reafirmada cómo la heredera del Rey Viserys Targaryen, ataviada con un exquisito vestido bordado con oro en los tonos de su casa, con un tocado enjollado, aretes y collar que dejaban ver su estatus superior ante las demás casas. Para ese entonces ella tenía quince y ya era conocida como "la delicia del reino", una belleza inigualable en todo Westeros, con su cabello plateado cómo oro blanco líquido y rostro perfecto, piel pálida y ojos morados, belleza valyria en todo su esplendor, además de ser una Alfa con un embriagador aroma a vainilla y fuego, un contraste entre su delicada belleza y la inherente fuerza de la sangre del dragón en sus venas.

Todo Lord y Dama se arrodilló ante ella, jurando lealtad a su futuro reclamo.




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