02. Traitor

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En las fiestas de celebración cada Omega, Alfa y Beta disponibles en el reino comenzaron a mostrar su interés abierto por la Delicia del Reino, todos querían unirse a ella y al ser la heredera oficial podía elegir a todos cuantos deseara para desposarlos, incluso si fueran puestos como concubinas de cuarto rango el poder y estatus de su casa se elevaría, los herederos podrían desposarse con la futura reina y así sus hijos tendrían sangre Valyria, estatus y, con suerte, un dragón para su propio gobierno.

Después de todo según las leyes cualquier heredero tiene la posibilidad de tomar a un hombre en su harén y él no perdería su puesto ni rango, podría continuar con su gobierno a la par de su estatus de casado, su descendecia lograría heredar su propia casa y apellido con el gran extra de ser familia directa de la casa real.

Fue ahí cuando Alicent notó su desventaja ante muchos de esos Lords y Damas, ella tenía el apellido Hightower pero no heredaría nada, era la hija de un segundo hijo, su padre no tiene tierras ni propiedades, solo su puesto como Mano. En cambio hay herederos de grandes casas como Lannister, Tully o Baratheon que bien y podrían convertirse en futuro rey consorte, ella tendría suerte si pudiera ser de la parte inferior del harén.

El miedo y las inseguridades comenzaron a corroerla, con su padre susurrándole al oído y los murmullos de la corte ella sentía que nunca podría estar al lado de su amada. Además, con las nuevas obligaciones de Rhaenyra en el consejo el tiempo compartido se había reducido radicalmente, dándole espacio a sus pensamientos negativos para crecer y enraizarse mientras su padre le ordenaba ir a consolar al rey a sus habitaciones por la noche.

Ella no quería, cada noche mientras conversaba con el hombre no hacía más que desear la compañía de la Alfa pero no podía desobedecer a su padre, así que tragándose su dolor se puso los viejos vestidos de su madre, prendas inapropiadas para una dama soltera, mientras entraba a las alcobas de un hombre viudo para soltar su dulce aroma a gardenias e intentar ganarse su favor.

Rhaenyra estaba demasiado ocupada lidiando con los problemas del reino que su padre le había encomendado, así como apoyando la causa de Lord Corlys contra el Cangrejero, disponiendo de tropas y embarcaciones para la inminente batalla así como la ayuda de su tío Daemon y Caraxes en la próxima lucha.






Los meses continuaron corriendo, Alicent veía a Rhaenyra algunos momentos en el día, se besaban, la escuchaba decir cuánto la quería y después se despedían para que fuera a lidiar con sus responsabilidades, la Omega se escabullía al ala del padre de su amada con sutiles seducciones hasta que una noche, cuando el Rey estaba demasiado alcoholizado, pasó lo impensable y terminaron en su cama, él pronunciando el nombre de su difunta esposa y ella cerrando los ojos para imaginar la delicada figura de Rhaenyra sobre su cuerpo.

A la mañana siguiente la pelirroja se paró tras su padre en la sala del Consejo, vistiendo el mismo vestido verde de su madre muerta con el que se deshonró mientras escuchaba al Rey que con voz culpable anunciaba su próximo matrimonio con Alicent Hightower para deleite de su padre. Ella vio como el rostro de Rhaenyra se deformaba por el dolor y la traición, con sus ojos llenándose de lágrimas que no derramó mientras su rostro se endurecía, negándose a rebajarse por alguien que la engañó de la manera más vil.

Esa misma noche su padre le informó que la Princesa marcharía junto a su tío a Driftmark para preparar el ataque en Los Peldaños de Piedra, una manera sutil de negarse a presenciar la apresurada boda de su padre y su antigua amante, Rhaenyra salió la mañana siguiente montando a Syrax junto a Criston Cole, su espada jurada, mientras Daemon la seguía de cerca en Caraxes.

La boda se llevó a cabo una semana después del anuncio, fue una ceremonia hermosa pero nada comparado a lo que se esperaría de el matrimonio de un rey, además de eso Viserys Targaryen no la estaba tomando como su esposa principal y reina, él la hacía cruzar el umbral en el rango de Segunda Esposa, apenas una reina consorte a falta de una primera esposa.

Y así, mientras las semanas pasaban y ella recibía la noticia de que esperaba un hijo del Rey, también se enteraba que Rhaenyra había decidido ir a pelear junto su tío Daemon, Lord Corlys y su primo Laenor a los Peldaños, ignorando las órdenes de su padre de volver a casa.








La batalla avanzaba rápido con la ayuda que la corona había proporcionado y el dragón extra de la princesa, pronto la delicia del reino también sería conocida por su fiereza y maestría como jinete de Dragón, arrasando con la gente del Cangrejero con el fuego de su Dragón junto a su tío y primo.

Aegon II nació una triste noche de verano, la reina no tuvo más apoyo y compañía que los maestres y criadas del Red Keep mientras gritaba de dolor, añorando la compañía de alguien que ella misma había alejado. Cuando el pequeño bebé fue puesto en sus brazos y vio las escazas hebras platinadas en su cabeza deseó que ese niño no fuera hijo de su padre, soñando que en otra vida ese bebé sería el fruto de ella y su amada Princesa y no solo un medio para su padre de conseguir poder.

No pudo sentir ese amor especial, la unión con su cachorro era casi nula y no soportaba tenerlo cerca más de lo estrictamente necesario, ese bebé le recordaba sus pecados y las razones de su desdicha, así que lo dejaba al cuidado de las nodrizas para pasar todo el día rezando en el Septo.

Escuchó como el Rey despotricaba por la desobediencia de su hija, quién estaba en batalla cumpliendo su décimo sexto cumpleaños en lugar de ahí en la corte, dónde pertenecía.

Viserys pasaba tiempo con su hijo, lo suficiente para no ser considerado un padre ausente pero no tanto como para hacerle saber al pueblo que favorecía a su primogénito varón, el hombre prefería estar en el consejo o pasar tiempo trabajando en su representación de la Antigua Valyria mientras pensaba en su amada hija. Él ignoraba las voces que le sugerían disfrazádamente el cambiar la posición de heredero para favorecer al nuevo varón, amenazando a cualquiera que tentara demasiado a su suerte sugiriendo tal cosa, después de todo Rhaenyra no solo era su hija mayor, sino la única que tuvo con su amada primera y esposa y por rango, cualquier hijo de la segunda sería inferior a ella independientemente de su género o sub género.

En el primer onomástico del príncipe Aegon se celebró una cacería real, ahí un idiota demasiado borracho sugirió abiertamente que la Princesa no era adecuada para gobernar pues ni siquiera podía seguir la etiqueta de una dama para quedarse en casa y en lugar de eso peleaba una guerra. El Rey estalló en cólera y destituyó al pobre incauto mientras le gritaba a todos los presentes que su hija era una Alfa pura de la casa Targaryen, el fuego corría en sus venas, ella era la más digna de las herederas al defender los Reinos con sus propias manos en lugar de esconderse en un castillo como todos los Lords que tanto la juzgaban.

En silencio, Alicent no pudo estar más de acuerdo aún cuando su padre hacía una mueca de desaprobación.

No fue hasta un año después en el que la heredera por fin regresó, la batalla de Los Peldaños de Piedra terminó, Daemon había cortado la cabeza del Cangrejero y ahora todos regresaban a casa, Daemon y Rhaenyra entraron con coronas de palo y cuerda sobre sus cabezas, habían sido coronados reyes del Mar Angosto por la gente que peleó junto a ellos, Criston venía a sus espaldas, tan imponente y orgulloso de su Princesa cómo siempre.

Ahí en la sala del trono los principes entregaron sus coronas e hincaron sus rodillas frente al rey, ataviados con armaduras sobre sus trajes de montar. Viserys expresó su descontento ante la falta de obediencia de su hija y la irresponsabilidad de su hermano al permitirle a su sobrina pelear en batalla, también les dio su agradecimiento y después de las formalidades atrajo a su amada hija a un largo abrazo mientras besaba su cabeza y le pedía no volver a preocuparlo de esa manera, estrechó también a su hermano y pronto una gran celebración en honor a la victoria tuvo lugar dentro del Red Keep.

Alicent observó todo con ojos esperanzados, siempre intentado captar la atención de la rubia pero sin conseguir nada más que cortas miradas superficiales sín una pizca de afecto, en lugar de eso un destello de tristeza se reflejó en los amatistas al ver su abultado vientre de ocho meses. Compartieron palabras frívolas, ella demasiado avergonzada por sus faltas pasadas y Rhaenyra demasiado dolida y orgullosa para intentar decir algo además de unas cuantas frases educadas a la nueva esposa de su padre.

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