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Vivir otra vida era complicado, eso pensaba Seungmin. 

Al escuchar la advertencia de parte del pecoso, Seungmin optó por hacerle caso. Después de todo por ahora era el único en quien confiaba. No dijo ni preguntó nada más, incluso si tenía más dudas que respuestas. Al terminar de conversar tuvo que salir corriendo porque llegaba tarde a su club de lectura, se preguntaba si los libros que leyó en su anterior vida se encontraban en ese mundo de fantasía. Si fuese así, se alegraba haber leído un montón de esos y descartar la socialización por ello. Cruzaba los dedos antes de entrar en la biblioteca, que conoció gracias a las leves indicaciones que vió en las paredes.

Entró al lugar en búsqueda de un grupo de gente, si se tratase de un club habría un grupo sentado por cualquier lugar dentro. Camino un poco mientras paseaba por el enorme recinto, pasando por las grandes murallas de libros viéndolo majestuoso por el brillo de los foquitos en cada esquina de los estantes. Siempre había soñado con tener su propio estante repleto de libros, el dinero imposibilitó esa meta y ahora viendo todo, Seungmin encontró su nuevo lugar favorito. Al dejar de observar con pasión cada cosa, notó que había llegado al grupo. No por nada había un cartel grande colgando del techo diciendo "Club de lectura".

Mira por leves segundos esa parte del lugar para contar la cantidad de estudiantes mientras busca un lugar, por lo mucho hay veinte estudiantes, contando a su persona. Y a lo lejos pudo deslumbrar un asiento vació, decidiendo caminar rápido para que nadie le ocupe el puesto. 

Satisfecho, se sienta y espera. No está con ganas de conocer a nadie por ahora, con Felix de amigo bastaba. Además de reconocer el rostro de los protagonistas, claro. Pero eso no lo detiene de observar los rostros de los que estaban sentados a su lado, tal vez alguno le puede ayudar explicando un poco qué libro tocaba leer, Seungmin no sabía ese pequeño gran detalle.

Tal vez debería salir de ese club y quedarse en el de baloncesto, pero una desventaja era que no le gustaba el ejercicio. Le creció una interrogante más. ¿Libros o ejercicios?

Sus ojos se posaron en una cabellera rubia, sintiendo que la reconocía de algún lugar. Era imposible porque ahí dentro no conocía prácticamente a nadie. Movía un poco la cabeza para intentar ver el dueño de la misma, difícil viendo que se encontraba a dos asientos delante de él pero a uno en su derecha. Al parecer el rubio noto su mirada, porque volteo hacia atrás encontrándose con los ojos sorprendidos de Seungmin. 

El chico del baño.

Que cliché, piensa.

Seungmin rápidamente retira su mirada del rubio para centrarse en la voz que interrumpe el incómodo momento, proviniendo del profesor. 

-Buenas tardes, queridos lectores- saluda con un leve tono de entusiasmo. Seungmin queria reir al ver la fea vestimenta del señor, causándole hasta cierta ternura- Como bien dijimos la anterior clase. El día de hoy comenzaremos con un nuevo libro de horror, este se llama "Daniel y su vida". Supongo que todos tienen en sus manos.

No, no lo tenía.

Seungmin se paniquea al ver que la mayoría comenzó a sacar un grueso libro de color rojo oscuro con el título dicho. Inexplicablemente su mirada se posa en el rubio, quien también sostiene el libro en su regazo. 

¿Qué podría hacer? Fingir demencia o retirarse lentamente del lugar, se preguntó. Unos segundos bastaron para que tomase la segunda opción, era la más segura ya que se encontraba lejos de los ojos del profesor y de los demás. Así que cumpliendo su palabra, Seungmin agarra sus cosas mientras lentamente se va levantando del lugar.

-¡Oh, Joven Min! ¿Se le ofrece algo?- pregunta el profesor.

Demonios.

Su mirada se va moviendo en todo el lugar, buscando alguna excusa, notando que todos lo están mirando. También el rubio. No encontrando ninguna opta por sacar sus mejores dotes actorales, los mismo que le funcionaron en su escuela.

Me metí en mi libro favorito (Chanmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora